Desde siempre ha sido común que la comunidad de un barrio, al percatarse que un miembro de ésta ha sido atracado o robado, reaccione y atrape u obstaculice la huida de los delincuentes, para posteriormente dar aviso a las autoridades y que se consuma su captura. Sin embargo, en los últimos años se está presentando un fenómeno que va de la mano con el aumento de la inseguridad en la ciudad, los vecinos cansados de los embates de la delincuencia han decidido tomar justicia severa por sus propias manos.
Cartagena, una ciudad que tiene dos caras, una faceta turística que a todos admira por sus maravillosas murallas, calles empedradas, iglesias de estilo gótico y playas paradisíacas, y otra cara llena de pobreza, pandillas, inseguridad y abandono Estatal. Ese mismo abandono que lleva a los ciudadanos a adoptar medidas contra problemas que presentan y los cuales, las autoridades no les dan solución.
Se ha vuelto usual ver en redes sociales, televisión y prensa que muchedumbres incontroladas compuestas por vecinos de un barrio linchen a ladrones atrapados “in fraganti”, incluso, con la presencia de la policía. En muchos casos la fuerza usada es claramente excesiva, propinándole al atracador golpes en todo el cuerpo y con cualquier tipo de objetos contundentes, sin ninguna escrupulosidad, dejando a estos gravemente heridos y en ocasiones causando su deceso. Son actos totalmente aberrantes y bárbaros que no deben tener lugar en una comunidad. Este fenómeno no solo se presenta en Cartagena, está generalizado en todo territorio nacional y en otros países del continente. Hace más o menos un mes, quedé perplejo con una noticia de una joven que había sido quemada viva en Guatemala por presuntamente estar implicada en el asesinato de un taxista, también he visto vídeos de supuestos rateros que les cortan los dedos mientras una multitud aplaude ¿Qué es lo próximo? ¿Exponer a los antisociales en plaza pública y ahorcarlos o, quemarlos en una hoguera?
Sin embargo, este tipo de acciones colectivas son bien vistas por un sector de la comunidad que expresa su rabia por la existencia de “amigos de lo ajeno” que hurtan lo que otra persona ha trabajado honradamente y con esfuerzo, también manifiesta su agradecimiento y bendición a la gente que ayuda en la “limpieza social” ya que las autoridades no hacen nada y que en caso de capturar a los maleantes, estos quedan libres a los pocos días.
Empero, yo opino que tomar justicia por nuestras propias manos no es lo más adecuado, para eso existen instituciones creadas para someter y procesar a los delincuentes siguiendo la vía del derecho. Es claro que en Colombia estos órganos que están investidos del poder coercitivo no funcionan bien, pero los esfuerzos de la comunidad deben enfocarse más en pedir una verdadera protección de estos que impartir justicia cometiendo actos de barbarie propios de la Edad Media. Actos que se deben eliminar considerando que a lo largo de la historia han habido varios grupos que empezaron con ideas de “limpieza social” y terminaron degenerándose en criminales peores que los que perseguían en un principio. Un corolario claro son los “Paramilitares” que eran cuadrillas compuestas por vecinos, ganaderos, empresarios, etc., que decidieron tomar medidas contra los abusos de la guerrilla y terminaron cometiendo las masacres más cruentas de la historia del País. Por eso es imperativa la eliminación de estos actos dentro de una comunidad para evitar que se formen cuadrillas de “parapolicias” de barrio y que el remedio termine siendo peor que la enfermedad.