Fabio Valencia Cossio, miembro de uno de los más poderosos clanes políticos de Antioquia en las últimas décadas, dijo de las Convivir en esta entrevista, que fueron apoyadas y promovidas por el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe: “Percibía que serían un mascarón de proa para el ejercicio del paramilitarismo”. Casi veinte años después de esa oposición a ultranza contra las Convivir, ¿cómo justifica el simpatizante del Centro Democrático su cercanía con el expresidente?
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El mismo día en el que Álvaro Uribe Vélez fue elegido como gobernador de Antioquia le propinó un puñetazo a Fabio Valencia Cossio. Por una diferencia de un poco más de 400 votos, el candidato liberal había triunfado sobre Alfonso Núñez Lapeira, del Movimiento Político del Coraje, liderado por Valencia Cossio.
El hoy exministro del Interior y de Justicia empezó una guerra política contra el entonces gobernador de Antioquia. Tal fue su oposición al gobierno departamental de Uribe que más de una vez el secretario de Gobierno de Antioquia, Pedro Juan Moreno, mano derecha del gobernador Uribe, lo denunció ocho veces ante diferentes organismos de control como la Procuraduría y organismos judiciales a raíz de que Fabio Valencia y su grupo político se opusieron a las Convivir. Se desató una persecución y un acoso contra él, pero al final todos los estamentos fallaron a su favor.
De Fabio, Guillermo y Ramiro Valencia Cossio, quien más escaló en el poder político fue Fabio, al punto que llegó a ocupar las principales embajadas de Colombia en el exterior y un ministerio, entre 2008 y 2010, del entonces presidente Álvaro Uribe.
De una familia humilde que se crió en un barrio popular del Valle de Aburrá, donde vivió sus primeros años de vida, Fabio Valencia siempre ha estado ligado al poder político. Luego de graduarse de abogado de la Universidad de Antioquia a mediados de la década de los 70, tiempos de movimientos sociales los cuales atraían a la juventud académica de entonces, ingresó al Directorio Departamental del Partido Conservador en 1968. Ascendió en la estructura interna de este partido en el que llegó a ser su Secretario General entre 1980 y 1982, año en el que resultó elegido como Representante a la Cámara por Antioquia.
Luego de ser ungido como Coordinador de la Bancada Conservadora en 1982 y Vicepresidente del Directorio Nacional de su partido en 1984, fue reelegido representante en 1986. Fue tanto lo que escaló que entre 1988 y 1998 ocupó en varias ocasiones la Presidencia de su partido, dos veces una curul en el Senado y también la misma cantidad en la Cámara de Representantes. Para ese momento era uno de los políticos más influyentes del país y con base en ese poder impulsó las carreras políticas de su hermano Ramiro y de su amigo Juan Gómez Martínez, quien tiempo después sería elegido gobernador de Antioquia. Posteriormente, Valencia Cossio fue presidente del Congreso, hizo parte del comité negociador del gobierno de Andrés Pastrana en los diálogos de paz en el Caguán, ocupó la Embajada en Italia y fue designado ministro del Interior y de Justicia.
Son casi 40 años de ejercicio en el poder político que han hecho de Fabio Valencia Cossio un personaje de luces y sombras para la política, regional, departamental y nacional, que hoy se encuentran plasmados en sus libros “Crónicas del coraje” y en el más reciente “O cambiamos o nos cambian”. Momentos tan difíciles para su apellido como cuando su hermano Guillermo, exdirector seccional de fiscalías de Antioquia, fue condenado a 15 años de prisión por los delitos de concierto para delinquir agravado, falsedad por destrucción, supresión y ocultamiento de documento público, y enriquecimiento ilícito después de que la Corte Suprema de Justicia dictaminó que él recibió beneficios económicos por influir en la exclusión de John Freddy Manco Torres, alias ‘El Indio’, del organigrama de la banda criminal de Daniel Rendón Herrera, alias ‘Don Mario’. La investigación a su hermano se inició mientras encabezó el Ministerio del Interior y de Justicia.
Las preguntas de esta entrevista reviven los sucesos más relevantes de su trayectoria política.
