Soy estudiante de historia de octavo semestre y decidí recorrer con algunos de mis compañeros algunos municipios aledaños a Bogotá con el propósito de visitar los respectivos centros históricos. Estuve en Chía, Cajicá, Zipaquirá y Nemocón, y en ese recorrido hubo algo que me causó impresión en el centro de Zipaquirá y fue encontrarme con el estado de abandono de la casona donde estudió su bachillerato el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez entre los años de 1943 y 1946 en el entonces Liceo Nacional de Varones.
Tenía las expectativas muy altas al pensar que por ser el lugar donde Gabriel García Márquez estuvo internado durante cuatro años y donde se enamoró de la literatura, iba a encontrarme con un espacio cuidado y donde se le rinde homenaje al escritor más galardonado del siglo XX en Colombia. Para mi sorpresa encontré que la casona en su exterior se encuentra llena de grafitis, y en su interior no hay elementos museales que evoquen la estadía del joven Gabriel García Márquez, que según las memorias del propio Gabriel García Márquez e investigaciones como las de Gustavo Castro Caycedo fue un espacio determinante para que el joven venido de Aracataca se perfilara como un escritor, en razón de que fue en Zipaquirá que conoció a profesores que lo aconsejaron para que dejara de escribir poemas y se inclinara por la escritura en prosa.
Es increíble el abandono en que se encuentra el espacio que, según me informa un profesor de artes que me encontré, en algún momento operó como un museo, pero que ahora solamente es un lugar que congrega algunos estudiantes que asisten para ser instruidos en las escuelas de formación artística. Así mismo, el profesor de artes me comentó que Zipaquirá no cuenta en a la actualidad con centros culturales modernos para responder a las necesidades de la época y hay que esperar a ver qué pasa con una obra que esperan terminar en 8 años.
Hago el llamado a la administración municipal en cabeza del alcalde, el señor Fabian Rojas y de su gerente de cultura la señora Hanan Al-mutawa a que enfoquen su mirada en el lamentable estado de abandono en que se encuentra la casa donde estudió el único Premio Nobel de literatura de Colombia.