Leer Twitter después de la emisión del show de medio tiempo del Super Bowl 2020 era realmente vergonzoso. Personalmente, cuando ví que J Balvin cantó junto a JLo, se me erizó la piel por el orgullo de estar viendo a otro colombiano robarse el show en tal evento. Si bien es cierto que Shakira acompañó a la Diva del Bronx como figura central del show, la sola presencia de otro colombiano era algo que me llenaba de orgullo. Ya los nuestros no eran uno sino dos.
Y digo que entrar a Twitter daba vergüenza porque mostraba lo que somos como país: una sociedad energúmena incapaz de celebrar el triunfo de sus propios hijos. La red social estaba llena de trinos diciendo que cómo era posible que metieran un reggaetonero en ese evento, que la presencia de J Balvin le bajaba la categoría, etc. Ciertamente, eran más los comentarios repudiando la presencia del paisa que los que la aplaudían. Y, tras de todo, venían de colombianos que en lugar de estar atacando la música de J Balvin, debían alegrarse porque hizo sonar el nombre de Medellín en el evento que más rating tiene en todo Estados Unidos.
Lo peor del caso es que todo es por motivo de una pose. Creemos que asquearnos de reggaetón nos eleva intelectualmente pero a la hora de la verdad los mismos que lo atacan son los que se emborrachan bailándolo en una discoteca cualquier fin de semana. El día que Colombia deje atrás el arribismo típico de las sociedades retrógradas sin duda alguna será un mejor país. Lamento decir que la presencia de J Balvin en el Super Bowl solo sirvió para demostrar qué tan lejos estamos de eso.