Sebastián Díaz López: ¿Por qué publicar un libro precisamente en momentos de campaña para el Congreso y la Presidencia?
Fabio Valencia Cossio: “Realmente, yo creo que fue una coincidencia. Yo estaba pensando escribir este libro desde que salí del Ministerio, pero no fue posible. Este libro recoge mucho más las experiencias que he vivido. Yo creo que la historia del país uno la tiene que escribir desde el punto de vista que uno la vivió. Quise hacer esto como un legado, como una constancia de lo que ha sido mi trabajo en la política y aquí recojo básicamente los últimos 15 ó 20 años de mi actividad política y también voy un poco más atrás. Aunque también yo escribí otro libro que se llama Crónicas del coraje, que recoge la etapa más o menos de 1970 a 1998. Con estos dos libros hago una narración histórica de lo que me ha correspondido como protagonista no solamente la historia de Antioquia, sino también de Colombia, pero no tenía ninguna otra intencionalidad diferente a esa”.
S.D.L: Usted ha dicho que si Uribe llega al Senado le devolverá esa independencia al Legislativo, ¿pero no hay razones personales de todos ustedes para pensar que quieren hacer otras cosas?
F.V.C: “A ver. Una de las crisis grandes que tiene el país es el debilitamiento de los partidos políticos. Ellos perdieron su norte, su orientación. El surgimiento de los movimientos de izquierda ha sido también muy traumático porque no hay una izquierda sólida, por lo tanto lo que hay es una dispersión de ideas por todo el país y unos partidos muy débiles; cuando hay partidos débiles la democracia es débil. Y si se suma eso a que la Constitución de 1991 y posteriores reformas le han dado más preponderancia al Ejecutivo que al Legislativo y, además, la justicia ha tomado un protagonismo muy fuerte, porque lamentablemente hoy es juez de los otros dos poderes, pero no tiene asimismo juez que la juzgue. Entonces, tenemos un Ejecutivo y una justicia muy fuerte frente al Congreso y un Congreso muy débil”.
S.D.L: Deme un ejemplo de por qué dice lo de la justicia
F.V.C: “Pues, porque la justicia es juzgada por la Comisión de Acusaciones del Congreso y la verdad eso nunca ha operado”.
S.D.L: Pero la Comisión de Acusaciones tampoco ha funcionado con presidentes.
F.V.C: “Tampoco. O sea, es una institución que no funciona. Los jueces no tienen quien los juzguen, el Congreso sí tiene quien los juzga y esto ha creado un debilitamiento muy grande del poder Legislativo. Además, el Ejecutivo es muy fuerte y tiene una gran incidencia sobre las decisiones del Congreso, porque prácticamente hay un Congreso supeditado. Y eso ha hecho que no haya un equilibrio de los poderes, que no haya un contrapeso de los poderes. Por eso la llegada de Álvaro Uribe le va a devolver al Congreso la independencia que necesita del Ejecutivo para ser un motor para el desarrollo del país. Y, además, va a cumplir una función de control político, porque estoy seguro que el presidente Uribe va a hacer primar por encima de todo los interés de la patria. El Centro Democrático le va a cumplir al país así toque hacerle oposición al gobierno que gane”.
S.D.L: Algunos piensan que si Uribe y ustedes llegan al Congreso lo que harán es hacerle la vida imposible al presidente Juan Manuel Santos reelegido y no van a representar a quienes los eligieron.
F.B.C: “No, al contrario, esa no es la intensión del presidente Uribe. Si nos tocara, porque yo creo que se va a ganar la Presidencia con un candidato del Centro Democrático, haríamos un gobierno como lo está reclamando el país: con autoridad, que le devuelva la seguridad, que repele la subversión, que tenga un desarrollo social y de equidad para el país. Si nos tocara hacerle una oposición sería constructiva. El esquema sería oponer y proponer”.
S.D.L: En su libro cuenta cómo Álvaro Uribe le da un golpe en la cara hace casi 20 años, luego de las elecciones a la Gobernación de Antioquia. En pocas palabras, ¿cómo sucedió eso?
