El término activismo y/o militancia, cuando se ve desde el enfoque de las ciencias políticas, suelen ser palabras muy utilizadas por la prensa para referirse a las manifestaciones o protestas de cualquier tipo que apoyen una causa determinada. Esta suele ser la imagen que tiene todo el mundo del activista o militante; sin embargo, va mucho más allá de ello: implica mucho más que una simple manifestación de simpatía con una causa.
El activismo requiere de un constante esfuerzo intelectual. Es muy fácil ser conforme con la realidad. Siempre será entonces más complejo estar disconforme, porque esto necesitará necesariamente tener bases no solo ideológicas sino argumentativas para apoyar nuestras ideas y convicciones, para hacer planes de acción reales y efectivos, adecuados a la realidad, o al menos a la realidad que queremos lograr, así que siempre estar informado es un tarea fundamental, las situaciones del Oriente Medio, de Norteamérica, de Latinoamérica, de África del Norte, Asía del Sur, etc… son todas complejas, y necesitan verse desde enfoques multidisciplinarios, y claro, no es una obligación que conozcas las situación de todos los lugares en todos los momentos.
Si realmente no estás muy interesado en sumergirte en las idas y venidas de la situación social, política, jurídica o ambiental de, por ejemplo, Asía, está bien, pero entonces tampoco hagas un esfuerzo que puede llegar a ser contraproducente en apoyar campañas o iniciativas que pueden, incluso, ir en contra de tus convicciones solo por el impulso de “hacer algo”. Simplemente estarías guiado por una comprensión imperfecta, un buen entendimiento de todos los matices, vertientes, corrientes y callejones de las situaciones de determinadas zonas, que es el único camino para entender realmente las complejidades de cada una de las regiones y lograr entender cuál modelo de gobierno, estructura política y marcos legales son los menos negativos.
El activismo no está supeditado, exclusivamente, a las acciones más representativas como las protestas masivas en las calles o la recolección de firmas. Hay muchas formas de ser activistas, y cualquiera que escojas estará bien. Tu activismo depende finalmente de tu tiempo, habilidades y disposición. En el activismo, pese a lo difícil que en ocasiones sea creerlo, hay que recordar constantemente que la acción particular, nuestra voz sincera, puede ser más fuerte que una masa de manifestantes. Nuestra voz y voluntad pueden hacer grandes cambios al marcar grandes diferencias cuando se está creando conciencia sobre algo. Christopher Kush nos dice que “las ruedas del gobierno giran lentamente, pero no girarán en absoluto si usted no se involucra. Trabajar junto con individuos que piensen igual que usted para impulsar el proceso -aunque sea gradualmente- puede resultar gratificante”.
Pese a esto y a la firme creencia de que una sola persona puede hacer un cambio significativo en su entorno, también es cierto tal como lo manifestaba Mary Wilson: “Su sola voz alcanza, pero, por lo general, trabajar dentro de organizaciones o con personas que compartan sus ideas es el mejor modo de marcar la diferencia. Es muy probable que alguien más ya haya cubierto parte del terreno que lo ayudará a alcanzar su objetivo”. Tómate el tiempo suficiente para evaluar tus posibilidades en cuanto a proyectos existentes en tu localidad, evalúa además tu disponibilidad y la forma más adecuada de ayudar, y claro, si en el lugar en donde te encuentras no existe actualmente una organización que trabaje lo que a ti te interesa y apasiona, no veas esto como un impedimento al ser una tarea que parece demasiado grande para ti; al contrario, míralo como la oportunidad perfecta para iniciar algo que puede generar un gran cambio en ti y el mundo.
No subestimes las formas diversas en las que se manifiesta el activismo; inclusive el denominado 'activismo virtual' ha tenido una serie de victorias. Por ejemplo, las protestas en Irán durante el año 2009 se basaban en una revolución del Facebook, el Twitter y la plataforma de Youtube, gracias a que en muchos lugares los medios de comunicación no cumplen una tarea de información sino de desinformación por la censura a la que en muchas oportunidades están sometidos, así que no menosprecies las peticiones o las acciones virtuales. Una petición apoyada por muchas personas puede generar un gran impacto y llamar la atención de muchas instancias poderosas, y eso es un trabajo muy valioso. En muchas ocasiones no hay recompensas inmediatas, se puede trabajar en campañas por años y luego al cabo de muchos años más apenas ver los pequeños frutos, puede que en muchos casos no vivamos para ver el cambio que buscamos, pero tenemos la seguridad de que habremos abierto un camino para que otros continúen desde ahí.
Pese a que muchos piensan que el activismo se ve reducido a unas tareas específicas, no es así. Expresa tus ideas libremente con tus amigos y familiares, y, más aún, sé consecuente con lo que piensas. Si eres una activista ambiental, por favor, esfuérzate por hacer que tu huella ecológica disminuya día a día, informa de forma segura, no titubees pero, y esto es muy importante, no caigas en el proselitismo a través de la imposición de ideas. No puedes esperar que todo el mundo piense como tú, y en tu trabajo tendrás que lidiar en muchas ocasiones con diversos niveles de negatividad. En ocasiones habrá personas que no sigan del todo tus ideas, y está bien, date y dales el tiempo de explicarse y escucharlos, mantén tu mente abierta. Esto en muchas ocasiones te llevará a cambiar tus enfoques a algunos más amplios y positivos para la causa, siempre mantén la calma y se sensato.
