La biodiversidad se define simplemente según el diccionario de la RAE, como “la variedad de especies animales y vegetales en su medio ambiente”, llamada también diversidad biológica y hace referencia a la variedad de especies vivas; concepto que toma relevancia en 1986 a raíz de un evento académico realizado en Washington. La alta biodiversidad se refiere al elevado número de especies vivas en el ámbito de un territorio, lo cual está determinado por la dotación geográfica, pero su conservación muy ligada a los procesos de desarrollo.
El asunto comienza a tratarse a raíz de la introducción de la dimensión ambiental en la teoría del desarrollo, cuyos principios ya se habían considerado sin mayor trascendencia a finales del siglo XIX a raíz del debate entre Malthus y Condorcet e igualmente a comienzos del siguiente siglo en los escritos del italiano Oriani , pero que tomó fuerza después de 1987 cuando se presentó ante el Secretario General de Las Naciones Unidas el informe “Nuestro Futuro Común” elaborado por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, luego de cuatro años de trabajo de evaluación del impacto del desarrollo sobre la naturaleza en el ámbito planetario, el cual es conocido también como el informe de la Comisión Brundthland o Informe Brundthland, en el que se dio el nacimiento a un concepto mayor y más complejo denominado el desarrollo sostenible o durable.
Ya antes, en 1972, había existido un punto de partida en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano llevada a cabo en Estocolmo, llamada también Primera Cumbre de La Tierra. El artículo 8 de la declaración final establece que hay una ligazón profunda entre desarrollo económico, desarrollo social y medio ambiente. En dicha conferencia se acordó un plan de acción para el Medio Humano e igualmente, la cuarta recomendación dio origen al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El primer término acuñado después de la cumbre fue el de “Ecodesarrollo”, que se le atribuye al primer director del PNUMA, pero que fue profundizado por otros autores, concepto que se puede ver como la antesala del concepto de Desarrollo Sostenible. Según Valcárcel, el enfoque del Ecodesarrollo busca armonizar cinco dimensiones o criterios para hablar propiamente de desarrollo: 1) Pertinencia social y equidad de las soluciones: la finalidad del desarrollo es ética y social; 2) Prudencia ecológica; 3) Eficacia económica: asegurar la eficacia a criterios macro sociales y no sólo de rentabilidad macroeconómica; 4) Dimensión cultural: perseguir soluciones aceptables; 5) Dimensión territorial: producir nuevos equilibrios espaciales.
Siguiendo la lectura citada del profesor peruano, encontramos que más adelante se introduce otro concepto que también se refiere a la relación del desarrollo con el medio ambiente. Dice Valcárcel que la Fundación sueca Dag Hammarskjold en su Informe de 1975 que titula “Qué Hacer, Otro Desarrollo”, establece varios principios de lo que denominan “El Otro Desarrollo”. Esto principios son: 1) Es generado para la satisfacción de necesidades, comenzando con la erradicación de la pobreza; 2) Es endógeno y autónomo; 3) Está en armonía con el medio ambiente; y, 4) Está basado en transformaciones estructurales. Agrega el autor que “El Otro Desarrollo” surge a partir de la disconformidad de la población con lo que se le llama “la sociedad de consumo”, la que se suele calificar como “sobredesarrollo” y la desilusión con el enfoque de la modernización que señalábamos anteriormente. Se destaca que para los partidarios del “Otro Desarrollo” no hay un patrón universal de desarrollo, sino que éste difiere de una sociedad a otra y por supuesto, de un momento histórico a otro.
Un tercer término que aparece antes de la introducción del “desarrollo sostenible” es el de “desarrollo sostenido” que se deduce de la lectura de un documento público altamente difundido titulado "Estrategia mundial para la conservación" publicado en 1980 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el PNUMA y el World Wildlife Fund. En el documento se hace referencia a la necesidad de preservar los recursos vivos para un desarrollo sostenido, entendiéndose éste como el crecimiento económico que no vulnera los ecosistemas y que tiene un carácter permanente y de largo alcance.
Hasta que en 1987 aparece el Informe Brundthland que ya habla del Desarrollo Sostenible y lo define como "Un desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, para satisfacer sus propias necesidades".
De ahí en adelante, el término se repite casi en forma mecánica, pero más como un sueño o un propósito que como un fenómeno real. La Ley 99 de 1993 en Colombia señala en su Artículo 3º “se entiende por desarrollo sostenible el que conduzca al crecimiento económico, a la elevación de la calidad de la vida y al bienestar social, sin agotar la base de recursos naturales renovables en que se sustenta, ni deteriorar el medio ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la satisfacción de sus propias necesidades” y en el Artículo 1º de la misma ley establece que “el proceso de desarrollo económico y social del país se orientará según los principios universales y del desarrollo sostenible contenidos en la Declaración de Rio de Janeiro de junio de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo”, ambas normas como simple retórica pero sin aplicación real.
