El niño que adopta como deporte y pasatiempo acusar a todos sus amiguitos de actos maliciosos, reales o ficticios, es objeto de risa y bullying y todos en el colegio se burlarán de él cantándole el conocido sonsonete de acusetas panderetas calzoncillos de bayeta y a la segunda acusada fundada o infundada va reglazo en la palma de la mano por parte de los pedagogos y lo mandan siempre a que se ponga de pie durante toda la clase mirando a la pared en donde está el tablero, en completo silencio y con las manos atrás, entrelazando los dedos, y al pobre, a cada descuido del profe o la profe, sus queridos compañeritos le lanzan pedazos de tiza y algún que otro lápiz. Por soplón.
Al sonido del timbre, los alumnos salen a recreo empujándose unos a otros, gritando de felicidad, mientras el castigado permanece quieto hasta que la autoridad no de la orden. Una vez terminado el castigo y libre, en el recreo, todos cantarán alrededor suyo acusetas panderetas calzoncillos de bayeta mientras es zarandeado de un lado al otro.
Así ha sido siempre. Esas son reglas de la escuela que tal vez hoy perduren y que no hacen sino, por el bien de todos, alertar al acusetas para que modifique su discurso y sea más solidario y entregado.
¿Que a dónde voy recordando tiempos escolares? A acusar por acusetas a Oscar Iván Zuluaga, el candidato de eso que llaman el puro centro democrático, (o mejor y más contundente: El Puro Centro Democrático), el mal o pésimamente llamado uribismo (¿Uribismo?).
Y lo acuso de acusetas. Y no solo de acusetas sino de mal informado y para ello debemos acudir a los antecedentes para saber bien de qué hablamos.
Pues bien, afirma o acusa esta semana que Santos, el presidente y candidato, el locuaz blablablá Santos, le está robando (o usurpando) sus ideas y propuestas.
¡Esa sí es noticia!
Pregunta el reportero de El Tiempo: “Pero Uribe hace una propuesta y cuando usted la repite ya no tiene el mismo impacto…”, y sin permitir que termine la insolente pregunta interrumpe Zuluaga diciendo que ha sido interesante. —Uribe, dice, “ha cogido las propuestas que yo he hecho y se las ha presentado a todo el país. Incluso, veo que el presidente Santos ya recogió mi propuesta educativa. Aquí el que habló de educación y de jornada completa en Colombia fue Óscar Iván Zuluaga”. Ante semejante acusación, viendo que se tilda al presidente de ladrón, de vulgar carterista, retoma la palabra el periodista: “¿El presidente está tomando sus propuestas?”(nótese el verbo utilizado por el comunicador: Tomar). Y responde Zuluaga. “Sí, las está cogiendo” (nótese el verbo adoptado por el candidato: Coger). Y prosigue: “Ojalá el presidente Santos me diera una respuesta: cuánto cuesta la infraestructura de la jornada única completa, a ver si la tiene tan estudiada. Yo sí le puedo dar todos los detalles de alimentación, instructores, maestros, cupos universitarios, cómo se implementa en cada una de las regiones, porque yo sí la he estudiado”.
Por un momento me emocioné y casi saco a la calle mi bandera tricolor: Por apresurado. Por leer rápido y sin leer es que pensé en primera instancia que un candidato presidencial le había robado a otro candidato presidencial propuestas e ideas copiadas seguramente de los modelos escandinavos, de Noruega o Finlandia, Suecia o Dinamarca, ¡vaya uno a saber!, para hacer de la educación lo que definitivamente no es en Colombia. Al fin, pensé, la educación pública va a ser el motor de un gobierno. Mi emoción duró tres segundos y medio, el tiempo justo que se toma en releer las palabras del candidato acusetas.
Y en efecto, tras leer bien “los cargos”, caigo en cuenta que el uno no le ha robado (supuestamente robado, ¡que prevalezca la presunción de inocencia!) al otro ideas o pensamientos o propuestas de avanzada, nadie está hablando de enseñanza de alta calidad o de cambiar el chip y metérsela toda a la educación, ya que claramente lo acusa de cosas banales como apropiarse de datos, estadísticas, números y porcentajes del PIB, solo eso. Y extraña que sea así cuando esos datos deben ser fácilmente conseguibles encualquier wikipedia.
Y mientras acuso a Oscar Iván de acusetas panderetas calzoncillos de bayeta, seguimos esperando que la campaña presidencial se vuelva interesante y alguien decida meterle muela a las cosas que hacen que estemos como estamos. Como la educación, por ejemplo. Y un poco de cosas más.