A ritmo de acetatos, Discos Fuentes nos puso a bailar hace 85 años

A ritmo de acetatos, Discos Fuentes nos puso a bailar hace 85 años

Lucho Bermúdez, Buitrago, Los Corraleros, Rodolfo Aicardi, Fruko y Joe Arroyo son solo son algunos de los nombres que grabaron para la compañía

Por: Jorge Eric Palacino Zamora
octubre 04, 2019
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A ritmo de acetatos, Discos Fuentes nos puso a bailar hace 85 años

Hubo un tiempo en el que las canciones no se buscaban en plataformas. Los seguidores de la música en sus diferentes géneros llamábamos a las estaciones radiales para pedir los discos preferidos. En programas especializados como Rincón Costeño del locutor Miguel Granados nos deleitamos con la salsa, con Senén Vasquez y su Desfile de Acordeones gozamos el vallenato, la música disco corría por cuenta del Patico Discotequero de Radio Tequendama, Rubén Rafa nos hacía cautivos con milongas, valses y nostalgias en su programa de tangos. Luego, cuando hubo algún dinero pudimos comprar el primer disco, y las voces de los ídolos giraron al compás de los acetatos. El olor a pasta nueva y las sorprendentes carátulas nos enamoraron, gracias en gran medida, a la labor de hombres como Antonio María Fuentes, el inspirador de la casa musical, símbolo de Colombia un sueño que se inició hace 85 años en una salitrosa callejuela de Cartagena.

La compañía del emblema de la torre del reloj se mantiene vigente y marcha al ritmo de los tiempos con sus colecciones especiales, formatos digitales y descargas. Atrás quedaron los días en que se atendían las solicitudes al apartado Aéreo 1960 de Medellín. Hoy repasamos algunos momentos de la historia de la octogenaria y querida productora disquera.

"Muy cerca, en Cartagena, Antonio Fuentes fundó en 1934 Discos Fuentes, la primera empresa fonográfica colombiana, seguida por Discos Tropical, fundada en Barranquilla en 1945 por Emilio Fortou, hijo de un inmigrante francés", reseña el estudioso Peter Wade en su obra Música, raza y nación. Música tropical en Colombia (citando a Bell Lemus, 1984; De la Espriella y Quintero, 1985).

 - A ritmo de acetatos, Discos Fuentes nos puso a bailar hace 85 años

Ese primer antecedente, nos trasporta a los albores de la comercialización con Fuentes a la cabeza en el entorno cartagenero. "En su primer master Discos Fuentes grabó en el lado A la canción Dos Almas el argentino Domingo Fabián y en el lado B la canción Deuda del Cubano Luis Marqueti", según lo documenta el escritor Gustavo Tatis Guerra en su novela biográfica sobre Lucho Bemúdez Un clarinete que suena en la eternidad, a propósito de los primeros acercamientos del músico carmero y el genio de la naciente industria del disco Toño Fuentes. La segunda grabación de la compañía, un sencillo en 1939 sería precisamente el tema Doble cero de Bermúdez quien además se encargó de dirigir la orquesta bautizada con el particular nombre de A No 1.

Otro referente valioso de los primeros años de discos Fuentes en el corralito de piedra es aporte de Enrique Muñoz Vélez, estudioso musical citado por Tatis Guerra —página 66— Un clariente que suena en la eternindad como la persona que descubrió en el archivo histórico de Cartagena, un acta notarial que registra la venta de La Múcura y Mi Cafetal de Crescencio Salcedo a Toño Fuentes.

Crescencio Salcedo fue uno de esos genios que tras desavenencias con Fuentes por temas de autoría terminaría grabando en otras casas disqueras. En Mi Vida Ediciones Hombre Nuevo, 1976, los investigadores Jorge Villegas y Hernando Grisales recogen el anecdotario del autor oriundo de Palomino (Bolívar), quien murió en precariedad económica. De manera contradictoria La múcura fue un número muy exitoso de esa primera época tanto que la grabó Benny Moré que era el cantante sensación de esa época con nada menos que la orquesta de Pérez Prado, los derechos autorales quedaron a favor de la empresa disquera Fuentes.