En la cumbre de Rio de Janeiro en 1992, se utiliza un término diferente: el de “Desarrollo Sustentable”, que ya antes, en 1984, se había usado en Ginebra. La declaración de Río de Janeiro, firmada por representantes de 200 países, ampliamente difundida y que se puede consultar por muchos medios, dice que "Los países industrializados aportarán recursos financieros nuevos y adicionales a los países en desarrollo a fin de cubrir los gastos suplementarios ocasionados por las medidas que hubiera que tomar para hacer frente a los problemas del medio ambiente y para generar el desarrollo sustentable".
Con esto se ha abierto otro debate en torno a los conceptos de Desarrollo Sostenible y Desarrollo Sustentable. Se han hecho análisis desde el punto de vista lingüístico y conceptual, donde para algunos son lo mismo o idénticos y para otros son diferentes. El profesor Villamizar cita el análisis lingüístico de Alexis Márquez, quien llega a la conclusión de que ambos términos son lo mismo. Pero él considera que conceptualmente son diferentes y señala que “Desarrollo sostenible es aquel tipo de desarrollo que se da en una nación que puede mantener o sostener el equilibrio en la parte social, económica y ambiental y desarrollo sustentable es el tipo (de) desarrollo que genera una mejor calidad de vida, sin dejar que el consumismo afecte las generaciones futuras”. Igualmente, desde la CEPAL se consideró que ambos conceptos son lo mismo según se deduce del siguiente texto: “Las contradicciones expuestas con relación al concepto de desarrollo han llevado a utilizar en forma dominante en el mundo un concepto calificado con mucha frecuencia como difuso y contradictorio: el desarrollo sostenible o sustentable. Se le acepta porque, inconsciente o conscientemente, deja en la penumbra las numerosas interrogantes y contradicciones derivadas del tránsito abstracción–concreción de las definiciones sobre desarrollo”.
Para Villamizar, el desarrollo sostenible lo único que hace es mantener la línea de estándares permitida, mientras que el sustentable es aquel que crea o genera una mejor calidad de vida.
Desarrollo Sostenible es el término que se le da al equilibrio en el manejo del planeta en tres ámbitos: ambiental, social y económico, teniendo en cuenta que, ningún recurso renovable se debe utilizar a un ritmo superior al de su producción, ningún contaminante se debe generar a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el ambiente y ningún recurso no renovable se debe aprovechar a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
Mientras que el Desarrollo Sustentable es un proceso integral que exige a los distintos actores de la sociedad compromisos y responsabilidades al aplicar mecanismos económicos, políticos, ambientales y sociales, así como en los patrones de consumo que determinan la calidad de vida. El Desarrollo Sustentable requiere manejar los recursos naturales, humanos, sociales, económicos y tecnológicos, con el fin de alcanzar una mejor calidad de vida para la población y, al mismo tiempo, velar porque los patrones de consumo actual no afecten el bienestar de las generaciones futuras.
En los años ochenta también, surge otra corriente de pensamiento estrechamente relacionada con el tema ambiental, que introduce una contribución muy importante para crearle un “género” a la “especie” que ya se ha comentado en renglones anteriores.
Entre 1978 y 1980 se desarrolló un proyecto en la CEPAL denominado “Estilos de desarrollo y medio ambiente en la América Latina”, considerado muy importante en el pensamiento de la región, el cual se orientó al análisis de la relación del desarrollo con el medio ambiente. Este proyecto definió los lineamientos de las asesorías a los países de la región en los temas relacionados con dichas materias.
De los textos se deduce que el propósito de los investigadores de la CEPAL no era el de definir un género para la especie del desarrollo sostenible, sino que a finales de los años setenta se había creado interrogantes acerca de que, después de tres decenios de avanzar en la teoría del desarrollo y realizar esfuerzos en esta misma dirección, aún seguían existiendo diferencias en los niveles de desarrollo de los países. Dice un documento de la CEPAL que “En el decenio de los sesenta, en América Latina surgió una manifiesta disconformidad porque no se alcanzaba el objetivo del desarrollo de lograr niveles de ingreso, patrones de consumo y estructuras económicas similares a los países capitalistas desarrollados (Villamil, 1980). En especial, había descontento porque no se vertía en calidad de vida los logros del crecimiento económico.” Y a raíz de esto, dos de los investigadores (Pinto y Graciarena), “señalaron la necesidad de la utilización del concepto de estilo de desarrollo para poder captar mejor las diferencias entre países y poder así llegar a recomendaciones más apropiadas para modificar los patrones vigentes de desarrollo”
Como todo concepto nuevo, éste abre las puertas a un gran debate y a la posibilidad de complementarle aspectos y dar virajes en su interpretación y utilización; más cuando el propósito de explicar los fenómenos reales del desarrollo desigual de las nacionales se realizaba considerando la dimensión ambiental. Otros autores realizaron aportes e interpretaciones a los planeamientos iniciales y de la misma manera, podemos realizar algunas deducciones y sacar conclusiones que nos permiten precisar la conceptualización para aplicarla con fines prácticos.
