En el marco del paro nacional contra la reforma tributaria se conoció en redes sociales la foto de un hombre que exponía una pancarta de cartulina en donde se leía la simpática advertencia de que “ni a Esperanza Gómez la han clavado tanto como al pueblo colombiano”.
A nadie le puede constar que esto sea necesariamente cierto, porque tendríamos que verificar si es real ese desmedido apetito sexual de esta diva, o simplemente tiene mucho de show publicitario que de paso se convierte en millones de dólares, y si tan irreverente y punzante actividad sexual sea proporcional a la tragedia de millones de colombianos, quienes hasta el momento no perdonan al gobierno nacional la osadía de proponer una reforma tributaria en plena pandemia.
A nuestra diva porno le llamó la atención y publicó la foto en su cuenta de Instagram, sobreponiendo esa “carita amarilla” de asombro y fina coquetería, demostrando una vez más que se ha convertido en un ícono del sexo libre y sin tapujos en Colombia, como también lo profundo que ha calado en el subconsciente de la opinión pública, que incluso su melodioso nombre sale a relucir en este momento tan caótico y doloroso de nuestro país.
Y no deja de llamar la atención el escrito que anexó ella a esta foto en su cuenta de Instagram: “Protesten pero en paz, sin hacer daños, sin saqueos, por favor recuerden que todos esos daños los terminamos pagando nosotros mismo”. ¡Divina!
Ese comentario vendría a interpretar lo que pensamos la mayoría de los colombianos, en el sentido de protestar de manera pacífica, con firmeza, pero sin ningún tipo de violencia, avanzando de manera contundente en cuestionar la legitimidad de un gobierno, que es mucho más efectiva que la estrategia maquiavélica de los actos vandálicos, lo que llevaría a un acuerdo nacional para repensar la viabilidad de este país a corto, mediano y largo plazo, con la activa participación de los diferentes sectores de la sociedad, incluido ese gremio de despampanantes y sensuales actrices porno, que sin duda estaría presidido por Esperancita.
El llamado de nuestra diva dejaría al descubierto su manera de concebir el sexo, pacífico, con artes amatorias como el del Kamasutra, dando paso a los sentidos, dejando que fluya de manera natural y sin sobresaltos, aunque algunos dirán que Esperanza también estaría inclinada al sexo fuerte, con atadura de manos y manejo diestro del látigo, que sería como pasar de comer cereal con leche a comer esos irresistibles tacos picantes mexicanos, lo que para los expertos en el sexo es necesario incluir de vez en cuando en el menú de las artes amatorias.
Esto lo argumenta también una minoría de “revolucionarios” para hacer más efectiva la protesta social, en donde de manera impune y sin misericordia se arruina el patrimonio de todos los colombianos, como la arquitectura colonial de La Candelaria en Bogotá.
A lo mejor al presidente Duque también le llamó la atención la letal frase “ni a Esperanza Gómez la han clavado tanto como al pueblo colombiano”, y conmovido decidió pedir al Congreso el retiro de la reforma tributaria, convirtiéndose en la primera vez —al menos desde la promulgación de la Constitución de 1991— que un gobierno fracasa en el intento de poner más impuestos a los colombianos.
Esto significaría entonces que a ella se le debe el cambio de postura del gobierno —sin quitarle los méritos al individuo que elaboró la cartelera— mucho más cuando la nena respaldó la protesta social pero sin ningún tipo de violencia, que se explica por la gratitud que le tiene a los productos básicos de la canasta familiar, como se demostró cuando hace cinco años el entonces ministro de Agricultura Aurelio Iragorri, le aseguró en un Twitter que “fuiste alimentada con los mejor de nuestra tierra”, a lo que Esperanza le respondió en otro Twitter: “No se equivoca señor Ministro: leche de vaca, pollo de finca, verduras y frutas recién cosechadas y todo muy fresco”.
En esa época, publiqué entonces mi columna Actriz porno colombiana: con los mejores frutos de nuestra tierra, para exaltar el diálogo formal y abierto del ministro con la actriz porno —incluido el “doble sentido” de cada uno— porque no concebía las críticas amarillistas y mojigatas de muchos colombianos por el atrevimiento de ministro con ese Twitter.
De todos modos, esa columna me valió un fuerte regaño de la senadora Angélica Lozano, quien bastante indignada me advirtió que le parecía el colmo mi columna, “porque la mujer no es ningún objeto sexual y "en otro país el ministro se hubiera caído de inmediato”, a lo que me apresuré a aclararle que la intención fue reiterar lo anecdótico de la situación, y en ningún momento sugerir algún aspecto de tipo denigrante contra la mujer. ¡Ni más faltaba!
Al percatar mi preocupación por su molestia, la senadora Angélica soltó la risa y me dijo: “Bueno… al menos esto demuestra que sí leo tus columnas”.
Coletilla. A estas alturas, la actriz porno Esperanza Gómez se ha convertido en una protagonista de la cuestionada reforma tributaria, hasta tal punto que a ella se le podría atribuir el retiro de la reforma tributaria, por lo que se ha ganado actuar como garante en el hundimiento del proyecto de ley, en donde los caballeros de los diferentes bandos estarían encantados con la presencia de tan despampanante mujer. Amén.
