De todos los países de Latinoamérica, Colombia, al mando de Iván Duque es el único que ha declarado públicamente contra el gobierno ruso de Vladimir Putin por estar detrás de las protestas de los últimos 3 años.
Una conclusión geopolíticamente correcta cuando Colombia es un territorio estratégico del Caribe para la OTAN y las relaciones internacionales de Estados Unidos en Latinoamérica.
De hecho Colombia ha colaborado para la OTAN en Fuerza de Tarea Multinacionales en la Operación ‘Atalanta’ y la Operación ‘Ocean Shield’ en la región del Cuerno de África en 2015.
Desde el 2017, Colombia es el primer socio global latinoamericano de la Organización del Tratado del Atlántico Norte - OTAN y con ello se establece un plan de trabajo conjunto para la cooperación militar de los países miembros.
De hecho, Colombia tiene buenas relaciones con el Euro-atlantismo, la ONU e Israel, y ha sido escudero de las causas de estos países contra sus enemigos internos desde la Guerra de Corea y la región del Sinaí, esta última en favor de Israel.
Y sobre el conflicto ruso-ucraniano, Colombia no ha estado exenta. Ha militarizado la frontera oriental en 3 departamentos ante un posible desembarco de tropas rusas a Venezuela, esto como represalia rusa ante un arribo total de la OTAN a Ucrania.
Y el Ministerio de Defensa ha radicalizado su discurso no sólo contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, sino que acusó a Rusia y declaró a Irán como enemigo de Colombia.
No obstante, para bien o mal, esto ha marcado la evolución de las Fuerzas Militares colombianas.
En 2018 bajo la administración de Juan Manuel Santos, el Ejército Nacional de Colombia entró en una nueva fase de desarrollo para adaptarse a los retos de las relaciones internacionales y los escenarios de la geopolítica en el siglo XXI, buscando así mismo consolidar su estatus militar como un ejército moderno para una proyectada situación posconflicto.
Este pacto se suscribió a través del trámite legislativo de la Ley 1839 de 2017 “Por medio del cual se aprueba el acuerdo entre la República de Colombia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte sobre Cooperación y Seguridad de Información”.
Para el desarrollo de este artículo y con un enfoque auténticamente militar en el análisis geopolítico, se dispone de la teoría para el desarrollo de variables de las operaciones militares como describe los Manuales Fundamentales de Ejército: Las variables operacionales se componen de las siguientes categorías: política, económica, militar, social, información, tiempo, infraestructura y medio ambiente físico (PEMSITIM). (Ejército, 2017, )
¿Cómo entender la posición de Colombia contra Rusia?
El enfrentamiento mediático latente entre Colombia y Rusia ha sido tendencia desde hace 3 años. Desde que la nación colombiana es socio global de la OTAN, ha marcado sus relaciones internacionales hacia el Atlántico y ha dispuesto sus Fuerzas Militares a la estandarización internacional como lo es la Doctrina Damasco (columna doctrinal de Ejército) y las Operaciones Terrestres Unificadas: estos dos propios del lenguaje de la OTAN.
Por tal razón, se identifica la posición del Estado colombiano contra Rusia y sus aliados:
- Las acusaciones de la vicepresidenta de Colombia, Martha Lucía Ramírez, sobre la influencia rusa en las protestas de 2019 y 2020 que fueron confirmadas por el New York Times en una investigación por analistas del Departamento de Estado de EEUU, sin mucha evidencia tangible.
- Las declaraciones desde el Ministerio de Defensa Nacional sobre la injerencia rusa en el Paro Nacional del 28 de abril de 2021 y los ataques a la ciberseguridad del Estado colombiano. Esto en el marco de una posible guerra híbrida de Rusia contra Occidente como lo fue en el Brexit y las elecciones presidenciales de EEUU
- Y por último desde Jerusalén, el ministro Diego Molano afirmó que Irán y el grupo terrorista chií libanés Hezbolá son enemigos de Colombia como lo son de Israel: “aquí tenemos un enemigo común y es el caso de Irán y de Hezbolá, que opera en contra, por supuesto de Israel, pero también apoya al régimen de Venezuela”.
Entendiendo que Rusia e Irán son aliados de Venezuela, es comprensible que Colombia busque constantemente estar alineado al discurso de lo político (en términos schmittiano) del bloque de la Alianza Atlantista (Canadá, Reino Unido, EEUU, etc.) contra los “enemigos de las democracias abiertas” de Occidente.
¿Qué representa el conflicto de Ucrania, la OTAN contra Rusia?
