Desde que decidí darme un respiro de las redes sociales —hace ya más de una semana— he tenido que buscar nuevas formas de mantenerme informada acerca de las cosas que pasan cada día en el país y en el mundo.
Debo confesar que había caído en la comodidad de seguir a unos cuantos periódicos en sus páginas de Facebook para que las noticias me aparecieran en mi página de inicio cada vez que entraba a revisar la app, pero no hacía mucho más por mantenerme al tanto.
Entonces decidí tomarme el tiempo de revisar las noticias en sus respectivas páginas, leerlas y revisar también las columnas de opinión y hasta los blogs recomendados. Fue así que hoy, después de haber leído una columna de opinión acerca de las mujeres periodistas en Colombia, me dirigí con entusiasmo a la sección titulada "Mujer" en la página principal de El Espectador, con la ilusión —tal vez ingenuidad— de que encontraría más información acerca de las mujeres que se destacan en el periodismo u otros campos, las luchas del feminismo negro en el Pacífico, los avances con respecto a la igualdad salarial, las opiniones frente al aborto legal en todos los casos o el matrimonio igualitario. Pensé que tal vez encontraría noticias de diferentes partes del mundo, el auge de la campaña #MeToo, más mujeres alzando la voz por nuestros derechos y nuestras luchas diarias.
Pero no fue así.
La sección "Mujer" de uno de los dos periódicos más importantes en Colombia redirige a la página principal de la revista Cromos, donde se pueden encontrar artículos de Moda, Farándula, Vida Social, Bodas y Bebés. Los únicos temas relevantes para las mujeres.
Por supuesto que una revista dirigida a las mujeres debe tener una sección dedicada a los bebés. Porque las mujeres tenemos bebés solas, sin intervención de nadie. Porque ningún hombre nunca podría llegar a necesitar saber nada acerca de un bebé.
Mi indignación no parte de que exista una revista dedicada a temas como los que menciono; todos nos alimentamos de farándula y podemos leer acerca de la vida de los demás si eso nos place. Mi problema es que la revista —y el periódico que la financia— dirijan estos temas exclusivamente a las mujeres. Mi problema está con que se dé por natural que solo a las mujeres les interesen esos temas, y que se cree una sección aparte en el periódico para las noticias que sí podemos entender. ¿Por qué no hay, entonces, una sección con el título "Hombre", en la que se discutan carros y fotos de modelos? Porque los hombres sí leen noticias. Y porque esa imagen del hombre como alguien a quien solo le interesan esos temas está revaluada, ¿no es así? Después de todo, hay muchas formas de ser hombre. No a todos les gusta el fútbol, ni los carros, ni ver mujeres semidesnudas en revistas. No a todos les gustan las mujeres, de hecho. Entonces por qué asumimos que a todas las mujeres sí nos interesan los chismes, los vestidos de novia (cuando muchas mujeres aún luchan por su derecho a casarse con quien desean), y los temas de bebés y la moda. Yo personalmente conozco muchos hombres para quienes la moda es una preocupación esencial. Hombres a los que seguramente les interesaría leer estas noticias, pero que no lo hacen porque están ocultas bajo la etiqueta de "Mujeres" en el periódico.
Así mismo conozco infinidad de mujeres que leen noticias de verdad. Es más, creo que no conozco ninguna que no lo haga. Las mujeres que yo conozco tienen tanto interés en las noticias de la página principal de El Espectador como cualquier hombre al que vayan dirigidas. Las mujeres que yo conozco no necesitan una sección aparte, con temas descontextualizados, para poder sentarse a leer. Las mujeres que yo conozco, de hecho, no son todas iguales, y estoy segura de que nos veríamos en grandes dificultades tratando de ponernos a todas bajo una misma categoría. Como si "Mujer" fuera algo universal, dado por sentado. Como si todas pensáramos y sintiéramos lo mismo, o tuviéramos los mismos intereses. ¿Cuál es el papel de la prensa, entonces, si no parte de la premisa de tener un deber de informar a todos —a los más que se pueda— con igualdad?
Entonces empieza a tener sentido que una de las columnas de opinión del día vaya dirigida a nombrar a periodistas mujeres que hacen bien su trabajo en Colombia. Porque las hay, para sorpresa de todos. Y la columna que en primera medida llamó mi atención comienza a parecerme absurda, pues nunca vemos listas de hombres que sean buenos periodistas, ni médicos, ni abogados. Todos sabemos que los hay. Lo sorprendente es que hayan mujeres que lo sean. Eso sí que es digno de estar en una de las pocas columnas de opinión del periódico, para que la gente sepa. Para que todos por igual se enteren de que en Colombia hay mujeres que hacen bien su trabajo. Seguramente no son esas mujeres las que solo se remiten al periódico para ver los últimos vestidos de novia que publica la revista Cromos; sin embargo, hay que nombrarlas. Hay que hacerlas visibles. Y hay que mantener la sección de "Mujer" para aquellas a las que no les interesa en absoluto.