F.V.C: “Bueno, nosotros con el presidente Uribe siempre fuimos muy amigos desde la universidad. Después hicimos política desde orillas diferentes, pero nos colaboramos mucho y llegó el momento de la elección del gobernador. Estábamos en las elecciones para representar a Juan Gómez Martínez que había sido elegido por los antioqueños, pero que había sido reemplazado por mi hermano Ramiro. Entonces, el día de las elecciones hubo un forcejeo porque la diferencia con la que ganó Uribe la Gobernación fue muy estrecha. Se presentó un incidente en la Registraduría porque a mí me avisaron que Mario Uribe estaba allá en el centro de cómputo. Ahí fue cuando tuvimos un enfrentamiento con Mario Uribe. Cuando estábamos, digamos, solucionando el impase y nos íbamos todos a retirar, porque ya había hecho yo la denuncia por la presencia de Mario que no debería estar ahí, entró el doctor Uribe muy ofuscado, quien en ese entonces era el candidato, y trató de agredirme pero un general de la Policía evitó que yo fuera golpeado. Después nos pusimos de acuerdo que todos nos retiráramos y el impase terminó ahí”.
S.D.L: Pero cómo usted, que le hizo tanta a oposición al otrora gobernador Uribe, llega a hacer una alianza con él en la época de presidente.
F.V.C: “A partir de ese incidente yo le hice una muy fuerte oposición en el Congreso, me opuse a las Convivir y todo eso ocasionó un distanciamiento durante muchos años, pero cuando él fue elegido presidente muy generosamente me pidió que continuara con la embajada en Italia y, pues, yo le dije que lo tenía que consultar porque siempre habíamos tenido diferencias y cuando uno es embajador representa es al presidente de la República. Nos reunimos y llegamos a un acuerdo. La diferencia fundamentalmente era porque yo soy amigo del diálogo político, pero al final me dijo que no se oponía al diálogo. Es más, que lo iba a hacer no solo con la guerrilla sino con los paramilitares; que él iba a combatir por igual a unos y otros. Salvada esta diferencia me pidió que como embajador tuviera los contactos con la guerrilla para buscar un diálogo político o de acuerdos humanitarios y así sucedió. Digamos que eso facilitó de nuevo un acercamiento con el presidente Uribe. No me arrepiento porque me encontré con un hombre que de verdad siente a Colombia, es un gran líder y hoy me siento totalmente identificado con su política y por eso lo estoy apoyando”.
S.D.L: Pero no me está respondiendo. Lo curioso de esto es que sucede luego de una denuncia que le hizo Pedro Juan Moreno a usted, persecuciones de la Gobernación de Antioquia en su contra. ¿Cómo puede suceder eso?
F.V.C: “Sí, a mí me denunciaron y la justicia siempre me dio la razón a mí, pero es que en la política todo se olvida. Si uno la política la construye sobre la balanza de retaliaciones o de odios no puede hacer política. De esa manera, a para mí todo aquel que me ha hecho daño o no ha estado de acuerdo conmigo, que han sido injustos conmigo los he perdonado y se me ha olvidado. Yo no guardo resentimiento en mi corazón”.
S.D.L: Para algunos esa postura suya es muy acomodada.
F.V.C: “Los que me han conocido en mi accionar político saben que yo soy una persona muy generosa, sin resentimientos, muy positiva y siempre he buscado lo mejor para Antioquia y para el país. Por eso yo no acompañé en la primera elección a Álvaro Uribe, pero después de que nos pusimos de acuerdo lo acompañé en la reelección. Yo soy un convencido de que soy consecuente. Álvaro Uribe representó las ideas conservadoras en su gobierno y por eso yo me siento identificado con él”.
S.D.L: Otro de los debates fue sobre las Convivir. Usted dijo que eso al final iba a terminar en paramilitarismo y al final la historia le dio la razón. ¿Cuál es la responsabilidad de Álvaro Uribe en este caso?
F.V.C: “Álvaro Uribe obró legalmente, primero porque las Convivir eran legales. Segundo, obró con la convicción de que las Convivir iban a ser auxiliadoras de la justicia y no como yo lo percibía que serían un mascarón de proa para el ejercicio del paramilitarismo”.
