Santiago Soto, actor, escenógrafo, ebanista y pintor colombiano que recientemente expuso en la Galería de la Aduana de Barranquilla su serie de retratos en homenaje a la belleza negra africana y afroamericana bajo el título de Afroditas,casi como el título de aquel famoso tema de jazz de Kenny Dorham de la era del bop, que nos remite además a deliciosas aventuras eróticas del mundo clásico,ha decidido entrar al asunto de la pintura en serio, asumiendo como tema el de la belleza de la mujer negra.
Visto de manera desprevenida sus negras pertenecen, sin duda, a ese tipo de mujeres de hoy que podría decirse están recogidas bajo las banderas culturales y sociales de la new africanwomen: bellas, profesionales, pintoras, concertistas, escritoras, poetas, artesanas, lideresas, ejecutivas, gestoras sociales, modelos sofisticadas, periodistas importantes, o mujeres comunes y corrientes, que hoy por hoy conforman una nueva tribu planetaria, un gremio que tiene circulando una nueva corriente de opinión y pensamiento a través del mundo: la de que su belleza, orgullo, valentía e inteligencia están por encima de las miserias de los gobiernos y los países: en Sudáfrica, en Ghana, en Nigeria, en Etiopía, en el Congo, en Estados Unidos, en Francia, en Cuba, Rep. Dominicana, Martinica o Colombia.
Así ha sido y los resultados estéticos han demostrado el acierto de una buena decisión artística. Llama la atención de sus cuadros, además del hallazgo de un rostro y una actitud que sorprenden, agradan e intrigan, la clara intención de no caer en la sensualización fácil que viene de mostrar la voluptuosidad de unos senos, de una boca húmeda o de la agresiva sexualidad negra de un fondillo. No. Este pintor, que compone cada figura buscando en el lienzo rincones imposibles, prefiere detenerse en la particularidad de un ángulo en un rostro; en la curiosidad e inteligencia de una mirada; en el misterio de una sonrisa inesperada; en el prodigio de un peinado ancestral; o en las vueltas de un turbante colorido que trae recónditos mensajes del pasado.
Por otra parte, es bien interesante la manera en que Soto representa pictóricamente en sus personajes femeninos el concepto étnica y culturalmente conflictuado de negritud, acudiendo a una treta cromática que convierte toda piel negra en azul, logrando con ello remitirnos a un extremo colorístico de lo negro, que es el azabache, y que indudablemente, como en las Maríamulatas del Caribe colombiano, con la luz del sol muestran sus visos tornasolados de azules imposibles.
¿Acercar sus pieles negras al azul,
no es acaso llevarlas a esa blue note,
que es la sufrida espiritualidad del jazz que es el blues?
Pero acaso, poéticamente, ¿acercar sus pieles negras al azul, y simbolizarlas allí, no es acaso llevarlas también a ese momento negro, a esa blue note, que es desde luego la sufrida espiritualidad del jazz que es el blues?
No sé si nuestro pintor es consciente de todas estas posibilidades semánticas de su pintura. En todo caso, con ello desafía el lugar común del discurso hegemónico relativo a la sexualidad de las mujeres negras y mestizas que se ha legitimado en nuestras sociedades patriarcales, reduciéndolas a un objeto de deseo; en lo que, al decir de la escritora norteamericana Bell Hooks,las “representaciones de los cuerpos femeninos negros en la cultura popular raras veces subvierten o critican las imágenes de la sexualidad femenina negra que eran parte del aparato cultural del racismo del siglo XIX y que todavía hoy modela las percepciones”.
Afroditas, este coro colorido de negras hermosas concebido por el pintor Santiago Soto, no se expresa por tanto en una iconografía inocente que muestra rostros simplemente bellos felices, tristes o enigmáticos; son mujeres de hoy inscritas en las dinámicas múltiples del mundo contemporáneo que experimentan los nuevos procesos de representación que mueve un mundo transnacional y globalizado en el que la imagen de la mujer es un preciado patrimonio. Y allí viven y luchan.
Al decir de la antropóloga colombiana Vanessa Ortiz en su trabajo sobre modelos hegemónicos, subalternos y alternativos: una perspectiva étnico-racial de raza y género: “…Podríamos sugerir, entonces, que se está produciendo una resignificación de los patrones de belleza o de los valores estéticos debido a los valores transnacionales difundidos por los medios de comunicación, principalmente, en la actual cultura capitalista. Así, pues, lo alternativo surge como posibilidad histórica en la contemporaneidad, gracias al multiculturalismo global, la transnacionalización de las culturas y el capitalismo, que usan la diversidad para ampliar la oferta comercial. La heterogeneidad y lo particular se reivindican, agenciando una mayor equidad social”.
A estos y otros temas nos lleva, moviendo en distintos sentidos la cabeza, la belleza negra de las Afroditasdel pintor colombiano Santiago Soto.