A inicios de los ochenta, Gustavo "El Loco", Quintero confesó que a él le encantaba Elvis Presley y que en ese gusto personal podía esconderse un poco el encanto que entregaba en tarima y sus pintas estrafalarias y los gritos, sin sentido, que pegaba en la mitad de una canción, hasta que llegó a convertir estos desafueros en su sello particular, la impronta de un cantante emblemático de la música tropical de Colombia que hoy comienza a ser leyenda.
Quintero se había consolidado en aquella época como el vocalista de Los Graduados, luego de trasegar por los Teen Agers y otras agrupaciones que representaban el movimiento de Medellín, orquestas como Los Hispanos, de la quien también fue líder vocal, que significaban una alternativa para la música bailable, en la que brillaba el sonido de la costa norte con Corraleros y Pacho Galán a la cabeza.
A punta de una sonoridad propia, con gran protagonismo de saxofones, bajo marcante y órgano, pero especialmente del estilo de los cantantes, Rodolfo Aicardi y el Loco Quintero, Hispanos y Graduados se fueron abriendo un espacio en la escena musical de Medellín, capital de la música colombiana de entonces, pues era allí donde se encontraban las casas disqueras y se prensaban los acetatos.
Graduados e Hispanos, tuvieron carreras paralelas a tal punto que se intercambiaban a los cantantes Aicardi y Quintero. Mientras el primero se fue consolidando por un estilo más romántico, la apuesta de " El Loco" fue a la hilaridad, a romper el molde, por lo que Los Graduados decidieron dejarlo como cantante principal a cargo de un repertorio especialmente Jocoso de letras con doble sentido.
De esa época maravillosa nos quedaron Así empezaron papá y mamá, El Aguardientosky, Juanito Preguntón, La Pelea del Siglo, Ramita de Matimbá, Los Gansos y otros tantos números que se hicieron éxitos de las nacientes recopilaciones tipo Cañonazos, que llegaban a las navidades de los ochentas como sinónimo de la felicidad para el fin de año.
Gustavo "El Loco" Quintero, fue ese cantante colombiano que se convirtió en un integrante más de la familia para las navidades. llegaba escondido en los acetatos que papá compraba en discos La Rumbita o Discos Bambuco, para girar en preciosas radiolas, durante veladas inolvidables en casa, cuando amanecíamos en la mitad de la sala bailando con primas y tías, mientras desde la cocina llegaban los aromas de tamales y buñuelos.
Gracias Maestro Gustavo Loco Quintero, seguiremos oyendo tu música, como tantas generaciones que aprendieron a bailar con tus disparates cantados, un talento que llegó a robar aplausos a 20 mil personas reunidas en el Estadio de Vélez Argentina, a mediados de los ochenta.
Se va con el loco Quintero, un artista, que cuarenta años después, y a pesar de sus quebrantos de salud, reunían grandes multitudes, como en diciembre de 2015 cuando ocho mil personas corearon sus canciones en el parque de Soacha- Cundinamarca. Adiós Maestro, seguiremos oyendo tu música en las versiones de orquestas como Matecaña y Bandafiesta, y por supuesto, en esos discos negros de pasta que guardamos en algún sitio privilegiado, como auténticos tesoros, al lado de tantos recuerdos de aquellos diciembres, que definitivamente nunca volverán.