Por razones de seguridad, Rodolfo Hernández nunca llegó a la plaza principal de Piedecuesta, Santander en donde sería el cierre de su campaña. Los voluntarios y seguidores se quedaron esperándolo bajo una temperatura que superaba los 30 grados, en su reemplazo el ingeniero envió a su mamá, doña Cecilia Suárez, quien a sus 97 años se conserva muy bien y llegó acompañada de su nieto Mauricio Hernández. Ante un público, exaltado y emocionado, dio un discurso claro y conciso en el que agradeció "con el alma" todo lo que hacen por su hijo.
Mientras que doña Cecilia se encontraba en la plaza, el ingeniero Hernández se conectó vía Zoom y dio unas palabras a sus seguidores, prometiendo que haría con el país lo mismo que hizo en la alcaldía de Bucaramanga: no robarse ni un solo peso. Por su parte, en el resto del país, se hicieron caravanas que estuvieron sincronizadas.