El 3 de septiembre de 1934 nace en la ciudad de Barranquilla el reconocido compositor Adolfo Ernesto Echeverría. Además de compositor fue cantante y director de orquestas.
El maestro Echeverría se dio a conocer en la década de los sesenta y setenta en las emisoras Unidas y La Voz de la Costa, cantando rancheras y baladas, y alternando la música con su trabajo de vendedor de ropa.
Transcurrió el tiempo y llega el año 1961. Adolfo Echeverría compone la canción que lo catapultaría a la fama: Las cuatro fiestas, la cual le grabará unos amigos suyos que pertenecían a la orquesta El Cuarteto de Mónaco. Años después, la artista Nury Borras la grabó, y por último la inmortalizo con su voz Diomedes Díaz. Al ser grabada por el Cacique de la Junta, el disco (LP) se vendió como arroz, convirtiéndose en éxito total porque menciona en ella las fiestas más esperadas por los colombianos y barranquilleros: el 8 de diciembre con la noche de las velitas, Navidad, año nuevo y finaliza con el carnaval de la Arenosa.
Desde aquella época hasta nuestros días, Las cuatro fiestas se ha convertido en la canción más sonada en Colombia y ha sido grabada por artistas de otros géneros.
La paloma grabada por Jorge Oñate, Amaneciendo, La niña triste, Hasta que amanezca, Encaríñame, Vamos a beber, Atardeciendo, Gloria Peña, Los gansos de la laguna, Noches de Colombia, La inmaculada y Madre son unas de las 2.800 joyas musicales que ha compuesto el maestro Adolfo Echeverría, con las que año tras año prende las fiestas y rumbas del país.
En 2015 tuve la oportunidad de ir hasta la casa del artista más célebre del país, ubicada en el barrio los Almendros de Soledad, Atlántico, para conocerlo y tomarme una foto con él.
En la puerta de su vivienda me recibe su esposa, la señora Anastasia Arrieta, quien amablemente me hizo seguir hasta la habitación en donde dormía Adolfo. Ahí estaba él, postrado en su cama producto de un desgaste de cadera y columna, luciendo una pantaloneta de color azul y un suéter blanco, y una de sus manos sostenía un radio con el cual a diario escuchaba las noticias. Le hacía preguntas, pero no me respondía con claridad. Procedo a pedirle el favor a una amiga que me tomara una foto con el maestro.
A las diez de la mañana, en la clínica general del norte de Barranquilla, la voz de Adolfo Echeverría se apagó el 4 de diciembre de 2018 por una isquemia cerebral que impedía respirar con normalidad. Según los médicos que lo atendieron el paciente ingresó con agua en los pulmones.
Curiosamente, Adolfo Echeverría parte de este mundo en el mes que lo inspiró a componer la mayoría de sus canciones, que por estos días suenan anunciando la venida de diciembre.