Nos despertamos felices otra vez. La diferencia con Anthony Zambrano es que el país estaba pendiente de la carrera. En las pruebas clasificatorias venía arrasando y, además, los 400 metros planos tiene un cartel único, inusitado. Había ilusión. En cambio, hasta hoy, nadie sabía de Sandra Lorena Arenas quien ganó una histórica medalla de plata en Tokio, la primera que consigue el país en la modalidad de marcha.
A la pereirana no sólo hay que agradecerle la plata sino la paciencia que ha tenido con un país al que lo único que le interesa es el fútbol. Es que ningún medio de comunicación colombiano en Japón la acompañó. Ayudante de una iglesia hasta hace muy pocos años, sorprende la poca información que teníamos de arenas si poseía un palmarés que nos daba ilusión de medalla.
Es que ya había ganado y con sobradez, el oro en los pasados Juegos Panamericanos. Pero todos los focos se los llevaba el marchista Eider Arevalo y por eso prácticamente se dejó sin cobertura periodística a la medallista de plata.
En un país en donde todo el interés está volcado en el fútbol, es desolador para tantos atletas ver que no importa lo que hagan la ayuda estatal no llega ni tampoco la atención mediática. En Colombia Dios es redondo.