Una casa de papel. Eso es lo único que tienen 15 adultos mayores por medio de una carta-cheque y una tutela que cargan debajo del brazo y que ruegan a Dios que les dé vida y esperanza para lograr disfrutar una casita de interés social que el actual gobernador del Guaviare, Octaviano Rivera, les prometió entregar y aún no cumple, cuando ya no puede con el sol a sus espaldas, por que se aproxima el final de su período de gobierno.
Sigifredo Sarmiento Peñalosa, un adulto mayor de 76 años, vive en una humilde habitación en San José del Guaviare y tiene como único medio la venta de helados con el cual se rebusca unas monedas para comer y hacerle el quite al hambre.
La voz de este noble ciudadano no se cansa de luchar y suplicar al gobernador que cumpla, que termine de construir las viviendas de interés social, urbanización denominada "Bicentenario Uno y Dos", pero no ha válido nada para que su sueño se realice.
La respuesta del gobernante son tibias, no satisfacen a los adultos que tiene un derecho dentro del programa habitacional que prometió reiniciar en junio con las obras, y solo imperan los " peros" que colmaron la paciencia del señor Sigefredo.
Sigifredo decidió entablar una acción de tutela junto con otras 14 personas de su misma edad en el juzgado promiscuo del circuito, quien falló a favor de Sarmiento Peñalosa y su grupo.
Pero qué ironía, esta decisión tampoco ha surtido efecto, porque ahora carga debajo del brazo la carta cheque y el fallo de la acción de tutela que promete en vida tener un techo dónde meter la cabeza, al menos, ya que las casas son muy pequeñas e indignas.
La decisión de la tutela falló en contra de la gobernación y el constructor, Asociación de Vivienda Popular "Asoviter", quienes tienen 90 días para continuar con las obras de construcción.
El gobernador del Guaviare, Octaviano Rivera Moncada, se ha reunido en más de cuatro ocasiones sin ningún resultado. Ahora esperan que respete la desicion del juez de la República. Cabe anotar que en esta región a la justicia también le hacen el quite y se burlan de ella.
Mientras tanto, para el caso de Don Sifredo, un anciano que alega su condición de vulnerabilidad por su avanzada edad y máxime cuando es víctima de la violencia, le espera seguir vendiendo sus helados por las calles de San José para comer y poder pagar el arriendo en una destartalada habitación donde faltan servicios públicos y calidad de vida.
