¿Abrir el comercio las veinticuatro horas en el día sin IVA realmente soluciona los líos de la jornada?

¿Abrir el comercio las veinticuatro horas en el día sin IVA realmente soluciona los líos de la jornada?

No, esto no soluciona el problema fundamental: la escasez creada, que es el germen de cultivo de las aglomeraciones. Una propuesta

Por: Luis Alvarez
junio 23, 2020
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¿Abrir el comercio las veinticuatro horas en el día sin IVA realmente soluciona los líos de la jornada?
Foto: Twitter @LuisErnestoGL

Más allá de todas las críticas que han llovido al infame día sin IVA, sobre todo por su irresponsabilidad epidemiológica, a propósito cabe también hacer una crítica de fondo al funcionamiento práctico del mecanismo, con el fin de hacerlo más coherente, productivo y sobre todo beneficioso para el comprador en sus siguientes versiones.

Se cae de su peso que centrar este beneficio en un solo día es un incentivo para aglomerar personas, de la misma manera en que lo hace un partido de futbol, un concierto o el Carnaval de Barranquilla: sucede en uno o pocos lugares, donde para que todos puedan beneficiarse deben acudir al mismo tiempo, y entre mejor sea el puesto en la fila, mejor. Si asisten un día antes o un día después, ya no hay gratificación.

Una de las propuestas que han sonado como alternativa para mitigar en algo el incentivo perverso del día sin IVA es que ese día haya comercio 24 horas, suponiendo tal vez que al alargar la jornada el flujo de compradores se distribuirá uniformemente a lo largo de ella. Nada más alejado de la realidad. Lo que este día sin IVA y cualquier otro festivo de compras ha demostrado es que las aglomeraciones siempre se presentan al inicio de la jornada incluso antes de que abran las tiendas, bajo el entendido de que los inventarios son limitados (creando escasez) y quienes llegan primero acceden a las mejores promociones en calidad y precio. Esto, a menos que medie alguna condición que mueva el incentivo hacia el final de la jornada, como una rifa, sorteo o evento cultural. Pero en términos generales, y así se evidenció en esta jornada sin IVA, hacia el final de la tarde ya no se ven las mismas aglomeraciones de la mañana.

Así las cosas, tener abiertos los comercios las 24 horas no soluciona el problema fundamental de la escasez creada, que es el germen de cultivo de las aglomeraciones. Incluso, sabiendo que vienen aun dos días más sin IVA, es de esperar que en las siguientes dos fechas no existan las mismas aglomeraciones porque:

1. La demanda de la escasez creada ya fue satisfecha (hasta donde creen quienes concurrieron masivamente en la primera.

2. Justamente al haber satisfecho gran parte de a demanda el primer día, los siguientes mostraran una asistencia más residual de personas.

Una propuesta podría ser revertir el beneficio del día sin IVA de un día o comercio específico hacia cada persona individualmente. Para esto se requiere, y ya está bastante cerca, que se haya implementado completamente el sistema de facturación electrónica. Este proceso ya se encuentra bastante adelantado y permitiría centralizar el rastro de las compras de cada individuo. Así, cada persona tendrá la facultad de escoger 3 de los 365 días del año para que sean sus días sin IVA y ese día el sistema de facturación electrónica automáticamente dará de baja el impuesto en sus compras. Esto no solo aliviaría el tema de las aglomeraciones, sino que quitaría la ventaja con la que juegan hoy en día los comercios, ya que como justamente está demostrando la pandemia, se utilizarían solo para incentivar el consumo en las temporadas bajas o con inventarios estancados. ¿Alguien se imagina un día sin IVA en Navidad o temporada escolar?

Este tipo de centralización de la información hoy en día es posible, de la misma manera en que por ejemplo los bancos saben cuándo una persona ya hace uso del beneficio de exención del 4 x 1000 en una cuenta de ahorros, y por tanto no puede hacer uso de él en ninguna otra cuenta de ninguna otra entidad.

Entre las ventajas de esta nueva matriz para el mundo pos-COVID-19, se pueden enumerar:

1. Se reparte la carga de asistencia a los almacenes en 365 días y no en uno solo.

2. El comprador sabe que puede ir en cualquier momento en el ciclo de rotación de inventarios de los almacenes, y conseguir una mejor calidad y precio que si está forzado a consumir un solo día. Esto reduce la ventaja a favor del comercio, que como funciona hoy puede disponer de su inventario con menos rotación para “forzar” al cliente a comprarlo el día sin IVA.

3. Cada persona puede escoger utilizar los días sin IVA en la temporada que le resulte más conveniente: a algunos les sirve más en la temporada escolar, mientras a otros en la navidad.

Obviamente, esta propuesta podría encontrar resistencia al pensarse que de esta forma la gente se programaría y haría todas sus compras el día sin IVA evadiendo así sus responsabilidades fiscales (esos sí perseguidos y tratados como los peores evasores). Sin embargo, la realidad es que muchas familias en Colombia piensan y viven en el día a día y mes a mes, y su poder adquisitivo está limitado al flujo de caja que refleja este modo de vida, por lo que al final del día no se presentarían muchas diferencias con el consumo y la situación tributaria actual.

Es solo una propuesta que bien vale la pena analizar.

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