S.D.L: Pero así sucedió.
F.V.C: Sí, así sucedió. Yo lo que digo es que el presidente se equivocó en su percepción, pero estoy absolutamente seguro que siempre obró de buena fe y realmente se equivocó y la historia me dio la razón, pero en su gobierno el combatió con igual contundencia a la guerrilla y a los paramilitares, y a ambos le dio la oportunidad de integrarse a la vida civil a través de un sometimiento. Tanto las AUC se sometieron casi en su totalidad a la Ley de Justicia y Paz y hoy no hay un movimiento paramilitar, porque el presidente Uribe terminó con las AUC”.
S.D.L: ¿Pero cómo usted dice eso si está comprobado que la Ley de Justicia y Paz no fue tan efectiva como el expresidente Uribe hubiera querido y que muchas de esas desmovilizaciones fueron falsas?
F.V.C: “Cometió errores evidentemente. En toda aplicación de una ley los delincuentes buscan cómo sacarle provecho. Hágase la ley, hágase la trampa. Pero el efecto de la Ley de Justicia y Paz ha sido muy importante para el país. Que la justicia no haya respondido con prontitud con las condenas correspondientes, es otra cosa, pero hoy el país conoce las atrocidades que cometieron las autodefensas en razón porque una de las condiciones para el sometimiento a esta ley es la verdad y la reparación. Es decir, hoy el balance de Justicia y Paz frente a las revelaciones, frente a la verdad, frente a las reparaciones que se han hecho son muy importantes, pero la justicia no opera con la prontitud que debe operar”.
S.D.L: Pero entonces usted lo está librando de toda culpa en esta situación.
F.V.C: Pues, yo creo en él en su buena fe. Simplemente utilizó un instrumento legal que fue desvirtuado por los delincuentes y que finalmente terminaron muchas de esas organizaciones en paramilitarismo y él creyó que eso no iba a suceder así, pero sé porque conozco al presidente Uribe desde la universidad que es un hombre de convicciones y ha obrado de buena fe y acorde con la ley”.
S.D.L: Para cerrar este capítulo del paramilitarismo. Una de las críticas que más le hacen al expresidente Uribe es que extraditó a los paramilitares y ellos no han podido reparar a las víctimas.
F.V.C: “Cuando se extraditó a los paramilitares hubo un acuerdo con los Estados Unidos que ellos podían seguir participando en la reparación como en efecto lo han hecho desde allá. Todos los días vemos versiones de los paramilitares extraditados. Yo firmé un documento con el embajador de los Estados Unidos para facilitar esas versiones y cada que las quieren dar lo pueden hacer. Los que no han cumplido los han sacado de Justicia y Paz. Una vez cumplan con la condena en los Estados Unidos y regresen, y si cumplieron con lo pactado, pues tendrán los beneficios”.
S.D.L: Hay una parte de ese libro que hoy parece impensable y es una “fiesta” con algunos cabecillas de las FARC. ¿Por qué creía usted en ellas en ese momento?
F.V.C: “Cuando yo me retiré de las negociaciones después de dos años y medios de haberse iniciado había muchos problemas. Las negociaciones estaban suspendidas y nosotros buscamos un instrumento, una excusa para reiniciar las conversaciones y se ideó la posibilidad de que se hiciera una especie de despedida. La guerrilla aceptó y volvimos a sentarnos. Logramos el objetivo de incentivar las negociaciones, pero la verdad es que esa fiesta fue muy exagerada. Fue con bombos y platillos, con orquesta y obviamente el país vio eso muy mal porque era un proceso que llevaba más de dos años y que no había dado los resultados. La guerrilla seguía delinquiendo y no vieron el porqué de esa reunión. Eso tuvo un gran costo político no solo para el gobierno, sino personal”.
S.D.L: ¿Por qué no creer hoy en la guerrilla?
