Fresco y desparpajado, aunque sin quitarse la corbata. Abelardo de la Espriella cuenta desde su oficina en Barranquilla por qué dejó su columna de opinión politica semanal y habla de su nueva faceta, la de escritor de ficción. Acaba de publicar un libro de relatos inspirado en casos de la vida real: Amores criminales.
Cerró un 2020 duro como le resultó al mundo entero y vivió la angustia del Covid en casa, con su papá, el notario Abelardo de la Espriella, el gocetas mayor de la familia, amenazado de gravedad y en riesgo de perder la vida. Pero el optimismo de De la espriella sigue intacto, invencible y ahora con la decisión de alejarse del bochinche perpetuo del dia a dia del país. Despotricó de las redes sociales y de Claudia López “en el fondo esperaba que le fuera bien pero ha sido un desastre” al tiempo de declararse un hedonista dedicado a disfrutar la vida y sin disimular sus convicciones antimamertas confesó su devoción por Alvaro Uribe, a quien mantiene en su pedestal.