Al pueblo. Son del pueblo, patrimonio de un pueblo. Petro convoca con su desbordante inteligencia y sensibilidad que ha puesto y entregado al servicio del pueblo de Colombia. A sus campesinos, obreros, trabajadores, parias y descastados de todos los colores y razas.
Muchos quieren atribuirse la gran popularidad de Gustavo Petro mostrándose como los dueños y los forjadores de su gran caudal electoral. Personajes que investidos de un falso petrismo le apuntan a viceministerios o direcciones de institutos descentralizados ante la eventual llegada de Petro a la Casa de Nariño.
Personajes que ayer se opusieron a sus tesis, lo denostaron en su lucha por la paz y se constituyeron en una verdadera piedra en el zapato de Petro. Desde las tribunas del congreso sus jefes políticos y electorales se regodeaban de atacar con saña sus posiciones y planteamientos políticos, económicos y sociales.
Hoy, otros, desde las sombras orquestan y planean un continuismo clientelista y burocrático. Se proclaman los dueños de la voluntad de un pueblo y reclaman desde ya puestos y contratos en su pretensión de dar continuismo a sus prácticas electoreras.
Lo cierto es que los votos de Petro son de él y de su pueblo. Nadie puede abrogarse derechos sobre ellos. Se vota por el candidato por convicción y fe, sin necesidad de que ningún cacique lo ordene o lo motive.
Sus votos son la suma de una serie de circunstancias que se expresan en el sentir y vivir de un pueblo.
Aquellos que en su nombre pretenden saciar sus instintos clientelistas deben dar un paso al costado y permitir que la democracia y la equidad sean el merecido premio a este pueblo colombiano.
Se vota por Petro sin que medie para ello la contraprestación de un contrato o un cargo burocrático. Más allá de estas bajezas de los pigmeos electorales y de su inmediatez histórica se avizora un nuevo camino para el destino colectivo de los colombianos.
Que nadie reclame vítores de un incontenible triunfo electoral. Es el pueblo quien debe recibir las preseas de su batallar. Durante décadas y centurias se ha sentido el brazo duro de unos gobernantes cuyo horizonte está muy distante de su pueblo.
Considero que Petro supo convocar a su gente, aglutinarlo, orientarlo y conducirlo por los senderos de la fe y el deseo de un mejor destino. En Nariño su voz se abrió sola hasta llegar al alma desolada de una colectividad que ha padecido los azotes y flagelos de la inequidad económica y sus consecuentes males que se expresan en hambre para el niño, llanto para las madres y tristeza para esas castas sociales excluidas de un contrato social permanentemente violado y mancillado por esas castas de oprobiosos mensajeros de Lucifer que no se sacian del dolor, la angustia y la pobreza de más de la mitad de la población.
Mal hacen ellos en proclamarse dueños de la voluntad popular, de los votos que acompañarán al candidato del Pacto Histórico en las urnas y que le permitirán iniciar un nuevo ciclo de redención social, la cristalización de ese contrato social del Estado con su gente que hará asequible la educación, la vivienda, el trabajo y la dignidad para todos.
Votamos por Petro sin que nadie nos obligue o mande. Mucho menos esos personajes escondidos entre las sombras en espera de un trofeo clientelista. Sus sombras son la clara muestra de su cobardía y oportunismo. No nos van a engañar ni van a engañar a Petro y al pueblo hablándonos de la concordia y la intemperancia burocrática para luego pretender saciarse de sus actos viles y carroñeros
Sus votos son de él y del pueblo. Nadie los lleva a las urnas para tal fin, salvo su propia convicción en un líder que ha dado brillantes muestras de inteligencia y coraje.
La verdad, sea dicha, es que muchos de los candidatos alternativos son lejanos del pueblo, distantes de su palpitar. Ellos no le ponen votos a Petro, es él quien los impulsa y fortalece. Estos candidatos sin Petro son un simple paquetazo impuesto por señores de las sombras que ansían y esperan réditos electorales. Es el pueblo y su constante lucha quien ha multiplicado los votos de Petro.
Reitero, los votos de Petro son de Petro.