El término “Feminazi” es la unión de dos palabras que no tienen que ver una con la otra. Es más, se podría afirmar que es un oxímoron [dos palabras juntas con significado contradictorios u opuestos] que crea una nueva narrativa desde la ignorancia, el prejuicio, el machismo y la misoginia.
Desde el punto de vista de la historia positivista en Occidente se habló de feminismo desde el siglo XVII en las tertulias individuales que realizaban algunas mujeres y más reciente con la presión sufragista en el siglo XIX como pregona la Doctora Fargas de la Universidad de Barcelona.
Esto quiere decir que el feminismo no es una conceptualización homogénea y jerarquizada sino más bien se podría definir como la visibilización y transformación de las formas de opresión, segregación, dominación y demás formas de violencia que sufren los sujetos por otros hombres.
Con el mismo propósito, la RAE lo define como “el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, así como el movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”.
Por otro lado, el nazismo (palabra inventada por los que ganaron la Segunda Guerra Mundial) porque no he visto ni leído el primer discurso en que Goebbels, Göering, Himmler o Hitler se autoproclamaran nazis, y que viene del NSDAP en sus primeras letras NA -National – Sozialist –Zi) es un neologismo entre nuevo y la ideología nacionalsocialista que llego al poder entre el año 1933 a 1945 en Alemania.
Un discurso basado en la segregación étnica, la “superioridad de una supuesta raza aria”, el totalitarismo, el militarismo, el nacionalismo y patriotismo radical, culto a la personalidad y el machismo.
En consecuencia, reproducir un término como este refleja ignorancia en todo el sentido de la palabra pues desdibuja la reivindicación de los derechos de la mujer en privilegio del heteropatriarcado.
En Colombia a datos de año 2019 y tomando los del DANE, el 51% de la población nacional son mujeres y la mayoría se encuentran en la PEA-población económicamente activa.
En el mercado laboral solo representan el 21%. El desempleo entre hombres y mujeres hay una diferencia de más del 5% y tras la pandemia aumentó en más de 10 puntos porcentuales.
Sin olvidar, que el 59% de las mujeres que trabajan están bajo la figura de la informalidad y de estas el 41% son cuenta propia con una brecha salarial del 12%.
Asimismo, desde los derechos productivos en el país las mujeres entre 15 a 19 años más del 17% están embarazadas. Acotando, que cada 3 días una mujer es asesinada por su pareja. En participación política solo el 20% tiene curules en el Congreso y solo representan el 12% como alcaldesas y como gobernadoras son el 6%.
No obstante, un gran triunfo de este colectivo fue cuando en este año se despenalizó el aborto hasta la semana 24 de gestación bajo la sentencia (C-055 de 2022). Lo que reconoce al aborto como un derecho fundamental amparado por la legislación colombiana.
Por ende, el término “Feminazis” reduce la reivindicación social de la mujer por siglos de dominio heteropatriarcal; reproducirlo es reflejar ignorancia frente a la conjugación de sus iniciales como confirmar prejuicio, machismo y misoginia.