-Estaba en Alemania. En Berlín, Hannover, en la Comarca Renana de Neuss.
-¿Y eso?
-Resulta que es que nosotros estábamos sembrando maicito, piña y también metiendo ganado. Pero los Coreguajes somos un pueblo del bosque. Y a Jericó lo estábamos convirtiendo en un rastrojo.
-¿Lo estábamos?
-Sí, porque ahora es diferente. Vinieron unos alemanes y nos dijeron que si queríamos sembrar cacao orgánico. Que le propusiera a la comunidad y si aceptaban, que ellos nos ayudaban.
-¿Y la comunidad estuvo de acuerdo?
-Claro. Los abuelos estaban preocupados porque los jóvenes ya ni siquiera conocen los animales de los que hablan los mayores. Llevamos apenas 7 meses en el proyecto pero ya la tierra está lista y vamos a empezar la siembra. Y con los técnicos estamos aprendiendo la preparación de los abonos con estiércol, leche, orina; todo sin químicos. También sobre cómo cuidar el suelo con lo que da el bosque, y nos van a enseñar cómo hacer los injertos, la poda, los secaderos.
-Por eso es que andabas en Alemania…
-Correcto. En intercambio de conocimiento. Y viendo lo de la comercialización. Para que nos garanticen la compra con un 30% más de valor, porque va a ser cacao todo orgánico, natural. Cacao anti cambio climáticos (sic)– calentamiento global.
Timoleón Bautista Valencia
Comunidad Coreguaje de Jericó, Caquetá.