A propósito de considerar guerreros y/o héroes a los jugadores de fútbol profesional, no estoy tan seguro que así sea:
Tuve oportunidad de asistir el pasado miércoles 22 de diciembre a la final del fútbol colombiano, celebrada en el estadio Murillo Toro de Ibagué entre Tolima - Cali y no vi a tales guerreros ni héroes.
Todo lo contrario. Vi un pueblo alborozado y al borde del delirio y un equipo Tolima cansado y sin Pijaos.
Con relación al pueblo alborozado y al borde del delirio, queda claro que el fútbol profesional no es más que otra institución de mercado, tan fundamentalista como las instituciones religiosas, los partidos políticos tradicionales, los mesianismos polítiqueros, el neoliberalismo, etc. Adoctrinan en valores falsos y mantienen lelo y delirante al pueblo ignorante, mientras sus dirigentes se llenan los bolsillos de dinero y de paso le roban la dignidad al pueblo.
Con relación al equipo Tolima cansado y sin pijaos, intuyo que por el carácter del negocio, el desempeño de los jugadores está supeditado al pago económico y a los premios y bonificaciones, que por lo visto, fueron mas generosas en el equipo contrario. Hasta alcanzaron para contratar un arbitro caleño para dirigir semejante encuentro.
En definitiva, un pueblo pijao sufrido y engañado por un equipo de fútbol que no representa al pueblo pijao, ni a su cultura, ni a sus valores. Lo único que tiene de pijao es el nombre, que desde hace mucho tiempo fue arrogado y explotado por intereses particulares, sin ningún beneficio explícito para los tolimenses.
Ya es hora de recuperar de las manos privadas el nombre del Deportes Tolima, y configurarlo de manera accionaria como una gran empresa deportiva del pueblo tolimense, que a manera de club involucre y desarrolle todas las disciplinas y categorías deportivas amateur y profesionales y recuperemos la dignidad pijao que ancestralmente nos ha sido arrebatada.