A Petro hay que temerle pero no tenerle miedo
Opinión

A Petro hay que temerle pero no tenerle miedo

No tengamos miedo. A la Corte hay que respaldarla y defenderla de las presiones de militantes afanosos de que les elijan fiscal antes de un juicio político a Petro

Por:
febrero 25, 2024
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Lo digo porque uno ve que hay gente que le tiene mucho miedo. Se les nota el miedo en sus silencios, en sus concesiones inauditas, en la falta de carácter con que expresan sus posiciones frente al gobierno o en la docilidad con que corren al Palacio de Nariño cada vez que los llaman.

Pero es de resaltar, en aras de la precisión del comentario, que el miedo ha venido disminuyendo aceleradamente, sobre todo, en los sectores populares. El pueblo le perdió el miedo hace rato. Por eso es que cada vez que hay una reunión de más de cien personas, brota, incontenible como la respiración, el “Fuera Petro”.

No obstante, todavía hay sectores de la política, los gremios y los medios que siguen teniéndole miedo. Al punto, por ejemplo, que hay quienes se han abstenido de apoyar el juicio político con el argumento de que les preocupa que Petro incendie de nuevo el país como ya lo hizo en los bloqueos de 2021. Pese a que saben que Petro violó los topes de la campaña, que hicieron pactos criminales, que falsearon las contabilidades, se resisten a dar el paso de apoyar el juicio político por miedo a que Petro vuelva a alebrestar a sus milicias.

Absurdo pero cierto. Personas inteligentes, representativas, incluso poderosas, que se quedan calladas frente a lo que dicen la Constitución y las leyes sobre lo que hay que hacer con el presidente cuando éste ha violado las reglas del juego electorales. Lo que dice la Constitución es que el presidente debe ser retirado del cargo. Sin embargo siguen dándole vueltas al asunto, a sabiendas de lo que es el deber constitucional, por puro y físico miedo.

“El miedo es muy mal consejero”, dice el adagio.

Hay otro tema que está sobre la mesa, que es muy importante y que debemos discutirlo urgentemente, públicamente y sin miedos. Con toda la prudencia del mundo, claro está, pero sin miedo. Es el tema de la elección del fiscal general de la Nación de la terna presentada por Gustavo Petro.

Ha venido haciendo carrera, como porque sí, que la Corte Suprema de Justicia está obligada a escoger fiscal de entre la terna presentada por Gustavo Petro y que, inexorablemente, alguna de sus tres candidatas será la próxima fiscal general. Uno ve que hay quienes lo dan por hecho como si esa fuera una premisa cierta.

—Revisemos el tema.


No es cierto que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia estén obligados a elegir fiscal de la terna de Gustavo Petro


No es cierto que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia estén obligados a elegir fiscal de la terna de Gustavo Petro. Así como tampoco estuvieron obligados a elegir de las ternas presentadas por los presidentes anteriores. Nunca lo han estado. Eso no es lo que dice la Constitución.

—¿Quién ha dicho que la intención del constituyente  del 91 era que la Corte hiciera las veces de un jefe de personal que debe revisar unas hojas de vida de abogados para ver si cumplen o no con los requisitos burocráticos del cargo?

Ni más faltaba. De ser así, la Constitución hubiera podido, perfectamente, establecer que el fiscal general fuera escogido por una de esas empresas de cazatalentos.

Mas no lo hizo así. Escogió, para tomar la decisión, nada más ni nada menos que a la Corte Suprema de Justicia, que es la máxima instancia de la Justicia, en su Sala Plena, y a ello le sumó el requisito de que la decisión debe ser tomada por una mayoría de las 2/3 partes (mínimamente), es decir, mucho más que una mayoría simple (la mitad más uno del quórum) y mucho más que una mayoría absoluta (la mitad más uno de los miembros de la corporación).