En el libro “Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina”, se encuentran los siguientes textos:
“Según las definiciones más satisfactorias para nuestros fines, un estilo de desarrollo constituye “la manera en que dentro de un determinado sistema se organizan y asignan los recursos humanos y materiales con objeto de resolver los interrogantes sobre qué, para quienes y cómo producir los bienes y servicios”, o “la modalidad concreta y dinámica adoptada por un sistema en un ámbito definido y en un momento histórico determinado” (Osvaldo Sunkel, pag. 25).
El concepto de estilo de desarrollo “obedece a cierta disconformidad con la definición del desarrollo, concebido como un proceso homogéneo con etapas predeterminadas y cuyo objetivo es alcanzar niveles de ingreso, patrones de consumo y estructuras económicas similares a las de los países capitalistas industrializados. Se pensaba que la utilización del concepto de estilos permitiría captar mejor las diferencias entre países y poder así llegar a recomendaciones más apropiadas para modificar los patrones vigentes de desarrollo” (José Villamil, pag. 91).
Pero quien ha sido más claro en sus apreciaciones ha sido Anibal Pinto cuyo artículo fue publicado en la Revista de la CEPAL del primer semestre de 1976 y posteriormente en la Revista de la CEPAL Nº 96 de diciembre de 2008.
Pinto reconoce la definición de Graciarena ya citada por Sunkel, que dice que estilo de desarrollo es “la modalidad concreta y dinámica adoptada por un sistema en un ámbito definido y en un momento histórico determinado”. Pero para los fines de nuestro análisis, tomamos la del mismo autor que dice: “Desde un ángulo económico estricto podría entenderse por estilo de desarrollo la manera en que dentro de un determinado sistema se organizan y asignan los recursos humanos y materiales con el objeto de resolver los interrogantes sobre qué, para quiénes y cómo producir los bienes y servicios”
Pinto reconoce como sistema económico solo dos opciones: el Capitalismo y el Socialismo, cada uno con su propio mecanismo de funcionamiento: el primero con el mercado y el segundo con la planificación central.
En la definición más elemental, el sistema económico es el mecanismo que articula las interacciones de los procesos de producción, distribución y consumo, procesos estos que se realizan dentro de sus correspondientes estructuras, o sea dentro de la estructura de producción, la estructura de distribución y la estructura de consumo. La sociedad establece el sistema con el propósito de garantizar el suministro de los bienes y servicios necesarios para la conservación de la especie humana, el cual, por su carácter sistémico, es un conjunto dinámico que, como todo sistema, conlleva un mecanismo de funcionamiento.
De las diferentes apreciaciones que los autores han realizados sobre el sistema económico, se deduce que el mecanismo de funcionamiento del sistema se localiza en la estructura de distribución imprimiéndole la dinámica que todo sistema tiene. En el sistema capitalista el mecanismo de funcionamiento es el mercado y en el sistema socialista el mecanismo de funcionamiento es la planificación central.
De otro lado, el concepto de Pinto sobre el Estilo de Desarrollo nos evoca dos autores suficientemente conocidos: Paul Samuelson y Carlos Marx.
Samuelson en su obra Curso de Economía Moderna dice que toda sociedad ya sea comunista o capitalista, se enfrenta “de un modo u otro, con tres problemas económicos fundamentales y relacionados entre sí” 1º) Qué bienes se van a producir y en qué cantidades, es decir cuántas y cuáles mercancías entre las muchas posibles; 2º) Cómo se van a producir, o sea por quién y con qué medios y técnica y 3º) Para quién se van a producir, es decir, quién va a disfrutar de los bienes y productos obtenidos; y complementa diciendo que “Los problemas de qué, cómo y para quién se ha de producir no constituirían ninguna dificultad si los recursos fuesen ilimitados, si se pudiesen producir infinitas cantidades de cada producto y si las necesidades humanas estuviesen totalmente satisfechas, no importando entonces que se fabricase demasiada cantidad de una determinada cosa, ni que el trabajo y los materiales se combinases o no adecuadamente.”
Por su parte, la teoría del Materialismo Histórico de origen marxista, nos lleva al concepto de “Modo de Producción”, que se refiere a la forma “en que se organiza la actividad económica en una sociedad, es decir, la producción de bienes y servicios, su distribución y consumo entre sus miembros para satisfacer sus necesidades.”
