De por sí la palabra "familia" es tergiversada por las vivencias propias, ya que para muchos compatriotas esta la constituye la verraquera, la obstinación y las ganas de salir adelante de una mujer, que por miedo al hombre o pésimas bases morales descargó en ella la responsabilidad de criar, cuidar y proyectar el futuro de sus hijos.
Y dicho modelo aun prevalece, pero con algo más preocupante, la edad inmadura de las niñas que sin un modelo de familia (sea cual sea) sucumbe ante una desenfrenada necesidad de vivencias sexuales sin tomarse el tiempo de visualizarse con un recién nacido, solo en disfrutar tan acalorado momento.
Quedo entreabierta una puerta la cual permitiría la adopción con mayores trabas burocráticas o sensatos pasos para otorgarla. Donde los únicos perdedores serian los miles de niños que nunca pidieron venir a este mundo y fueron dejados al cuidado de un estado poco amoroso. Pero como siempre quienes más titulares y noticias generaron fueron nuestros representantes, esos fanáticos religiosos o homosexuales estigmatizados, pero nunca los niños por quienes dicen estar haciendo las cosas mejor (según ellos).
Respetar los puntos de vista es fundamental, pero refutar los argumentos de otros basándose solo en escrituras bíblicas o antecedentes históricos es desconocer que la humanidad ha evolucionado y que no somos los mismos humanos de 100 años atrás. La tecnología e infinidad de adelantos científicos, nos mostraron nuevas maneras de hacer y ver las cosas.
Somos libres de creer en lo que se nos de la gana, pero es necesario entender que la familia es un entorno lleno de personas que se preocupan por uno y uno por ellos buscando lo mejor basado en sus creencias, rituales y malas experiencias del pasado para no repetirlas.
Abogo por que nuestras familias piensen en su bienestar sin pisotear el de otros, aquí comienza la verdadera sociedad equitativa que todos buscamos.
