El escritor checo Milan Kundera, autor de la conocida novela La insoportable levedad del ser y de La inmortalidad –entre otras–, ha fallecido este miércoles a los 94 años de edad en París, según informó la televisión pública checa.
Aclamado por su estilo, en el que representaba temas y personajes que fluían entre la realidad mundana de la vida cotidiana y el mundo de las ideas, Kundera se ganó el reconocimiento internacional a mediados de los anos ochenta del pasado siglo XX con su obra más famosa, La insoportable levedad del ser. Otras obras destacadas son La broma, El festín de la insignificancia o La inmortalidad.
Nacido el 1 de abril de 1929 en Brno, Kundera emigró a Francia en 1975 tras ser condenado al ostracismo por el régimen comunista tras criticar la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968. En 1979, el entonces régimen comunista le retiró la nacionalidad checoslovaca aunque dos años más tarde el entonces presidente galo, François Mitterrand, le concedió la nacionalidad francesa
Milan Kundera es el escritor checo más popular desde Franz Kafka y, pese a ello, tuvo una difícil relación con su país natal, hasta el punto de escribir en francés desde 1980 y negarse a revisar las traducciones al checo de sus obras. Sólo en 2019, Kundera aceptó de nuevo un pasaporte checo. Ese año las autoridades checas le pidieron perdón por el trato que recibió de la dictadura comunista.
Marcado por la memoria y el exilio
Milan Kundera se convirtió en los últimos 30 años en un autor casi invisible, un asceta silencioso recluido en su céntrico piso de París, alguien que rehuía a los periodistas y las declaraciones públicas.
Nació en Brno en una familia con poso intelectual, su padre Ludvík era un célebre pianista, y la música siempre tuvo una gran influencia en su prosa. Se formó como guionista y también fue profesor de Literatura Mundial y Estructura de la Novela en la Universidad de Praga.
Prosista, poeta, dramaturgo y ensayista, empezó a ser conocido en los años 60 como autor teatral con obras como El dueño de las llaves y Bobada, pero acabó consagrándose como novelista con La broma y El libro de los amores ridículos.
Desde sus primeras novelas, el humor, la ironía y la reflexión sobre la memoria, el paso del tiempo, el exilio y la frágil condición humana han sido sus señas de identidad.
Durante el proceso aperturista de la Primavera de Praga en 1968 se perfiló como uno de los representantes de la oposición cultural al régimen comunista, lo que pagó con su expulsión del Partido Comunista y la prohibición de publicar.
La sátira política del comunismo estalinista que retrató en La broma le valió el reconocimiento con el Premio de la Unión de Escritores Checos, pero con la reinstauración de un Gobierno fiel a la URSS se le vetó como escritor.
Su pasado checo le persiguió con alguna polémica, como si fuera el personaje de alguna de sus propias novelas. En 2008 el Instituto checo para el Estudio de los Regímenes Totalitarios le acusó de delatar en 1950 a un espía que acabó durante 14 años en prisión. El escritor rompió entonces su silencio -con un comunicado- para calificar las acusaciones de "puras mentiras".
La insoportable levedad del ser
La insoportable levedad del ser, una novela que ha marcado a varias generaciones con sus reflexiones sobre el amor y el eterno retorno, fue su mayor éxito comercial, aunque solo se publicó en 2006 en la República Checa.
Esa obra surge tras su experiencia en Occidente en los años 1970, cuando Kundera consideró que "nunca fue el tiempo mejor y al mismo tiempo se hizo tan insoportable", según dijo en una ocasión el crítico literario checo Jiri Penas.
'La inmortalidad' supuso un reencuentro literario amistoso pero efímero con su nación
Desde los años 1980 recibió numerosos premios, desde el Médicis, por la mejor novela extranjera publicada en Francia, el Commonwealth de Estados Unidos., el Europa o el Jerusalén, además, su nombre sonó en varias ocasiones para el Nobel.
Tras la transición democrática checoslovaca, Kundera publicó en 1993 en su país natal La inmortalidad, lo que supuso un reencuentro literario amistoso con su nación, pero algo efímero.
Admirador de Miguel de Cervantes
En su ensayo El arte de la novela, Kundera se declara admirador de Miguel de Cervantes, a quien considera no sólo el creador de la novela con su Don Quijote sino también de la modernidad.
"Para mí el creador de la Edad Moderna no es solamente Descartes, sino también Cervantes", escribió una vez sobre quien influyó de forma decisiva con su humor y su arte narrativo en su obra.
"¿A quién o a qué me siento ligado?: ¿a Dios? ¿a la patria? ¿al pueblo? ¿al individuo? Mi respuesta es tan ridícula como sincera: no me siento ligado a nada salvo a la desprestigiada herencia de Cervantes", aseguró Kundera en ese ensayo.