A propósito de lo sucedido hace ya varios días con Matador, uno se pregunta sobre el karma, al reconocer su neutralidad, hasta cuándo dura. Pero, respecto a esas energías vibratorias, como así las llaman (por lo que se hace y se genera), para esta situación, por medio de los malos actos, todos tenemos un pasado, algunas veces más oscuro que el de otros, porque siempre hay algo que esconder y, por supuesto, algo de malo; ninguna persona puede decir o aparentar ser buena (por completo), y muchas veces (en el presente o en el pasado) se hace daño a los demás así no se quiera.
En ese sentido, y cuando ya la vida alumbra con la fama, después de tantos sacrificios, pareciera que ya se hubiesen pagado los daños ocasionados; esas malas energías que se crearon. Pero se seguirán generando malas vibras en el paso por esta existencia; esa es la naturaleza humana. Sin que se piense que al afirmar esto, estoy naturalizando la violencia (menos si es en contra de la mujer), solo que siempre siempre se causa daño, y muchas veces sin quererlo.
En este aspecto, hay que equiparar los daños ocasionados, no obstante, para hacerlo, es complicado, porque cada acto de violencia está tipificado en la ley colombiana y protege de manera especial a las mujeres en las Leyes 1959 de 2019 y la 1257 de 2008, que, en su conjunto reformaron el Código Penal y el de Procedimiento Penal. En relación con esta última, nos dio una atención especial en cuanto a las formas de violencia en nuestra contra. Sin embargo, si cada persona (sin especialidad) analizara el peso de las actuaciones del ser humano (hombre o mujer), lo haría en función de la subjetividad. Se podría, por otro lado, y como ya se está haciendo, hacer uso de la inteligencia artificial (IA) para ello; decirle a un robot que le otorgue una especie de porcentaje al delito para ver qué o cuánto debería pagar el culpable, pero la IA también falla.
De cualquier manera, es difícil no estar al lado de nuestro género (el de las mujeres), pero también aplica para el caso contrario (el género de los hombres) al conocer al profesional (Matador) —un personaje brillante y famoso por su talento y por su forma de aprovechar ese talento a través del empleo del humor gráfico y del periodismo satírico como parte del género literario y a fin de denunciar, durante tantos años, lo que únicamente sucede aquí en Colombia con relación al contexto político y social, y que a muchos nos ha dejado boquiabiertos—. Ahora bien, sería peor incluso, no estar al lado de su familia y no sentir sororidad con su esposa y empatía por sus hijos (que han sido las verdaderas víctimas), ahora que este suceso terrible sale a la luz. Su esposa, por ejemplo, fue revictimizada (iniciando con el abogado Abelardo de la Espriella), y muchos que lo siguieron y ahora opinan por ella, pues, en su papel de esposa, ha defendido al que en algún momento fue su agresor, y eso, para el público es imperdonable, aunque ella sí lo haya perdonado.
En definitiva, somos buenos para juzgar, pues «ver el chico de billar desde afuera es fácil, pero jugarlo es otra cosa». Porque también puede ser que a usted lo juzguen al ser inocente y, la situación, en ese sentido, pudiese ser peor. Y aquí replico lo que decía un profesor de derecho penal; puede ir uno pasando (justo al lado de donde colocaron una bomba), y si se saca un moco, los que lo vigilan a través de las cámaras creerán que está dando alguna señal y, allí, usted, solo por ser sospechoso, se iría para la cárcel fácilmente. Si bien ese es tan solo un ejemplo, es para decir que hoy estamos aquí y mañana no sabemos dónde. Por eso la importancia de actuar bien en cualquier contexto, así no se tenga público, pero es difícil hacerlo en un cien por ciento y en lo que dura una vida, y mucho más, si se tiene en cuenta que en algunas ocasiones las malas conductas y delitos se cometen acompañadas de un vicio o de una enfermedad.