Los aires musicales predominantes en poblaciones como Ciénaga, Chiriguaná, Plato y Carmen de Bolivar, por mencionar solamente algunas poblaciones, tejían su propia historia. A partir de la disciplina de músicos como Lucho Bermúdez y Clímaco Sarmiento, se empezaban a descifrar los ritmos propios que adquirían la madurez al ser transcritos en partituras que sería eternizadas en vinilos de antología.

Las piezas musicales que sonaron por años en el contexto de las bandas de pueblo pasaban a ser inmortalizadas en el acetato, en buena medida por el espíritu comercial de Fuentes. Las creaciones musicales, algunas asociadas a la tradición oral de los pueblos, especialmente ribereños del Magdalena Grande, pasaban al disco prensado. Una música que se escuchaba en las retretas de los pueblos de la costa Caribe, improvisados acordes de chupacobres (*) que servían para espantar el letargo de las tardes de domingo, para musicalizar la rutina de gentes que se entretenían viendo pasar el tren, o adivinando cuando se marcharía el verano.

Trascurrida la primera década de discos Fuentes, y con el bagaje acopiado en esos primeros años, la compañía logra firmar a leyendas que aparecían en el panorama musical colombiano. "Entre 1943 y febrero de 1949, Buitrago grabó unas cincuenta canciones para discos Fuentes (…) entre ellas La gotá fría", indica una reseña de la página oficial de la empresa disquera. La pertinencia de la vinculación del artista se tradujo en éxitos como La piña madura que dio nombre a un emblemático larga duración de Buitrago y Los Muchachos.

Precisamente el biógrafo de Buitrago, el escritor Edgar Caballero Elías, aporta un dato bien interesante en cuanto Andrés Paz Barros es el autor La cumbia cienaguera en 1936, canción sería otro de los primeros impactos bailables, luego de pasar por Discos Fuentes en la interpretación de Luis Enrique Martínez, grabada en 1951 previa modificación de parte de la letra por parte del compositor Esteban Montaño.

En 1954 Discos Fuentes se instalan en Medellín y en 1958 Pedro Laza quien ya había grabado el tema El aguacate con la disquera, acompañado por su grupo Los Peyaleros, con el mágico Clímaco Sarmiento en los arreglos y la voz de la estrella internacional Daniel Santos produce un tema que es un santo grial de discos Fuentes. Así resume el episodio el investigador Jairo Solano Alonso, doctor en Historia de América, en su ensayo La omnipresencia de la polifonía musical caribe en Barranquilla, pagina 22, Universidad Simón Bolívar: "El cantante boricua grabó con agrupaciones colombianas guarachas, porros, tumbas y merecumbés. Barranquilla le brindó el marco musical de Sonora del Caribe de César Pompeyo y Cartagena bajo el impulso de Toño Fuentes le ofreció la Orquesta de Pedro Laza y sus Pelayeros con quienes graba el L.D. Candela".

En 1960 se advierte la creación de la que puede ser considerada más grande agrupación de música bailable, los corraleros de Majagual. Así describe Peter Wade en su obra Música, raza y nación música tropical en Colombia (página 210), las circunstancias en torno a la fundación del grupo que revolucionaría la música en Discos Fuentes hacia finales de la década de los 50. "(…). Aparte de ser estibador en Cartagena, Eliseo Herrera cantó con la Sonora Cordobesa, una agrupación menos conocida aunque parecida a los Pelayeros de Laza. Por su parte Calixto Ochoa, Lisandro Mesa y César Castro tenían pequeños conjuntos de acordeón; Tony Zúñiga cantaba con Rufo Garrido, en tanto que Chico Cervantes y Nacho Paredes eran cantantes conocidos en el ámbito local….un buen día de 1958 se vinculó Herrera para desplegar su especialidad de cantante de trabalenguas… Entonces Herrera se convirtió en cantante regular de distintos grupos de Fuentes, hasta encontrarse a comienzos de la década del 60 en Medellín con el joven acordeonista Alfredo Gutiérrez …. No pasó mucho tiempo para que a Antonio Fuentes se le ocurriera unir músicos en un formato que comenzaría como un grupo dedicado en forma exclusiva a grabaciones de estudio. Se trataba de un plan típico de Fuentes: se creaban grupos con distintas combinaciones de músicos que también actuaban como solistas o tocaban en otros grupos de la empresa".

