Más claro no canta un gallo. Por más vueltas y revueltas que le den al asunto siguen enredados con su proyecto de guerra. Es muy difícil tapar el sol con las manos tratando de encontrar la cuadratura del círculo.
El miércoles 3 de Agosto se conocieron dos noticias que van a definir el futuro de la paz para las nuevas generaciones de éste país.
Desde la casa de Nariño- no desde la casa de “Nari”-, ante delegados de Alianza Verde, Polo Democrático, ASI, y MAIS, en medio del Ministro del Trabajo, Clara López Obregón, y del Ministro de Justicia y del Derecho, Jorge Londoño Ulloa, el presidente Santos anunció el permiso para la décima y última conferencia de las Farc, como paso previo a su disolución y requerido para la firma definitiva del conflicto armado. “Calculo que se tomaría unos 15 días o tres semanas, entre el momento de terminar con los acuerdos y el momento en que las Farc realicen su conferencia y tengan el mandato de la refrendación interna para la firma final de la guerra”
“El cronograma final de la paz será más o menos así: se da el acuerdo final, se autoriza la décima conferencia de las Farc y, paralelamente, se envía comunicación al Congreso convocando al plebiscito refrendatorio. Luego se da la firma oficial y definitiva del fin de la guerra, y se va a las urnas”.
Por su parte el ex presidente Uribe, después de la reunión del Centro Democrático, expresó: “Solamente nos queda la opción de decir “Sí “a la paz, votando No al Plebiscito”. EL ex presidente Cesar Gaviria respondió: “Votar el no, es votar la guerra”
Como podemos observar, los colombianos están polarizados a dos meses del plebiscito por la Paz el domingo 25 de Septiembre, cuando, si no ocurre nada extraordinario, se realizará la encuesta electoral que marcará la tendencia para las elecciones del 2018.
Parece mentira que estemos a las puertas de que el sueño de la paz se convierta en realidad. Pero no podemos ser ilusos. El pan se puede quemar en la puerta del horno si el Gobierno y las fuerzas democráticas no aprovechan estos dos meses de “efervescencia y calor”, para hacer una campaña publicitaria efectiva en todos los medios de comunicación de masas, especialmente en la Radio y en la Televisión.
La amenaza contra la paz está viva y coleando. El incidente contra el senador Antonio Navarro cuando repartía volantes por el Sí a la Paz en una calle céntrica de Medellín, así como la amenaza permanente del Dr. Álvaro Uribe Vélez asegurando que la guerra va a continuar a raíz de los acuerdos de La Habana, hay que tenerlas muy presentes, sin menospreciar su capacidad de perturbación y saboteo al proceso de construcción de la paz.
Hay que recordar hechos recientes como el paro de los paramilitares en 5 departamentos y 38 municipios, un día antes de la marcha del Uribismo del 2 de abril contra los acuerdos de La Habana, y, más reciente, durante el paro camionero, cuando ordenó a sus seguidores salir con banderas y camisetas negras en señal de luto por el aval de la Corte Constitucional para el plebiscito que refrendará los acuerdos de La Habana.
Sin olvidar la actitud provocadora del senador José Obdulio Gaviria que no tiene pelos en la lengua cunado amenaza: “Habrá choques contra el fraude”. De tal manera que hay que tener los pies en la tierra y mirar la coyuntura política con la mente fría y el corazón caliente.
“Sí a la Paz votando No al Plebiscito”, esconde un dulce veneno que embriaga y enloquece a los sectores más reaccionarios de este país. La mentira del prestidigitador profesional hay que desenmascararla y ponerla en su punto por parte del movimiento democrático: “Votar el No, es Votar la Guerra”.
Esta consigna tienen que impregnar todo el ambiente político en estos dos meses, sobre todo con hechos concretos y visibles que le den credibilidad ante la opinión pública, como el acuerdo final y la firma oficial de la confrontación armada, en un escenario de reconciliación para Colombia, para Nuestra América y para todo el mundo.
El otro aspecto importante es la pedagogía para la paz con el despliegue publicitario en televisión y radio (RCN y Caracol), y en todos los canales regionales, del contenido de los acuerdos sobre la reforma rural integral, sobre la participación política, sobre la erradicación de los cultivos de uso ilícito, y sobre las víctimas en la con verdad, justicia, reparación y No repetición, para que la opinión pueda visualizar la dimensión real de lo que va a Votar en el plebiscito, que no es sólo la dejación de las armas de las Farc, sino el primer paso para las profundas reformas sociales, económicas y políticas que le abran camino a la construcción de la democracia y de la Paz.
Por todo lo anterior el dilema está despejado: “Votar por él no es Votar la Guerra”. “Votar por el Sí es Votar la Paz”.
