La Corona española, durante la colonia (1550-1810) privilegió a unos pocos españoles y les entrego tierras, indios y solares alrededor de la plaza principal. Así estos se permitieron un ingreso regular que les permitía vivir sin trabajar y llevar una vida señorial. Esta concentración de la riqueza generó una sociedad desigual y, por ende, una sociedad disfuncional. La desigualdad social ha desperdiciado el talento de jóvenes, mujeres y campesinos y generado una gran infelicidad colectiva, pero además de culpar al pasado, podemos explicar la pobreza en el norte tolimense:
- Mucho juego y diversión, casas de apuestas y bares, cantinas y expendios de licores.
- Violencia intrafamiliar, ausencia de estrategias de regulación emocional.
- Inasistencia alimentaria, no se responde por los hijos y la familia, relacionado con el machismo estructural.
- Ricos y empresas se burlan de empleados, no pagando auxilios de cesantías, prima de servicios, vacaciones, cotización a pensión o a salud, despidos injustificados, etcétera.
- Ausencia de una cultura del ahorro que se puede entender por la misma situación de pobreza y el pago de servicios públicos, es evidente el cobro excesivo e injustificado de varios de estos. En las zonas urbanas no se puede criar aves y cerdos que mejorarían la economía familiar por los altos costos del agua y la luz eléctrica. A raíz de la desaparición de Armero el Estado volcó subsidios de todo tipo a las poblaciones vecinas como Lérida y Guayabal y estas se acostumbraron a la asistencia oficial destruyendo las iniciativas privadas y aumentando la población pues se reciben subsidios por hijo nacido.
- El caficultor tiene la posibilidad de emigrar a las ciudades, pero al quedarse en el campo le espera desempleo y pobreza. La Federación de cafeteros arraso con la agricultura tradicional quitando árboles frutales y pancoger, los pequeños arbustos de cafeto ahora dependen de los abonos químicos para producir. La destrucción de la naturaleza acelera la indigencia porque es conocido el poder de subsistencia para el pobre proporcionado por el bosque.
- La región tuvo industrias en el pasado, el último periodo notable fue entre 1990 y 1995 a raíz de las exenciones tributarias y arancelarias decretadas por el gobierno nacional por la erupción del volcán nevado del Ruiz. Pero la crisis económica de 1998 y 1999 golpeó la industria local y finalizaron los incentivos fiscales, las fábricas cerraron o se trasladaron a otras partes del país donde se instituyeron nuevos estímulos tributarios como las leyes Páez y Quimbaya paliando nuevas catástrofes naturales (1) -El sector industrial del Tolima. Álvaro Campos.2004 Ibagué Banco de la República-. También se nota la ausencia de centros de acopio para la producción campesina y su procesamiento industrial. Reindustrializar y producir alimentos porque una nación que importa gran parte de sus alimentos pudiendo producirlos es una nación pobre de mente. No se ven acciones contra el cambio climático tampoco indicios de las nuevas economías azul, verde o sostenible. Una reforma rural integral y la creación de circuitos cortos y medianos de comercialización de los alimentos, no que todo salga para Bogotá y luego regrese a la provincia con mayores precios.
- El desempleo: Antes de 1990 se cultivaban 100.000 hectáreas en algodón hoy día se cultivan menos de 8000 hectáreas, por hablar de un único cultivo. En la sociedad del conocimiento menos del 20 % de los tolimenses tienen conexión a internet y las desuetas universidades locales siguen de espaldas a la economía regional aportando solo grados universitarios para el empleo, empleo que no existe.