Nunca se sabe cómo recordará o juzgará la historia a los hombres que la forjaron y la dilucidaron, cómo recordarán a sus actores… como el filósofo, el historiador, el humanista o el villano. Qué escribirán de ellos, quién de ellos tuvo nobles propósitos y dio luz y gloria a su ciudad, o por lo contrario, quién fue indigno, vil o perverso.
Pero de lo que sí estamos seguros, es de cómo recordará la historia a Álvaro Garzón López, porque su entrañable legado altruista y filantrópico para con Popayán, le permitió a esta ciudad retomar el sitial que se merece en la historia en el contexto nacional y mundial, al ser reconocida mundialmente por dos valiosas distinciones de patrimonio: primero el logro de la “Declaratoria Unesco de las Procesiones de Popayán como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” y segundo el reconocimiento “Popayán, Ciudad Gastronómica de la Red de Ciudades Creativas de la Unesco”.
Y es que tras una delicada enfermedad, el día jueves 13 de diciembre del presente año, a las 9:00 am, fallece en la Clínica La Estancia de la ciudad de Popayán el destacado asesor internacional, benefactor cultural y artista Álvaro Garzón López. Parte a la eternidad, dejando un gran legado a los payaneses. Por ende trataremos de hacer una pequeña reseña de su fructífera vida, obra y logros.
Álvaro Garzón, el artista
Una frase célebre del pintor francés Eugène Delacroix, recordado por su obra maestra La libertad guiando el pueblo, nos permite comprender la verdadera dimensión de la pasión y entrega de Álvaro Garzón en sus obras y proyectos:…"Lo que mueve a los hombres de genio, lo que inspira su trabajo, no son las ideas nuevas, sino la idea obsesiva de que todo lo que han hecho, no es suficiente”. Y es que el ingenio insistente y el virtuosismo, nunca fue suficiente para el Artista, para el Asesor Internacional y para el Benefactor Cultural Álvaro Garzón López.
Hacen falta adjetivos y epítetos para describir a dos grandes personajes de la historia, separados en el tiempo, pero unidos con el hilo invisible del arte, la sensibilidad y la prolijidad; los dos están ligados en lo preciso, lo minucioso, lo exacto, lo justo y lo esmerado en su equilibrio. El primero, uno de los más excepcionales pintores del siglo de oro neerlandés, el pintor Johannes Vermeer Van Delft; y segundo el relevante artista Álvaro Garzón López. Lo excepcional y lo exquisito, se mezclan en los lienzos de estos dos selectos Artistas; la vida cotidiana intimista de tipo poética, lienzos misteriosamente iluminados y lo sutilmente ejecutados con magistrales trazos de precisión, nos dejan entrar en la intimidad de sus obras el pintor Holandés Vermeer y el maestro payanés Álvaro Garzón.
Tanto Vermer como Garzón no pintaron para el mercado del arte, solo pintaron por encargos y para mecenas; lo que conlleva a una colección reducidamente exquisita de ambos artistas, solo para coleccionistas selectos. Esto explica por qué solo se han autenticado 35 de sus obras de Vermeer, cotizadas con los más altos valores. Se destaca en los dos artistas el perfeccionismo, el detalle, la fina atmósfera creada, la maestría en el uso y tratamiento de la luz, además lo minucioso en el detalle, el doblete, los calculados espacios geométricos, el misterio de sus atmósferas, la presencia del simbolismo y el “Voyeur”; ese género tan presente en la época de Vermeer en Holanda, pero a su vez tan íntimamente ligado a las costumbres de la tierra natal de Álvaro Garzón. Ambos muestran un claro dominio de la luz y su género coincide en lo doméstico con tono poético, idílico e inspirador, donde las texturas dan la ilusión de realidad. Los dos artistas encontraron sus mecenas, Vermeer al millonario cervecero Pieter Van Ruijven y Álvaro Garzón al maestro Luis Ángel Rengifo y el diplomático Gabriel Betancourt Mejía.
