Abrazar para vencer

Abrazar para vencer

"No tenemos otra alternativa: levantarnos, secar las lágrimas, enfrentar la realidad; mostrar determinación, despertar el valor de tu interior y ante todo abrazar fuerte"

Por: OSCAR MAURICIO URREGO USUGA
abril 29, 2020
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Abrazar para vencer
Foto: Pixabay

Ante la pandemia que afrontamos todos, no tenemos otra alternativa: levantarnos, secar las lágrimas, enfrentar la realidad; mostrar determinación, despertar el valor de tu interior y ante todo abrazar fuerte.

Existen gemidos profundos de dolor en aquellas madres que tienen que ver a sus hijos con hambre. No tienen una opción diferente  a acostarse en escasez, a iniciar las noches con las necesidades básicas insatisfechas, pero lo más complejo con la incertidumbre por el mañana, que se encuentra a escasas horas; si es que acaso dormir con hambre te permite conciliar el sueño. Quizás tu reto prioritario no es otro diferente a simplemente subsistir, prueba que estaría entonces a  tan sólo  un “abrir y cerrar de ojos.”

También hay un profundo dolor, por aquellos adultos mayores  a quienes con cariño y respeto llamamos “viejitos”. Los cuales siguen fieles a esa muestra latente de valor, siguen siendo ejemplo visible de su fortaleza, siguen mostrando coherencia con su hábito de reacción con profundo silencio ante la presencia inminente de dolor. Pero hoy con los pasos de los días como consecuencia de una cuarentena obligada, se han ido convirtiendo en víctimas de esclavitud mental, en prisioneros de un encierro inesperado, en el centro de un sentimiento general de mayor vulnerabilidad por tan sólo haber tenido el privilegio de haber disfrutado unos pocos años más. Hoy la alegría de muchos, el entusiasmo de algunos y el espíritu juvenil de pocos, yacen bajo las rejas del distanciamiento social, justificado en la premisa que son la prioridad de todos.

Pero existe en el mundo un dolor oculto mucho más profundo, existe un virus del alma con el cuál hemos aprendido a convivir como si nada estuviese pasando, aferrados al azote de la “indiferencia”, con una norma práctica y certera. (esto no es problema mío). Las muertes acumuladas hoy por el letal virus, continúan siendo inferiores a las muertes ocasionadas en lo que va transcurrido del año a causa de suicidios, están muy lejos de igualar las cifras del consolidado de las muertes ocasionadas por el hambre y casi imposible de igualar los millones de pérdidas humanas ocasionadas a causa de los abortos. Los medios de comunicación y las redes sociales se las ingenian para manteneros al tanto, minuto a minuto de cada infectado y de cada persona en el mundo que ha sido llamado ante la presencia del creador a causa del coronavirus. Pero los suicidios que generalmente se viven en el interior de cada familia, las muertes a causa del hambre y los niños que, sin aún tener voz, nos otorgamos el derecho a interrumpirles la respiración, partiendo de éste mundo sumergidos en total anonimato.

Pero hoy que todos estamos inquietos, hoy que el mundo como por arte de magia ha logrado detenerse, hoy que el ser humano ha podido comprobar que si es posible vivir sin tanta prisa, hoy que muchos en largas horas de meditación han podido concluir que existe un propósito en cada uno de nosotros, aclarando que es diferente a trabajar para “pagar servicios.” Hoy que el mundo prohíbe tocarnos las manos, hoy que el mundo nos pide aislarnos socialmente, hoy que los besos y las manifestaciones de cariño son considerados casi delitos. Paradójicamente te estoy invitando a ser rebelde, te estoy invitando a llevar por ésta vez la contraria, te estoy invitando a “abrazar para poder vencer”, pero además te estoy invitando a abrazar fuerte.

Al primero que tienes que abrazar es a ti mismo, te invito a que te perdones, te invito a que te busques en tu interior, pregúntate quién eres y cuál es tu razón de ser, te invito a hacerte fuerte, te invito a convencerte que el héroe escogido para superar esta pandemia eres tú mismo. Te invito a comprender que simplemente no podemos ofrecer, lo que no llevamos dentro. Por último, te exhorto a creer, tal como lo expresó Henry Ford. “Tanto si crees que puedes, como que no puedes, estarás en lo cierto”.

Te invito después a abrazar a tu familia, abraza a tu madre, abraza a tu esposa, abraza a tus hijos, abraza a tus hermanos, abraza a todos tus familiares y amigos. Exprésales tu amor, busca la manera de hacerles saber lo importante que son para ti, cuéntales que has acabado de “abrazarte”, que estás más fuerte que nunca, sería bueno que les confirmes que estás listo para enfrentarte a lo que sea, que  no existe  virus que te amilane. ¿Y te preguntarás cómo abrazar a quien tienes lejos?  Es hora entonces de levantar tu teléfono, llámalos ahora, exprésales tu cariño, admiración y respeto, pero no olvides estas palabras al despedirte, todo estará bien, “te envío un  fuerte abrazo.”