F.V.C: “Porque la guerrilla para mí ha utilizado toda la buena voluntad del Estado para lograr un proceso de paz y lo ha utilizado en su favor para fortalecerse militar o políticamente. Esta guerrilla cuando terminó el gobierno del expresidente Álvaro Uribe estaba prácticamente arrinconada y sin ninguna posibilidad de acción política a nivel nacional e internacional. El proceso de paz de entradita les devolvió el escenario internacional y, por supuesto, nacional y como se ha dado cuenta la opinión pública lo que se había planeado el gobierno en llevar el proceso de paz en seis meses ya lleva un año y ni siquiera se han podido ponerse de acuerdo en el segundo punto. Es el mismo estilo de la guerrilla: dilatar, mamar gallo, burlarse del país que fue lo que hicieron en el Caguán. De La Habana puede salir algún acuerdo, pero habrá que mirarlo con lupa”.
S.D.L: Pero lo que la opinión pública también conoce es que las FARC están dispuestas a dialogar y en todo proceso, nadie más que usted lo sabe, hay desacuerdos.
F.V.C: “Es que ellos en el Caguán también estaban dispuestos a dialogar y no llegaron a ningún acuerdo. El tiempo de ellos es distinto al tiempo nuestro. Ahora, yo estoy de acuerdo con la paz, con el diálogo, pero con lo que no estoy de acuerdo es con que se deje el gobierno y el país manipular por las FARC”.
S.D.L: Cambiemos de tema. Algunos vieron como ilegítimo que mientras usted era ministro su hermano tenía un proceso judicial y luego fue condenado por paramilitarismo.
F.V.C: “Primero, mi hermano no fue condenado por eso. Yo siempre dije desde un primer momento que yo no intervendría para nada entre otras cosas porque un ministro de Justicia es un vocero político de la justicia, acá ella es independiente. El ministro no ejerce ni aplica la justicia, es decir, yo no podía intervenir para nada en ese proceso. Además, por convicción no lo hice y siempre dije que respetaría las decisiones y nunca las he cuestionado. Obviamente para mí era muy difícil por un lado por mi corazón de hermano y por el otro por mi función como ministro. Nadie del país puede decir que yo hice algo violando la Constitución o a favor de mi hermano. Y aquí no hay delitos de sangre. Eso es para la Edad Media donde un miembro de un clan mataba a toda una familia por un error. Aquí estamos en una democracia”.
S.D.L: ¿Usted cree que ese episodio le restó credibilidad a usted y a su apellido?
F.V.C: “Yo creo que los enemigos lo han utilizado para tratar de enlodar a toda la familia, pero solamente digo que nuestra familia es sencilla, humilde, que se ha hecho a base de esfuerzo; de un padre y maestro de escuela que nos enseñó los más altos valores y seguimos trabajando por el país y nos seguimos apoyando. Como hermanos seguimos apoyándolo en su dolor. Obviamente los detractores quieren empañar unas acciones que el país reconoce como buenas”.
S.D.L: ¿Cómo vive una persona que tuvo tanto poder político y que hoy prácticamente no lo tiene?
F.V.C: “Es que el poder es una ilusión. Yo nunca me aferré a nada de lo que llaman poder político. Yo he sido el mismo como ciudadano que nació en Aranjuez, en un barrio popular a hoy que soy exministro, después de haber ocupado una de las principales embajadas de Colombia, de haber sido presidente del Congreso, de haber sido encargado de las funciones presidenciales. Siempre fui el mismo, nunca cambié y no voy a cambiar porque para mí el título más importante es el de ciudadano”.
S.D.L: Algunos lo llaman a usted el ocaso de un cacique
F.V.C: “Eso que me llamen como quieran. Hoy realmente estoy más vigente que nunca porque sigo trabajando con el mismo entusiasmo del que lo que hecho siempre. Todos los que han querido que yo desaparezca de la política se han llevado un golpe en las narices. Yo siempre les he contestado con la frase famosa: “Los muertos que vos mataste gozan de cabal salud”. Aquí estoy trabajando por el país y lo seguiré haciendo hasta el final de mis días”.
S.D.L: En una palabra defina su labor como político.
F.V.C: “Servidor”.
@sebastiandiazlo