Álvaro Garzón estudia Bellas Artes, en la Facultad de Humanidades, de la Universidad Nacional de Colombia. Mientras Vermeer tiene un período de formación de seis años, con el Pintor Carel Fabritius, como se exigía en la época en Holanda, para poder ingresar luego en la prestigiosa cofradía de pintores de San Lucas en Delft. Una beca lleva a estudiar Álvaro Garzón en I' Académie Julien de París y de allí a la Academia Bellas Artes de París, más los estudios de grabado con el maestro William Whyte.
Igualmente los dos Pintores, chocaron abruptamente con un conflicto; en el caso de Vermeer la Invasión Francesa a Holanda, que hizo caer a su país en una gran crisis económica, la cual sumió al artista en una desesperación. Por el lado de Álvaro Garzón, el nuevo reinado del arte abstracto, en su época en París, que excluía y descartaba su vocación artística y su pensamiento renacentista; ésta decepción fue el detonante que lo llevó a tomar la determinación de ingresar en el Instituto Internacional de Relaciones Internacionales e Investigaciones, de la Universidad Sorbona de París.
Por el lado de Vermeer su talento le mereció ser reconocido por sus contemporáneos, como lo demuestran los altos cargos ocupados en el selecto Gremio de Pintores en Delft. Por el lado de Álvaro Garzón; su talento lo llevó a ser Secretario General de la Comisión Colombiana de la Unesco y Secretario General del Cerlalc, asesor del Ministerio de Cultura, "Cruz de Belalcázar, en la Orden Payanés Inminente", entre otros.
Y es que la verdadera hermandad, no requiere de lazos de sangre, tanto a Vermeer como a Álvaro Garzón los unió un sublime misterio a sus vidas, existencias donde la armonía, la belleza, la creatividad, el humanismo y el altruismo los acompañaron siempre.
Entrevista al artista, al asesor internacional y al benefactor cultural
¡En la intimidad de su armonioso estudio de pintura, a las afueras de la ciudad de Popayán, un día soleado del mes de diciembre, el maestro Álvaro Garzón, nos recibe para un diálogo sobre su vida y obra, sobre sus proyectos, sobre sus logros profesionales.
José Dueñas: Maestro Álvaro Garzón, háblenos de su niñez y su juventud.
Álvaro Garzón: nací en Popayán hace setenta y siete años, (1939); mi niñez la viví en el bello Municipio de La Vega, Cauca; de donde era oriunda mi Madre Otilia, pueblito lleno de paz y vida natural, que nunca encontré en otra parte del mundo. De la cocina de mi madre, recuerdo el sango, las arepas de maíz y de trigo y las carnes estofadas, cocinadas en olla de barro, con finas hierbas y al fogón con leña. Mi abuelo Laureano López, fue un hacendado Conservador de La Vega; recuerdo a mi Abuelo: “Laureano fue un hombre generoso, dulce y de gran autoridad, vestido de traje de paño”. De mi madre, recuerdo: “era luz, un ángel, con sabiduría en la casa y de un amor infinito a mi padre”. Mi Padre, Miguel Garzón, de Sotará, Cauca y de afiliación política Liberal, pareja que por obvias razones, debió casarse a escondidas. Yo inicie estudios en el Seminario de Popayán, del cual me retiro, quizá por temor a que vistieran de sotana; pero mi abuelo Laureano, me daría una inolvidable lección, en una finca cafetera de La Vega.
J.D.: Maestro Álvaro, recuérdenos su época de universitario y profesor.
A.G.: Terminando el bachillerato, decidí estudiar Bellas Artes; le escribí una carta al pintor y grabador Luis Ángel Rengifo, Profesor de la Universidad Nacional de Colombia, año 1963; con la grata sorpresa que me respondió prontamente: ¡Viaje, de inmediato, porque ya se iniciaron los estudios y su cupo está asegurado! Con las dificultades cotidianas en la capital, el maestro Rengifo me consigue una Beca para estudiar Bellas Artes, yo fui además su asistente y alumno avanzado. También me recuerda la llegada de París, de la crítica de Arte Marta Traba Taín; quien revolucionó la crítica artística en Colombia. La noche de mi graduación, el profesor José Restrepo me entrega un sobre cerrado, que contenía un valioso contenido; el nombramiento como profesor de la Universidad Javeriana. Yo decidí tomar la decisión de aplazar por un año mi beca para estudiar en Italia; iniciando mis labores como profesor de la Universidad Javeriana.