Autores estudiosos de Marx como Athusser y Harnecker conciben el Modo de Producción como una estructura compuesta por tres instancias: Instancia Ideológica, Instancia Política e Instancia Económica, esta última catalogada como la base de la organización social y factor determinante de los sucesos en las otras dos instancias.
Para el materialismo Histórico, la Base Económica está integrado por dos elementos: 1) Las Fuerzas Productivas y 2) Las Relaciones Sociales de Producción.
En las fuerzas productivas se incluyen: 1) Los objetos de trabajo, 2) Los medios de trabajo y 3) La fuerza de trabajo. Los objetos de trabajo y los medios de trabajo constituyen los Medios de Producción.
Para no ser doctrinarios, veamos lo que nos dice Wikipedia al respecto:
“Según la teoría marxista, los medios de producción son los instrumentos y materiales que intervienen en el proceso de trabajo. Están constituidos por las materias primas, las máquinas, las herramientas, el dinero, así como por las unidades de producción, es decir, los talleres y fábricas. También son medios de producción las oficinas, los almacenes y los vehículos de transporte. Los medios de producción son inherentes a todos los modos de producción, es decir, intervienen tanto en el sistema esclavista, como en el feudal o el capitalista. En cada uno de ellos estarán en manos de una clase social diferente. Cuando se aplican a la producción se transforman en capital, convirtiéndose entonces en instrumento de explotación de los trabajadores.”
En las Relaciones Sociales de Producción se incluyen los términos y condiciones de las interacciones de los actores para realizar el proceso productivo. Estas relaciones dependen de la forma de tenencia o propiedad de los medios de producción y determinan la forma como interactúan los tenedores de los medios en relación con los poseedores de la fuerza de trabajo, quienes no son tenedores de medios. Marx describía el fenómeno diciendo que “… el capitalista les compra con dinero el trabajo a los obreros. Estos le venden por dinero su trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. Lo que en realidad venden los obreros al capitalista por dinero es su fuerza de trabajo. El capitalista compra esta fuerza de trabajo por un día, una semana, un mes, etc. Y, una vez comprada, la consume, haciendo que los obreros trabajen durante el tiempo estipulado.”
Según esta teoría sociológica, cada modo de producción tiene un sistema económico de tal manera que las características de este sistema dependen o están determinadas, por las relaciones de producción. En ese sentido, la especificidad del sistema económico la impone las relaciones de producción. O sea que la identidad del sistema capitalista que corresponde al Modo de Producción Capitalista, está determinada por la propiedad privada de los medios de producción y las relaciones que de ésta se derivan, las cuales se realizan en el mercado, escenario donde se ejecuta la compra-venta de la fuerza de trabajo y las demás mercancías, por lo cual el mercado es el mecanismo que le imprime la dinámica al sistema o sea el mecanismo de funcionamiento.
En tal caso, si se toma la definición de Pinto sobre “estilo de desarrollo” y se aprecia desde la óptica del Materialismo Histórico, cuando Pinto dice que “la manera en que dentro de un determinado sistema se organizan y asignan los recursos humanos y materiales”, el autor está afirmando que dentro del mismo sistema económico de mercado, es decir manteniendo el Capitalismo, es posible cambiar la organización y asignación de las Fuerzas Productivas, o sea la fuerza de trabajo y los medios de producción. Por lo tanto, así como las Relaciones Sociales de Producción le imprimen la identidad al Sistema Económico, las Fuerzas Productivas le imprimen la identidad al Estilo de Desarrollo.
Entonces: El Desarrollo Sostenible es un Estilo de Desarrollo.
El Estilo de Desarrollo Sostenible es una propuesta alternativa de organización y asignación de las fuerzas productivas para responder a los interrogantes de qué, cómo y para quien se ha de producir en el sistema económico imperante, con la condición de que esa forma de organización y asignación, se efectúe en plena armonía con la ley natural, lo que implica equilibrio entre lo social, lo ambiental y lo económico.
En tales condiciones, la biodiversidad y su conservación, está sujeta a las características del Estilo de Desarrollo. Es claro que cada territorio tiene su propia dotación cuantitativa de especies vivas porque esto depende la ley natural; pero ya en el comportamiento humano se pueden dar los casos de conservación o destrucción de la biodiversidad, fenómeno que sí es deliberadamente producido por la especie humana, que, de manera racional y consciente, puede establecer el estilo de desarrollo apropiado para uno o el otro de los efectos contra la biodiversidad. Por tal razón, realizar un evento internacional para discutir los temas asociados a la conservación de la biodiversidad sin contemplar los aspectos inherentes al estilo de desarrollo, no pasa de ser una simple botada de corriente.