Las acciones de Maduro, que abusa del hecho de que Santos le entregó las llaves de las negociaciones con las Farc, dan para pensar cualquier cosa.
Este gobierno siempre se ha preciado de que su fuerte en estos cinco años, aparte del proceso de paz, han sido las relaciones internacionales. Y vaya que le ha ido bien, sobre todo en los últimos días.
Venezuela, desde que hace más de una semana cerró la frontera con Colombia, nos trata como cuando estábamos niños, en la escuela, y había un grosero que les pegaba a los más chiquitos.
En el caso de la actual crisis entre Caracas y Bogotá es preferible no especificar el nombre del equivalente a ese compañero altanero.
Unos 1.100 colombianos fueron sacados a la brava por orden del gobierno de Caracas en poco más de una semana. Otros 10.000, según Naciones Unidas, optaron por dejar el vecino país a las buenas antes de que los vejaran, o de que a las mujeres las manosearan los sujetos de la guardia venezolana o de que a los hombres (incluidos de la tercera edad) los encapucharan para luego empapelarlos dizque por paramilitares.
"Con Venezuela estuvimos a punto de una guerra que yo evité", aseguró el presidente Juan Manuel Santos el año pasado en uno de los debates televisados a la Presidencia de la República. Antes, mucho antes, había dicho que el fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez era su nuevo mejor amigo
Pues infortunadamente ni lo uno lo otro.
Las acciones tomadas en los últimos días por Maduro, que abusa del hecho de que Santos le entregó las llaves del proceso de negociación con las Farc en Cuba, dan para pensar cualquier cosa: desde que a los colombianos no nos respetan, hasta que a Caracas no le molestaría que en la frontera hubiese cualquier escaramuza para disparar. Nos pelan los dientes con los miles y miles de millones de dólares que los regímenes de Chávez y Maduro invirtieron e invierten para defenderse. Para defenderse de quién, por Dios. Par de locos.
Adicionalmente, y dentro de las buenas relaciones que ha labrado este gobierno con sus pares de la región, no se ha escuchado hasta ahora ninguna voz de solidaridad en favor de Colombia por los atropellos que han sufrido nuestros compatriotas en la frontera. Solo conocemos las tibias intervenciones de ayer de los burócratas embajadores de la OEA. Eso y nada es lo mismo. De hecho, allí fue derrotada la solicitud de Colombia para convocar una cumbre de los cancilleres de los países miembros. Venezuela consiguió casi todos los votos de los países a los que prácticamente les regala el petróleo. Ah, la ONU también ha dicho que está preocupada por el caso. Qué "alivio tan grande" con ese apoyo.
Muchas son las hipótesis que se han manejado hasta hora sobre el porqué de los ataques de Maduro hacía Colombia en los últimos días.
No hay duda de que la crisis económica que vive Venezuela necesita una cortina de humo y qué mejor que irse lanza en ristre —físicamente y verbalmente— contra los habitantes de un país cuya relación siempre ha sido tensa en toda la historia. Entre Chávez y Maduro quebraron a Venezuela. Saben más los señores de las Farc del respeto a los derechos humanos que ellos dos juntos de economía. Y, para mala suerte de Venezuela, el precio mundial del petróleo está por el suelo, cuando Chávez tuvo épocas en las que el barril del crudo superó los 140 dólares.
Que el ataque a Colombia es por las elecciones de diciembre. Es una teoría válida. Maduro, en momentos en que su popularidad es proporcional a la de un sátrapa, acude a lo que sea para no perder tales comicios. Aunque, a decir verdad, si el madurismo los pierde en las urnas los gana en los computadores. En eso el chavismo-madurismo se volvió un experto.
Que la extradición a Estados Unidos de dos bandidos colombianos que podrían comprometer a la cúpula militar del gobierno de Miraflores (y hasta al mismísimo Diosdado Cabello) habría sido el motivo para —literalmente— atacar a Colombia. Es un argumento del Nuevo Herald un poco complicado de digerir.
Muy seguramente si Maduro y/o Cabello le hubieran pedido al Gobierno colombiano que no extraditara al par de sujetos, seguramente este les hubiera parado bolas. Aunque era venezolano, en otra época hizo lo mismo con Walid Makled, un narco que, estando preso en Bogotá, aseguró que si él contaba lo que sabía del chavismo-madurismo, Estados Unidos invadiría Venezuela. Hoy creo que nadie sabe si el Turco sigue con vida o si al menos tiene derecho a la comida.
En fin, esa fue la suerte que de gobierno vecino nos tocó. Faltaba más desdecir de los ciudadanos venezolanos que son gente de bien y, sobre todo, amigos de Colombia y de los colombianos.
P. D. Sería bueno saber cómo es el cuento de nueve millones de dólares que comprometen a la secretaria general de la Alcaldía de Bogotá, Martha Lucía Zamora, con el fondo Forex. Hablando con la gente se da uno cuenta: ¡Qué desconfianza generan estas revelaciones sobre personas que han tenido responsabilidades públicas! ¡Qué descrédito generan sobre las instituciones que los han tenido empleados!
