¿A quién se le ocurrió que los estudiantes no deben estudiar y conocer la Historia?

¿A quién se le ocurrió que los estudiantes no deben estudiar y conocer la Historia?

"No necesitamos conocer la historia y sus hechos". Eso dejó de ser y trascendental en el desarrollo de la educación, de cómo interpretar sucesos y sus consecuencias

Por: DIEGO MARIO ZULUAGA OSORIO
agosto 31, 2023
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¿A quién se le ocurrió que los estudiantes no deben estudiar y conocer la Historia?

“Cómo internet también está distorsionando nuestro conocimiento del pasado" (Jason Steinhauer. Nueva York).

Las redes sociales están moldeando de alguna manera la forma cómo comprendemos la historia, igualmente cómo se está difundiendo esta y las causas de ello, generando historias falsas.

La historia es importante para conocer el desarrollo de los procesos y acontecimientos que dieron pie al inicio de nuestras sociedades y culturas. De otro lado comprender no solo el pasado sino el presente, además de tener la posibilidad de predecir el futuro, ya que esas acciones han influido en ese pasó hacia la historia actual.

Sin embargo, el mundo digital (libros o ebooks) y su comercio electrónico tienen su forma de presentar la información histórica a través del internet, su alcance, visibilidad e influencia; además de la manera de presentar la información en lo que tiene que ver con la historia, y en especial del cómo relacionar esta con los movimientos actuales de la sociedad y su cultura.

Aquí entonces se determina la importancia y relevancia de la contribución al mundo y sus ideas, pues se genera ese nuevo universo de la profundidad de la educación y las iniciativas colaboracionistas para la búsqueda del aprendizaje y ese sentido de verdad necesario para la intelección del individuo.

Desde el momento en que la historia como cátedra fue retirada del sistema educativo no solo en Colombia sino en otros países, la información que se tenía de los hechos históricos se redujo en porcentajes inimaginables, pues a quien se le preguntaba algún dato al respecto decía no saberlo, pero inmediatamente recurría al internet y al consultar, medianamente tenía su respuesta.

Se deduce que no necesitamos conocer la historia y sus hechos, que ello dejó de ser importante y trascendental en el desarrollo de la educación histórica, de la concepción de cómo se debe interpretar el mundo y sus consecuencias, o del cómo saber en qué ha influido la historia en el desarrollo actual de nuestros países.

Estudiar la historial social, es decir la historia del hombre, es hablar de lo que es ser hombre; por el otro lado, la historia técnica, ese conocimiento práctico y la sensación de la historia, la literatura, la filosofía y el arte, determinan la influencia en el ser; la historia de la realidad, como elemento descriptivo de lo fundamental de las cosas.

Pero cómo estudiar la historia frente a ese caudal de información y desinformación que se vislumbra en el ambiente (internet), en donde los libros han caído en desuso (ya no se visitan las bibliotecas) y la poca importancia que se le ha dado a la materia y la alegría de muchos docentes, además la influencia de la inteligencia artificial en la creación de software, documentos digitales y escritura de libros; se requiere incentivos diferentes desde el internet por un lado y requerir a los alumnos sobre la existencia de ese pasado que ha enriquecido la información histórica, como también crear una cultura de la cultura histórica.

Surge entonces la idea del pensamiento, esto es, pensar cómo estudiamos la historia, cuál es su método y cuál es la clave para que nos sirva la misma, y cómo interpretar su objetividad, para que sea ese elemento circundante que permita la recopilación de los datos pasados, presentes y futuros y con ello construir la historia.

La duda ha sido desarrollada desde tiempos inmemoriales, siendo Descartes uno de sus impulsadores como forma de pensamiento, y por ello debemos enfrentar la labor histórica, cuál es su juicio y cuál su objetividad, para poder acompañar al ser humano en el desarrollo de su propia idiosincrasia, en la construcción del elemento viviente y que abra la puerta hacia el plantear una duda sobre el hombre, este qué ha hecho, cuáles decisiones se han tomado y en especial pensar la historia realmente.

“El estudio de la historia es vital para conocer la realidad que nos rodea, el mundo que nos rodea y conocernos a nosotros mismos”. (María Echanove)
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