La reunión de estos genios musicales, los que se unieron más adelante Julio (Fruko) Estrada, Manuel Cervantes, Armando Hernández y Michi Sarmiento aunque se dio de una manera casi espontánea, se fortaleció con el liderazgo del señor Fuentes, quien catapultó al grupo y de paso las carreras en solitario de algunos de sus integrantes quienes con el paso de los años armaron “toldo aparte”. Lisandro, Armando, Alejo, Chico y Eliseo, Manuel Cervantes y Michi Sarmiento consolidaron sus carreras con las agrupaciones, que en su mayoría continuaron con el sello de la torre del reloj.

La proliferación de artistas seguiría en ésta y la siguiente década con aportes como el de Andrés Landero quien para 1965 pega el tema Corralito, en el álbum Fiel caricia.

Juancho Polo Valencia, quien en 1970 abre su participación en el sello impone su gran éxitos con Si si si de 1972. La fantástica vida del juglar fue documentada en la bella novela Alicia se volvió canción del escritor Carlos Ramos Maldonado.

En los años siguientes se sumaron al catálogo de Fuentes el negro Alejo Durán con su acordeón de embrujo; Los Golden Boys conTony Marquez, Carlos Piña, Edmundo Arias, el antioqueño Anibal Ángel Restrepo, un pianista connotado capaz de tocar valses y versiones instrumentales hasta guapachosos números como La perra y la Cumbia cereteana; Hernán Rojas y los Warhawaco con su inolvidable Pescador de Barú, Gabriel Romero y La caldereta, y Armando Hernandez y su Loquito por ti, Combo de las Estrellas, Jorge Solis, y La Gran Banda Caleña, su entre otros.

Para entonces la compañía adquiría proyección internacional, con el llamado “Disco verde” de Daniel Santos en cuyas cubiertas aparece patentado el sistema de cubierta exclusivo de discos Fuentes con la numeración 14 073 del Ministerio de Fomento: También se contaba con la licencia para prensar los temas de Leo Marini y Celia Cruz e Ismael Miranda. El sello de Fuentes compartía lugar en la carátula con el famoso emblema internacional de Seeco.

 La explosión rumbera

Hacía 1968 de acuerdo con el record discográfico del Sexteto Miramar otra agrupación icónica de Fuentes que puede encasillarse como de culto, se registra la llegada al sello de una de las voces que aportaría nuevas sonoridades Marco Tulio Aicardi Rivera. Si señores, simplemente Rodolfo, un vocalista diferente que generaría ventas millonarias y anécdotas con carácter de leyenda. Tras un rápido tránsito por Miramar, donde dejó para los coleccionistas números maravillosos como la balada y primera grabación ¿Quién quiere música esta noche?, Esposa o el Seis chorreao, en tiempo de salsa, pasaría a ser el vocalista de Los Hispanos.