“Nadie puede ser verdaderamente rico si sus vecinos son pobres” John F. Kennedy, No te olvides de tu vecino, quizás todo lo que necesite hoy es un simple saludo, sal a tu ventana y con mucha diplomacia indaga por el estado de ocupación de su nevera, pregunta por la capacidad ociosa de su alacena. Y como hablar de ventana a ventana es gratuito, no sobra preguntarle por su estado emocional, por su estado de ánimo, Comparte con tu vecino esa conferencia que te revitaliza, comparte esa canción que te llena de alegría, comparte también ese libro que ocupa tu tiempo llenándote de paz. No olvides antes de cerrar la conversación confirmarle que tienes guardado para él un abrazo fuerte, que lo puede sentir en éste instante. ¡Vecino nos vamos a entrelazar muy pronto en un gran abrazo, porque estoy seguro juntos vamos a salir adelante, no ha existido una situación difícil que perdure para siempre, nos hablamos luego !. Si cada quien se preocupara por el bienestar de su vecino más cercano (te lo puedes imaginar para efecto del ejercicio en una fila recta) sin romper la cadena, sin excusas, sin excepciones, con esta simple acción lograríamos dos resultados de alto impacto; el mundo sería más equitativo, más justo, más humano y alguien diferente a tus seres queridos algún día se preocuparían por ti.

El proceso no puede quedar incompleto, si ya te abrazaste, has abrazado a tu familia y has abrazado a tu vecino, tienes que continuar adelante, debes lanzarte con determinación a abrazar a tu comunidad. Comienza por agradecer a quienes están en la calle luchando por tu bienestar: Médicos, enfermaras, fuerza pública, vigilantes, voluntarios, empresas de alimentos, aquellos campesinos que no han parado de producir en sus parcelas. Para que no vayas a decir que es imposible, antes de continuar leyendo éste mensaje, te debes convencer que los abrazos más significativos son los que salen del fondo de tu corazón, los abrazos que verdaderamente marcan son los que se brindan desde el interior de tu  alma. Realiza acciones que generen impacto en tu barrio, comparte mensajes positivos, encárgate de alegrarle el día a todo aquel que llames o te realice una llamada, alégrale el día todo aquel que le escribas o te escriba. Abraza con gratitud la compañía a la cual prestas tus servicios, que ha hecho un inmenso esfuerzo para que en tu hogar no falte el alimento. Da siempre lo mejor de ti, respalda con profesionalismo sus actividades, recuerda que las épocas de crisis te invitan a ser creativo, a innovar a hacer cosas diferentes. Lo que estamos viviendo hoy, nos tiene que servir para acabar con la percepción que la compañía para la que trabajas tiene como único fin explotarte. No olvides abrazar también con todo el cariño a aquellos seres que, sin ser precisamente de tu familia, sin esperar muchos de ellos, han sido vital en ésta época de encierro, abraza más fuerte aún a aquellos seres de los que esperabas mucho, pero por cosas de la vida sólo has recibido su silencio.

Un virus que lo veíamos al inicio imposible de llegar, un caso apartado aquel 17 de noviembre de 2019, “pobres chinos” aseguraron muchos, cuando hicieron público la noticia el 31 de diciembre, pensando que era un virus de otro mundo, de otro continente, de otro país. Pero poco a poco se fue acercando hasta tener que aceptar que espera por ti en tu puerta ó quizás ya convive contigo en tu casa. Por lo tanto es necesario que continúes abrazando, abraza a tu país, abraza a Colombia , abraza América, abraza al mundo.

Hay una única verdad que  aunque suene un poco loca y peligrosa, es necesario que comiences a asimilar, no podemos estar guardados en nuestras casas todo el tiempo, tenemos que aprender a abrazar también al coronavirus. Te confirmo leíste bien, es hora de comenzar a buscar estrategias para enfrentarlo, con decisión, con actitud, con la moral en alto, con mucho respeto porque como ya sabemos, no distingue estrato social, sexo, religión, nacionalidad, ni edad. Debemos hacerlo con mucha responsabilidad, acatando las normas, siguiendo los concejos, teniendo claridad que no estamos jugando un partido por la “gaseosa y el pan” como en nuestra juventud, nos estamos jugando un partido por la vida.

Pero antes de dar ese primer abrazo, que si mal no recuerdo era para ti; la vida demanda con premura, que te abraces fuerte a tu Creador. Quizás el silencio y la quietud del mundo que vivimos hoy, sólo reclama que permitas en tu vida escuchar al Dios perfecto, al Dios omnisciente, al Dios de propósito. El mundo te ofrece hoy; cansancio por el encierro, dudas por el futuro, miedo a la enfermedad, ansiedad de volver a vivir como antes, temor a la muerte, depresion por la escasez económica.

Pero Dios te dice hoy a tí, con nombre y apellido, con número individual exclusivo, con cédula espiritual. Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí , y yo los haré descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar. Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar ” Mateo 11: 28-29 .Versión traducción en lenguaje actual.

Recuerda entonces abrazar siempre, pero no debes comenzar a abrazar sin antes tomarte de la mano del Todopoderoso, que es quien tiene el control de tu vida. No olvides además que el Coronavirus es una experiencia fuerte, que seguramente seguirá tocando nuestras vidas, pero que la última palabra no le pertenece, no olvides además que en el mundo día a día suceden acontecimientos, con un mayor número de muertes por suicidios, hambre o abortos que el “virus que llevamos en nuestra alma” nos hace indiferentes.

Revisa en línea cifras de las muertes  con sus  causas https://www.worldometers.info/

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