Luego lo que le ordenó la Constitución a la Corte Suprema no fue que revisara unas hojas de vida enviadas por un presidente sino que garantizara, con el mayor rigor y la mayor responsabilidad, el funcionamiento de la Fiscalía General de la Nación dentro del espíritu y el marco normativo de la Constitución. Lo mismo que decir que garantizara que la Fiscalía debe estar al servicio de la justicia, la democracia y los derechos de los ciudadanos, dentro del respeto más absoluto al Estado de derecho. Lo mismo que decir que la Constitución les ordenó a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que no pueden permitir que la Fiscalía General de la Nación caiga en manos de quien pueda abusar de su poder, de quien pueda llegar a utilizarla en función de sus intereses y sus preferencia ideológicas, de quien pueda llegar a utilizarla para hacer pactos con el crimen contra la sociedad y las instituciones. Como primera medida, lo mismo que decir que la Corte Suprema de Justicia debe hacer hasta lo imposible por impedir que la Fiscalía llegue a convertirse en la Fiscalía de bolsillo de algún presidente.

En este orden de ideas, las preocupaciones de los magistrados deben de ser enormes. Su responsabilidad es gigantesca.

La preocupación de la ciudadanía también es inmensa. Existe la percepción de que elegirle el fiscal de una terna dada por Gustavo Petro constituye una amenaza demasiado peligrosa para la democracia. Al margen del perfil y de las particularidades de las tornadas, y mucho antes que eso, hay un hecho objetivo: la terna fue integrada por un presidente de las características de Gustavo Petro.

—No nos digamos mentiras ni dejemos que la discusión se nos vaya por las ramas.

Desde que rige la Constitución de 1991 y desde que existe la Fiscalía General de la Nación, el primer presidente cuyo verdadero proyecto consiste en destruir la Constitución, la democracia y la economía, es Gustavo Petro. Razón más que suficiente para entender que el estudio de su terna exige un cuidado, una dedicación y una responsabilidad excepcionales.

Porque es posible que no elegirle Fiscal a Petro pueda causar polémicas y rabietas de un sector, tal como está ocurriendo, pero debe existir la conciencia plena de saber que dejar caer una institución tan poderosa como la Fiscalía General de la Nación en las intenciones autoritarias de Gustavo Petro puede ser un error de consecuencias irreparables.

Por eso son tan sospechosas las andanadas que el gobierno ha promovido contra la Corte Suprema, con el fin de presionar a los magistrados para que voten a las carreras por cualquiera de las ternadas, así como para intimidarlos y señalarlos personalmente con campañas negras llenas de mentiras.

Hay preguntas que uno se plantea, como simple ciudadano, que siente que deben quedar resueltas, aún, antes de entrar a evaluar las hojas de vida de las personas ternadas. Preguntas cuyas respuestas deben dar el parte de tranquilidad de que la próxima Fiscalía cumplirá con la Constitución.

1- ¿Por qué Gustavo Petro salió, desde el comienzo, con el planteamiento de que él no conocía a ninguna de las candidatas de su terna? En la eventualidad de que eso fuera cierto, ¿tendría alguna lógica, con qué criterio y con qué grado de conocimiento asume la responsabilidad de presentar la terna? ¿O se trataba simplemente de hacer una maniobra de opinión con el fin de reducir prevenciones, entre los magistrados, respecto de su cercanía ideológica con sus candidatas?

2- Si es mentira que no las conocía, como comienza a aclararse en las noticias, entonces ¿por qué mintió? ¿tiene sentido elegir fiscal de una terna que fue presentada en medio del engaño?

3- Si una de las responsabilidades, a la hora de elegir fiscal general, es garantizar la credibilidad de las instituciones de la Justicia ante la sociedad, ¿será que podría garantizarse la legitimidad de la Justicia eligiendo fiscal general de una terna presentada por un presidente de tiene a su círculo familiar más íntimo, a sus funcionarios más cercanos, a su campaña electoral, todos ellos con procesos dependientes de la Fiscalía General de la Nación? ¿Será que cualquiera actuación de esa fiscalía, en un sentido o en otro, a favor de sus familiares o en contra, podría tener credibilidad y contar con la confianza pública?

4- ¿Se le puede creer a Gustavo Petro que su intención es la de respetar la autonomía de la Justicia, después de que lo vimos azuzar a sus bases milicianas para intimidar y presionar a la Corte el 8 de febrero, mientras esta estudiaba, precisamente, el tema de la terna?