J. D.: Maestro Álvaro, evóquenos de su vida en Europa.
A.G.: Al año siguiente fui a reclamar mi beca para Italia, pues había estudiado fuerte el idioma italiano; con tal extraño destino, que ese año las becas estaban destinadas solo para Francia, así que debí viajar a la ciudad luz. Resuelvo entonces estudiar en la Académie Julian, por insatisfecho, me cambio a la Academia de Artes de París, luego estudió en el taller del grabador inglés William Whyte. Yo había hecho amistad con Alberto Castaño, y él me relacionó con el asesor de la Unesco, Gabriel Betancourt Mejía, y por su consejo me fui a estudiar en el Instituto de Relaciones Internacionales e Investigaciones Diplomáticas, en la Universidad La Sorbona, de París. Ya con la beca finalizada, debí rebuscarme la vida tocando guitarra y cantando con un trío, donde la canción cubana preferida por la audiencia fue siempre Guantanamera, cantándola decenas de veces la misma noche. Esta molestia solo la redimía la buena paga de $200 francos por noche.
Es en el Club Universitario Franco Latinoamericano, donde un funcionario del Consejo Económico de la Presidencia de Francia, me contrata como traductor para unos alcaldes de Galicia, España; luego, por mi buen desempeño, el señor Diomel, me nombró en un cargo en el Consejo Económico.
Después de mi graduación, le escribí una carta de agradecimiento al Ministro de Educación de la época, Gabriel Betancourt Mejía (creador del Icetex, Colciencias, Coldeportes, Icfes), por la orientación y apoyo recibido. Pero la respuesta del ministro fue un tiquete de regreso a Colombia para trabajar en la Fundación de la Oficina de Relaciones Exteriores del Ministerio de educación, para reorganizar la Comisión Colombiana de la Unesco. Años después, en una reunión de Ministros de Educación en Toledo, España, conozco a Luis Carlos Galán Sarmiento, en calidad de ministro de Educación, con solo 26 años, recuerdo su gran calidad humana y gratas anécdotas.
J.D.: ¿Qué nos puede compartir de su paso como funcionario de la sede de la Unesco en París?
A.G.: Es 1985, recibo un contrato como consultor para la Unesco en París, donde debe acoplarme tanto al multiculturalismo de los funcionarios como a los siplomáticos de todo el mundo.
(Recuerda con una gran sonrisa a su secretaria chilena Loreto; a su colega ruso Herguenei, con la anécdota de “los 10 litros de Vodka”; a su compañera congoleña Mariyo y el suceso del rito de la “gallina viva”; a su colega japonés que resultó espía, en fin, decenas de hechos recuerdo con gran claridad).
Fui también Secretario General de la Comisión Colombiana de la Unesco, en Bogotá, después Secretario General del Cerlalc en Bogotá y Consultor de la Unesco.
J. D.: Menciónenos sobre su gran actividad como Senior Consultant.
A.G.: Sí trabajé en París con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); en Argelia y Senegal, en la formulación de políticas nacionales del libro; con el organismo Cerlalc en las políticas nacionales del libro para países latinoamericanos; en el Ministerio de Cultura de Colombia como asesor del despacho del ministro, entre otros.
J. D.: ¿Cuándo, dónde y en qué circunstancia conoce a la madrileña Milagros del Corral Beltrán (filósofa de la Universidad Complutense de Madrid, exdirectora de la Biblioteca Nacional de España, que ha desempeñado altos cargos en la Unesco)?
A.G.: Es en un trabajo sobre piratería editorial en la ciudad de París. Ya que España es una potencia editorial, debí conformar un equipo de alto nivel para América Latina, y la primera en invitar fue a Milagros del Corral. Pero sería en la ciudad de Bogotá, mientras realizaba un informe para la Unesco, que invité a Milagros del Corral dizque a que me ayudara a hacer un informe, que estaba muy complejo (risas y más risas). Esta es la hora en la que no hemos terminado el informe (risas).
J. D.: ¿Cuáles son sus principales logros para con la ciudad de Popayán?
A.G.: Considero que la donación masiva de libros para las bibliotecas públicas del departamento del Cauca, también lograr el reconocimiento “Popayán, Ciudad Gastronómica de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO” y la “declaratoria Unesco de las Procesiones de Popayán como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.
