En el conversatorio Una agenda periodística sin lugar para tabús, en el que participaron Carolina Sanín, Matador, Mauricio Albarracín Caballero y Mauricio Saenz, el caricaturista soltó un desafortunado comentario “A mí una modelo me trató de violar”, que provocó la explicable reacción de la escritora Carolina Sanín, que ya había sido ofendida por un miembro del público que la mandó a callar por su “feminismo trasnochado”.
Sanín aprovechó la ocasión para explicar, en su cuenta de Facebook, su posición:
“Lo más insultante del intercambio de hoy en la FILBO no fue que un miembro del público me mandara callar por lo que llamó mi "feminismo trasnochado". Lo más insultante ocurrió cuando, después de que yo hablara del desagrado que produce en el público hablar sobre sexismo y exponer una posición feminista, y justo después de que mencionara la violencia contra las mujeres, y la violación de mujeres, el caricaturista Matador salió con la perla (que a él le parecía chiste): "A mí una vez una modelo me trató de violar". Hay que ver el nerviosismo que produce que una mujer hable en este país. Obliga o a decirle "cállese" o a la broma compulsiva, a la exhibición de desdén, a la minimización. Y sí, sí se puede hacer un chiste sobre cualquier cosa, hasta sobre la violación, pero debe tener gracia y tener contenido; debe, de alguna manera, revelar un sentido (o poner en evidencia el sinsentido). Y tiene que ser dicho cuando es. Un humorista debe tener sentido de oportunidad y construir sus chistes con ingenio. Un chiste siempre tiene que valer la pena. Y para que un chiste sobre una pena tan extrema como una violación sea aceptable tiene que valer extremadamente la pena. Chabacanería no es automáticamente humor, aunque en este país de cuentachistes y gracejos en las paredes de las fondas paisas nos hayan dicho que sí”