A veces puedo comprender a los estudiantes. Yo todavía me sigo y seguiré considerando una eterna aprendiz.
No obstante , con qué cara y con cuáles pretextos las universidades exigen la aplicación rigurosa de las normas APA así como de otras similares para presentación de proyectos de investigación, disertaciones, tesis y papers en pregrado, maestría y doctorados cuando lo que se demuestra es una evidente permisividad, producción y alcahuetería (me disculpo si hiero con el término a quienes se rasgan sus vestiduras académicas) de falsos "egresados" en todos los niveles sociales, en especial, los de mayor jerarquía.
¿Por qué diantres, entonces, las instituciones de educación superior permiten sacar en masa profesionales falsos a una sociedad tan carente de cosas buenas? ¡Que vaina que las de más élite, son las que más resuenan en las primeras planas informativas! (Por fortuna, hay excepciones)
Lo anterior confirma que el nivel de corrupción es tan exasperante que desborda fastidio pensar cuánto más tendremos que aguardar a fin que nuestra sociedad colombiana salte a una franca y auténtica evolución.
Molesta que estos rifirrafes sigan como si nada (puesto que estallan y nada sucede) pero disgusta más que no se sancionen como es debido.
Pese a tanto, mantengo mi posición y soy intensa con mis estudiantes en que siempre será mejor actuar bajo los cánones éticos, dado que, para lograr todo lo bueno en esta vida (no solamente para el interés particular sino también para el colectivo) es inadmisible salirse del margen ético.
Fuera de él, toda maniobra resultaría desastrosa aunque esté cargada de buenas intenciones. Así que, actuar sin ética, es reducir nuestros hechos a nada.
Directivas de universidades, sean coherentes y hagan su trabajo. No escolten estos agravios, sean coherentes en lo que se les enseña a los educandos.
Mayor rigor en el cumplimiento de las normas de protección de derechos de autor, mayor rigor en la evaluación y aprobación de producciones de los estudiantes, de manera que no haya espacio para tanto desbarajuste. Tocó así.
Aplica también para la primera educación: el núcleo familiar y la escuela. La cultura del "todo vale", cuesta mucho y a todos perjudica.