La llegada de Rodolfo a Fuentes para grabar un primer discos Quien quiere música esta noche se da de manera accidental , ante la ausencia del cantante titular Jhony More quien estaba agotado y se da la oportunidad para Aicardi. La anécdota es recreada de manera prodigiosa por el escritor Diego Londoño, a partir del testimonio del grabador Mario Rincón, en la biografía autorizada del cantante de Magangué. "(…) Marco empezó a cantar, las piernas le temblaban, el corazón como una bomba de tiempo le quitaba el oxígeno, ponía a temblar sus voz, su mente quedaba el blanco. Olvidó la letra, una, dos veces… Al terminar abrió los ojos, los músicos de nuevo se miraron y el grabador desde la consola con el pulgar arriba mostró entusiasmo con la captura” (La historia del Idolo de Siempre, Ed Aguilar, 2016, páginas 83-84).

Entre 1967 y 1969 la agrupación Los Hispanos había prensado cinco trabajos pero por desavenencias, el cantante y figura estelar Gustavo Quintero seguido de un puñado de músicos dejan la agrupación para fundar los Graduados. En ese momento, Los Hispanos que venían grabando con Codiscos, quedan libres y son firmados por Discos Fuentes, que ya tenía listo al vocalista que podía dar la talla de “El Loko”. En 1969 sale al mercado el álbum De nuevo Los Hispanos pegando el primero de sus himnos decembrinos Así empezaron papá y mamá, en la voz de Rodolfo. Serían siete trabajos como vocalista de esa institución musical.

El rey midas de la producción musical, tenía más tesoros para los rumberos colombianos y más allá de las fronteras. Julio Ernesto Estrada, una de las mejores adquisiciones de la compañía se pone al frente de agrupaciones que contribuirían con sus propias sustancias musicales al patrimonio de Fuentes. Además de encabezar el proyecto de Los Tesos, con artistas de la talla de Joe Arroyo y Wilson Saoco en la delantera, entregó sus conocimientos musicales para los proyectos Latín Brothers con Pimer Pimienta, Jhon Jairo Murillo y Víctor Meléndez, Afrosound con Juan Carlos Coronel, La sonora Dinamita con Lucho Argaín, y Wanda Kenia con Macondo como cantante para citar las más exitosas.

De acuerdo con la discografía disponible, hubo grupos creados solamente para grabación. Este es caso de Los Líderes, La Sonora Guantanamera, Los Bestiales y Galileo y su Banda, que tenían la impronta de Fruko. De esa especial alquimia musical surgieron números maravillosos como los Barcos en la bahía en la voz de Joe Arroyo, El enterrador de Jaime Ley y La interesada interpretada por Joe Rodríguez.

Catorce cañonazos

A inicios de los 60 nos habíamos familiarizado con una nueva forma de gozar. La mágica rotación sonora de los acetatos desplazaba los sonidos pretéritos de nuestras fiestas amenizadas con bandas y tríos de pueblo. Los nuevos artilugios del sonido, usados masivamente, sonaban especialmente en diciembre, mientras se cocinaban tamales en ollas enormes y en el cielo, los voladores trazaban sus elipses doradas anunciando el fin de año y la navidad.

Para consolidar el liderazgo del catálogo dela gozadera nacional, un buen día de 1961, se le ocurrió a los señores Fuentes prensar los discos más representativos de sus artistas, en el álbum especial bautizado como 14 cañonazos bailables.

Generaciones de rumberos bailamos el tocadiscos producía su fantasía. De manera asombrosa, comprobamos que las voces de los grandes vocalistas Pastor López, Gabriel Romero o Joe Arroyo cabían en la misma pasta, que Los Corraleros y Los Ocho de Colombia podían compartir escena, certificamos que en era posible tener en un mismo disco a “lo mejor de los mejor”

Paradójicamente a su nombre inspirado en los cañones de la ciudad amurallada donde nación la empresa, el disco, lejos de ser un detonante, venía a ser un bálsamo para las penas acumuladas durante el año, la fórmula para en medio de una catarsis colectiva, espantar las penas del año agónico y recibir con esperanza las nuevas calendas.

Así se escribió su historia durante ocho décadas y media el sello musical más recordado por los colombianos, el proyecto del visionario Antonio Fuentes a quien hoy recordamos como un baluarte de la industria nacional.

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