No deja de sorprenderme la enorme capacidad poética que puede habitar nuestra circunstancia, la medula de la alegría que es capaz de sostener los dolores más absurdos. En Santa Marta, por ejemplo, la Red de Mujeres del Magdalena hizo suyo el símbolo de la Teta Asustada, ese mito que en muchos territorios de los Andes señala que si una mujer embarazada es violentada o violada la leche de su pecho trasmite el susto. De generación en generación ese terror se trasmite.Y pintaron su teta de colores, salieron al parque central y lograron conmover el alma de los transeúntes, la vergüenza, el absurdo de una violencia que se lega la tristeza, la rabia y el sufrimiento como si no hubiese fuerza para detenerlas.
Un símbolo profundo, mostrado recientemente en la película peruana dirigida por Claudia Llosa en 2009. Ellas lo recrean “que no sea la violencia lo que se herede”, dicen en medio de sus compromisos con trabajos comunitarios y populares. Algunas de ellas están amenazadas y con chalecos antibalas van a las reuniones, cumplen agendas, acuden a mover el andamiaje.
Ahora intentan trabajar sobre la movilización de imaginarios que perpetúan esas violencias: que el marido las coge a golpes porque estaba borracho, o que los hombres tienen el derecho y el poder para corregirlas, o porque ellas habrán hecho algo para ser violadas. Es una movilización contra la gigantesca industria de la ideología de los medios de comunicación, la cultura y la tradición de que por aquí siempre ha sido así.
Ahora aprovechan el Mundial y escriben una carta a los comentaristas deportivos. Me gustaría que quien pueda, la haga llegar.
Carta a los comentaristas deportivos
Señores:
Gracias por su labor, por la atención, la sensibilidad, la prudencia y hondura que
necesitan cuando el país entero sigue sus pensamientos en este juego que a lo
que uno aspira es que sea limpio. Que los equipos den lo mejor de sí, que no haya
corrupción en sus entrañas, que pueda ser un escenario de reglas claras, gallardía
en la cancha, gritos de solidaridad en un encuentro representativo de nuestra
civilización.
Colombia - Costa de Marfil, qué alegría de juego, imaginar también que otros
pueblos en África también hacen barra a los suyos y necesitan como nosotros
símbolos comunes de pertenencia.
A ustedes quisiéramos pedirles abracen nuestra causa. Además de leyes que
endurecen castigos a esa acción humana que insiste en las violencias contra las
mujeres, necesitamos que en el corazón y en las cabezas de colombianos y
colombianas se acaben las justificaciones sobre esas violencias.
El fútbol nos inspira. Podemos pasar de lo imposible a lo posible, podemos
soñarnos relaciones entre hombres y mujeres alegres, creativas, vivaces. A esta
inspiración es a la que queremos invitarles. Qué viva la Selección Colombia, esos
muchachos de tan distintas procedencias que sin duda pueden ser nuestros más
queridos embajadores para que hablen de hombre a hombre, que digan ¡basta ya!
De justificaciones.
Démonos nuevas oportunidades como seres humanos en la tierra.
Mujeres de Santa Marta