5- ¿Se le puede creer a Petro su versión de las cosas, cuando lo vimos, al mismo tiempo que agredía a la Corte, salir a decir que no era cierto, que lo que decía la Corte no era cierto, algo así como que la Corte estaba mintiendo sobre las hostilidades de que fue víctima?

6- ¿Se le puede creer que va a respetar la independencia de la Fiscalía, después de que lo vimos hacerle torcer las versiones de testigo ante la Fiscalía a su propio hijo Nicolás, después de que el propio Gustavo Petro había publicado un trino comprometiéndose a no utilizar su poder de presidente de la República en el caso? Eso lo incumplió sin el más mínimo pudor ético e institucional.

7- ¿Qué podría pensar la sociedad en la eventualidad de que se elija un fiscal de la terna presentada por el presidente que solicitó que, contra la ley, que fueran sacados de las cárceles los miembros de sus Primeras Líneas que ya habían sido condenados o estaban siendo procesados por los crímenes que todos vimos cometer durante los vandalismos del años 2021?

8- ¿Qué podría pensar la sociedad en la eventualidad de que se elija un Fiscal de la terna postulada por el presidente que le solicitó a la Fiscalía la excarcelación de jefes de grandes organizaciones criminales que están siendo procesados y con quienes pactó acuerdos electorales desde las cárceles, bajo el pretexto de una Paz Total que el país sabe que no tiene sustento legal ni futuro en la realidad?

9- ¿Qué llegaría a pensar la sociedad si se eligiera Fiscal de una terna presentada por un presidente que ha demostrado que no le interesa tener funcionarios sino militantes en los cargos públicos? Un presidente que es reconocido como el peor nominador que ha habido, que ha nombrado a los peores ministros y directivos comparados con cualquier gobierno, que ha sacrificado a los pocos funcionarios capaces e independientes por el afán de reemplazarlos por militantes afines a sus apuestas ideológicas y militantes dispuestos a cumplir sus órdenes a rajatabla y sin chistar. ¿Por qué habría, entonces, de pensarse que su escogencia de la terna tuvo otras lógicas?

10- ¿Qué podrían llegar a pensar esos empresarios, 17.000 según Petro, sobre los cuales dice que no ha habido justicia en la Fiscalía y que deberían estar presos, dizque porque ellos son los culpables del paramilitarismo?

11- ¿Qué podrían pensar esos colombianos que estuvieron, hace un par de semanas, haciendo un plantón de respaldo a la Corte Suprema de Justicia contra las agresiones de Gustavo Petro, si vieran que llegó a la Fiscalía General una persona que fue ternada por el presidente que los amenazó de que deberían ir presos por hacerle oposición? 

12- ¿Qué podríamos pensar ciudadanos como yo, que hemos sido perseguidos por los organismos de inteligencia del gobierno Petro, cuando el propio presidente me ubica como el responsable de agenciar algo tan grave como un golpe de Estado, por el hecho de promover la figura constitucional y pacífica del Juicio Político? ¿Qué podría pasar en una Fiscalía ternada por Gustavo Petro cuando llegue un informe de alguno de sus organismos de inteligencia, acusándonos de promover golpes de Estado, así como Nicolás Maduro lo está haciendo hoy con María Corina y sus dirigentes a los que ya ha metido presos?

—Como vemos, la cosa es muy grave. Muy seria y muy preocupante.

Por esto debemos defender la autonomía, la independencia y la libertad de la Corte Suprema de Justicia. Debemos defenderla de las presiones de ese grupo de abogados y militantes afanosos que están desesperados para que les elijan fiscal, que quieren contar con ese poder inmenso antes de que salgan las pruebas de las violaciones electorales y el Juicio Político sea un hecho ineludible. Ellos, comenzando por Gustavo Petro, quieren llegar al Juicio Político con la Fiscalía General de la Nación en su poder para llegar a intimidar a sus opositores y a la voces independientes.

No tengamos miedo. A la Corte Suprema de Justicia hay que respaldarla. Ella tiene en sus manos la responsabilidad inmensa de garantizar la legitimidad de la Justicia y la defensa de la democracia.

A Gustavo Petro hay que temerle pero no hay que tenerle miedo.

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