Rusia y Ucrania han estado enfrentadas por desligarse de la esfera de poder, como lo fue la revolución de color del Euromaidán de 2014 depuso al gobierno prorruso de Víktor Yanukóvic, pero avivó el alzamiento de rebeldes separatistas prorusos hasta independizar la Península de Crimea y anexarla a Rusia.
Desde la etnografía, Rusia y Ucrania hacen parte de la civilización eslava, pero Ucrania se lleva la relevancia cultural al ser la cuna del Rus de Kiev, representación del legado de los eslavos en Europa del este. Rusia y Ucrania son conexos desde el medioevo y han estado ligadas por la historia misma. Esto implica que el acercamiento a Ucrania a Occidente es una amenaza de la influencia rusa en la ‘gran nación’ eslava de antaño.
Desde lo económico, en Ucrania radican los suministros desde Rusia del cual Ucrania recibe ganancias. Además del puerto comercial de gasoductos que suministran gas a Europa desde Rusia. Algo similar sucede, a baja escala, con las materias primas que viajan desde Ucrania a Europa y que sacudirán el mercado internacional.
Y por último, es la amenaza constante de la OTAN al cercar a Rusia con los ex países soviéticos. Ejemplo de ello es que el mar Báltico es disputado por miembros de la OTAN (Estonia, Letonia, Lituania, países ex soviéticos) y la misma salida al mar de Rusia en el noroccidente. Y con Ucrania se afianza aún más la amenaza que presiente Moscú contra la coalición militar Euro-atlantista hacia el suroccidente.
¿Enviar tropas en apoyo a la OTAN ante un posible conflicto?
Analizando a fondo el acuerdo entre la OTAN y Colombia se puede identificar que:
- Genera la creación de medidas de intercambio en la protección de la información y cooperación en seguridad para la globalización
- Permite el desarrollo pedagógico técnico en derechos humanos, justicia militar y educación a las tropas.
- No es un acuerdo para hacer parte de operaciones militares que no sean de entrenamiento, no vamos a participar en operaciones militares de la OTAN
- Este acuerdo constituye un “precursor” de cualquier posible futura cooperación con Colombia que los aliados desarrollen a través de la OTAN.
Pero esto ha ido evolucionando a tal punto que el 2022 inició con nuevos acuerdos de Colombia con la OTAN: el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, firmó un nuevo acuerdo de asociación entre el país y la OTAN que aborda áreas nuevas como seguridad y cambio climático, y concretó con la Unión Europea (UE) mayor cooperación en lucha contra crímenes transnacionales.
Las seguridades en la globalización de Colombia y su constante participación en las misiones de paz de la ONU incluyeron elementos para enriquecer el aparato estructural del Acuerdo de Paz con las desmovilizadas FARC como también el acuerdo con la OTAN convergiendo de manera directa en la transformación del Ejército Nacional colombiano.
Colombia ha ido alineando sus FFMM incluso como manifestación geopolítica de los adversarios de la Alianza Atlántica. Por ello los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia interpretaron el acuerdo como un primer paso de Colombia para convertirse en miembro de ese organismo y como una amenaza para la estabilidad regional. Otros países como Brasil y Ecuador han tenido dudas por la pronta inclusión de potencias que conforman la OTAN para asumir los asuntos internos latinoamericanos.
Conclusiones
Que la frontera entre Colombia y Venezuela esté militarizada no obedece a la lógica del conflicto armado interno principalmente. De hecho el mismo Ministerio de Defensa Nacional afirmó las preocupaciones por un posible arribo de tropas rusas a Venezuela.
La inmediata reacción de militarizar frontera en Arauca, Catatumbo, La Guajira, Norte de Santander fue muestra del reforzamiento de Colombia ante el escenario global y su posición a favor de la OTAN contra Rusia.
Colombia no puede enviar tropas a combatir ni permitir que intervengan en el territorio nacional en el teatro de operaciones. Esto se enmarca explícitamente en el acuerdo con la OTAN, y modificarlo requiere un trámite legislativo.
Pero una verdad infalible es que los partidos políticos colombianos en su mayoría son defensores de la política internacional estadounidense de Joe Biden, desde la derecha como el Centro de Democrático y la izquierda como la Colombia Humana.
Modificar el acuerdo para reforzar la OTAN en Colombia sería fácilmente ágil.
Colombia ya tomó el bando que necesita para asegurar su posición privilegiada en la OTAN sobre Latinoamérica. Además, un bando transnacional junto con Israel. Vientos de guerra se aproximan para Occidente y Colombia (su élite, sus partidos y su presidente) ya tiene una posición pro-OTAN que incluso ha alertado a sus países hermanos.
*Analista militar y periodista en Seguridad y Defensa.