El pasado 26 de marzo, cumplió el camarada Manuel 15 años de su desaparición física, pero su muerte siempre quedará por debajo de su fructífera vida, mientras nosotros, los que tuvimos el privilegio de ser receptores de sus enseñanzas, de su ejemplo, de su vida espartana, no olvidemos lo que aprendimos de él: modestia, humildad, sensibilidad social, una fraternidad educada hacia el camarada, hacia su pueblo, al igual que un odio educado hacia su enemigo de clase. Mientras luchemos y preservemos nuestros principios revolucionarios, cumplamos con nuestro compromiso de contribuir a la edificación de una paz con soberanía y justicia social, teniendo presente que entregamos las armas, pero no hemos entregado nuestros ideales. Continuaremos luchando por conquistarlos, pero de otra forma, sin armas, a pesar de que el Estado con ellas mismas nos está asesinando.
Si continuamos sin dejarnos arrebatar nuestro “norte“, ni el tiempo con su poder destructor, ni el enemigo de clase con su propaganda tejida sobre mentiras intencionales para confundir ingenuos y convencer a ignorantes tratando de avergonzarnos de nuestro noble pasado, que es lo único que tenemos para enorgullecernos, podrá borrarnos de la memoria y el corazón el recuerdo inmortal de nuestro Jefe de Jefes, cuya imagen y recuerdo como dijo alguien de Simón Bolívar: “seguirá creciendo más y más al igual que las sombras cuando el Sol declina”.
AETCR “Amaury Rodríguez “.
Pondores, Fonseca (La Guajira).