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Uno de los más relevantes filósofos de la civilización China, Lao-Tse, afirmaba:… ¡El que hace lo sublime, crea sin esperar nada, cumple su obra pero no reclama su mérito; es precisamente porque no reclama su mérito, que éste nunca le abandona! El maestro Álvaro Garzón realizó siempre lo excelso, sin esperar nada a cambio cumplió su obra, y porque nunca buscó reconocimientos la virtud nunca le abandonó, por tanto Álvaro Garzón López pasa a la historia de la ciudad como un payanés eminente.
Breve reseña biográfica
Álvaro Garzón López se gradúa en Bellas Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Colombia. Se licencia de la Academia de Artes de París y del Taller de Grabado. Licenciado en el Instituto de Relaciones Internacionales e Investigaciones Diplomáticas de la Universidad La Sorbona en París. También fue Secretario General de la Comisión Colombiana de la Unesco en Bogotá, trabajó en la Fundación de la Oficina de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación de Colombia. Lideró la fundación y puesta en marcha del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), fue secretario general del Cerlalc, Bogotá. Consultor de la Unesco y Funcionario en la sede de la Unesco en París entre 1985 y 1999, Director de la Sección del libro y las Industrias Culturales, Actividades como “Senior Consultant” el año 2000 en París, con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros.
Distinciones
Condecorado meritoriamente con la "Cruz de Belalcázar, en la Orden Payanés Inminente", el 21 de diciembre de 2016, en el recinto del Concejo Municipal de Popayán. Miembro de Honor del Instituto Interamericano del Derecho de Autor (IIDA). Presidente de la Fundación Caucana de Patrimonio Intelectual. Mención de Honor de la Junta Permanente pro Semana Santa de Popayán. Miembro honorario del Grupo de Investigaciones Gastronómicas del Cauca. Delantal de Honor de la Corporación Gastronómica de Popayán. Personaje Cultural del Año Popayán 2007. Condecoración Fundadores del CERLALC. “Escudo del Cauca” en su máxima categoría. Condecoración “Medalla al Mérito Cultural” Ministerio de Cultura de Colombia, 2009. Medalla de Plata “José Hilario López” 2011. Escudo de oro de la “Muy noble y muy leal ciudad de Popayán” 2011. Canciller de la Corporación Gastronómica de Popayán. Condecoración con la "Cruz de Belalcázar".
En diciembre de 2016, en el recinto del Concejo Municipal de Popayán, cuando se le entregó este último reconocimiento, el maestro Álvaro Garzón López dijo:
"¿De verdad reunirá mi humilde persona los méritos necesarios para acceder sin rubor a este renglón privilegiado de la distinción ciudadana?
A medida que se avanza hacia el ocaso de la vida, uno piensa que ya no queda nada que pueda sorprenderlo, que lo ha visto todo, que todo lo ha vivido. ¡Pero para mí fue una enorme sorpresa enterarme que los guardianes de la Gran Cruz de Belalcázar que custodian en el seno del Honorable Concejo Municipal de la ciudad, me habían hecho el inmenso honor de otorgármela! Por otra parte, la lista de eximias personalidades y entidades beneméritas que han recibido este honor, provocó en mí la reacción subsiguiente a la sorpresa, un sentimiento que se parece mucho a un examen de conciencia".
Publicaciones
Ediciones Unesco en 1997, publica “La política Nacional del libro. Guía para el trabajo de campo”, en español, francés, inglés y traducido al Rumano, al Kasak y al Árabe. Álvaro Garzón fue co-autor con Guiomar Alonso y Georges Poussin y la Coordinación de Milagros del Corral, para el libro publicado por Unesco año 2000, “Culture, trade and globalisation”, versión en francés e inglés y en versión en español Cerlalc, 2002. La Guía “Por una economía creativa”, para Directores de Industrias Culturales, Editorial Unesco, 2011. Autor de numerosos artículos y conferencias sobre el derecho de autor, las políticas nacionales del libro, del cine y otras industrias culturales, editados en publicaciones especializadas.