En el informe de rendición de cuentas de gestión y ejecución del año 2016 presentado por el alcalde municipal al concejo, se evidenció los innumerables "errores de redacción", como el de incluir obras aun pendientes por lograr su aprobación y ejecución, otras, ejecutadas en la imaginación de algunos funcionarios que menosprecian la inteligencia de los ipialeños. Ojalá sólo haya sido el generoso optimismo del redactor del mágico informe. Informe que avaló y se firmó con el convencimiento de que todo está bien, pero el no conocer donde se vive, hace cometer semejantes desaciertos.
Son incomprensibles los resbalones de la administración local desde el inicio del mandato, hasta ahora, pero es inevitable reconocer el trabajo del secretario de gobierno que ha sido el único que le pone el pecho a la tormenta, a pesar de sus continuos homenajes a la fábula de un pastorcito que decía que el lobo venía y no llegaba... Pero lo que verdaderamente preocupa es que los ciudadanos se quejan y demuestran el inconformismo a diario por los medios de comunicación, redes sociales, buses colectivos y en cada esquina.
Los comentarios son aburridos y extensos, todos, absolutamente todos, son desalentadores y llenos de decepción frente a la expectativa generada en el discurso de convencimiento electoral. Los ciudadanos de a pié "frentean" su inconformidad, se quejan a diario en los noticieros de radio y televisión, el facebook se contamina de palabras de todo calibre en contra del mandatario, y con todo el derecho que les otorga la Constitución Política de Colombia, (naturalmente haciendo excepción a los insultos de tendencia personal). Los medios de comunicación se han convertido en un muro de lamentos de quienes tienen la esperanza de que esa es la única opción de lograr ser escuchados.
Pero la real preocupación es ¿dónde están los líderes políticos que tanto defienden al pueblo?...¿dónde están? O solo aparecen en temporada electoral?... Ese interrogante debe llegar a los oídos de quienes están convencidos de creer que le pueden dar la dirección correcta a nuestro atropellado Ipiales. Acción, debe ser la reacción a tanto descontento y desconfianza administrativa. No se pide que lleguen a desgarrar sus costosos vestidos, pero si que se haga un pronunciamiento contundente, dejando a un lado ese sospechoso silencio que acompañado de la popular frase "es que hay que darle tiempo para gobernar" lo han usado como el pretexto exacto al momento de representar los intereses de quienes depositaron su confianza.
Ya soportamos un año de parálisis administrativa por desconocimiento o simplemente capricho cual salmón contracorriente, corroborando así lo anunciado en los pasados discursos de aquellos incinerados en la batalla electoral de un octubre del año 15; superando este breve desliz de 48 cuadras y empujado por la inocencia de 17 incautos inundados de esencia de romero y con la ansias de observar el inicio de las famosas realizaciones prometidas en un segundo "raund" de campaña; episodio que llenó de incredulidad los de a pie.
Esperemos que sea una mala percepción de quien escribe estas líneas y no se confirme lo comentado en todas las esquinas y tinteaderos de nuestro municipio.
Nuestros representantes políticos mágicamente aparecen entre capas de humo y finalizando año en plena campaña de congreso. La defensa de lo nuestro, de lo público es tarea de todos los días, y de todos quienes verdaderamente somos, vivimos y queremos Ipiales.