A todo marrano…
Opinión

A todo marrano…

Las amenazas de Santrich son para tomarlas en serio, pero ¿amerita que el gobierno se disponga a contestarlas mediáticamente con una batería de funcionarios, incluido el presidente?,¿O es que hay más?

Por:
febrero 25, 2021
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Desde luego, los sermones, las amenazas o lo que sea que venga de Jesús Santrich --un tipo que le quedó mal a la paz, mal a la guerrilla a la que perteneció, mal al país que alcanzó a abrirse a una idea de reconciliación; un tipo, en fin, asociado y explícitamente hipotecado a un régimen descompuesto como el de Venezuela-- son para tomarlos en serio.

Pero ¿Amerita eso que un gobierno serio se disponga a contestarlas mediáticamente con una batería de funcionarios, incluido el presidente? ¿Que al hacerlo termine por resaltarlas? ¿O es que acaso hay más, un mensaje en clave quizá?

Yendo por partes, el recado sinuoso de Santrich que en contexto es un revoltijo filosófico-religioso-artístico-mitológico-costumbrista, que dice y no dice, da para todo: Memento mori, Duque, a todo Procusto le llega su Teseo, es decir, que a todo marrano gordo le llega su diciembre. Nos vemos.”

Memento mori (esto no quiere decir, te voy a matar o morirás tal día, sino que la muerte, la tuya, la mía, la de Juan, la de Elsa o la del propio Santrich, es inevitable; un hecho irrefutable, imposible de eludir, una afirmación o declinación incluso religiosa); Duque (mención que se da por sentado es hecha al presidente Duque); a todo Procusto le llega su Teseo (referencia a un episodio mitológico que cuenta de cierto héroe vengador que da muerte previa tortura a un perverso gigante hijo de un dios. ¿Cree aquel encarnar la venganza de un héroe, esa venganza que en muchas religiones es prerrogativa de dioses y un vicio inaceptable de hombres?); es decir, que a todo marrano gordo le llega su diciembre (Refrán para advertir que quien la hace la paga, que todos reciben castigo por sus acciones, pero a la vez mordazmente alusivo a una caricaturización personal que ha hecho carrera sobre el presidente). Nos vemos (Advertencia pendenciera, la mayoría de veces cobarde y evasiva, a la salida nos vemos; pero al tiempo un imposible físico, si se da por sentado que Santrich sea ciego, por tanto, una afirmación más bien metafísica, que partiendo de la inexorabilidad de la muerte a la que alude, significaría que todo esto se situaría en un nivel fuera de esta realidad física).

Bien puede decirse que es perder tiempo darle vueltas a múltiples sinsentidos o interpretaciones que puede tener el mensaje. Esta es solo una, y a todas luces sí, esto implica malgastar tiempo.

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¿Por qué acude el presidente de Colombia a dar por sentado cuanto esparce por el aire la cháchara de Santrich?

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Siendo así, entendiendo que Santrich no es el arquetipo del guerrillero heroico ni mucho menos ético, que notoriamente no entraña la elocuencia o del esplendor del Che, de Pizarro o Mujica, sino que simplemente proyecta la imagen de un fresco que acude a una retórica megalómana y pegada de sobras, que su mensaje, entonces, puede tomarse como amenaza pero le serviría por igual en un dado momento para defender que no dijo nada, nada específico ¿Por qué acude el presidente de Colombia a dar por sentado cuanto esparce por el aire aquella cháchara?

Y al hacerlo, en una entonación que resultaría más personal que gubernamental riposta “No temo a amenazas de delincuentes”, a lo que se suma una hilera de mensajes construidos de frases rencauchadas de sus escuderos: “Nosotros no le tenemos ningún miedo, no le tenemos que pedir ningún permiso” (Archila); “Santrich pronto verá …Hechos más que palabras” (ministro de Defensa).

El gobierno colombiano, en general, no se caracteriza por la sofisticación en las comunicaciones, de manera que no parece oportuno si esto solo apunta a trenzar un desafío de palabras con Santrich que incluso le da importancia, “a la salida nos vemos”, pues precisamente no es razonable andar respondiendo a cada ventolera de un delincuente.

Pero si lo que está detrás es un mensaje de Santrich haciendo de ventrílocuo de Maduro, y del lado del gobierno una respuesta a Maduro por concretas amenazas (más creíbles o activas esta vez que su palabrería de siempre), el asunto sería más delicado y necesariamente tendría que ponerse en conocimiento riguroso del país.

 

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