La relación entre las Fuerzas Militares y el presidente Gustavo Petro están en suma tensión y es difícil negarlo: desde hace meses el general de las Fuerzas Militares Eduardo Enrique Zapateiro ha entrado a polemizar en gran cantidad de temas con Petro, sobre todo en los momentos que ha entrado a defender a ultranza casos como: las operaciones militares en las que fueron asesinados campesinos, como en el caso de la vereda El Remanso en el departamento del Putumayo, los asesinatos de civiles en el paro nacional del año 2021 y las presuntas relaciones entre altos mandos del Ejército Nacional y el Clan del Golfo.
Del mismo modo, vísperas de las elecciones algunos sectores de militares retirados se movieron en torno de las campañas de Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández, todo ello con la firme intención de evitar que Gustavo Petro fuese presidente.
Una de las razones más evidentes por las cuales ha Zapateiro le da salpullido pensar que debe rendir honores a Petro, es que el anterior fue guerrillero, el enemigo natural de las Fuerzas Militares, sin embargo, otras razones mucho más complejas rodean esta historia de desamor, en efecto, Zapateiro es el responsable por línea de mando de las violaciones de derechos humanos en medio del paro nacional de 2021, algo que lo puede meter en problemas en los próximos años, así como en la Jurisdicción Especial para la Paz avanza a pasos de gigante el caso 03: asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado, y en este orden de ideas, Zapateiro y su predecesor Nicasio Martínez, deben estar al borde de un ataque de nervios.
Un compañero de causa de las Fuerzas Militares ha sido el Centro Democrático, por ende, este partido político claramente es el portavoz de la élite de las Fuerzas Militares, probablemente dentro del Partido de derecha habrán muchos incentivos para construir una narrativa de Petro como el gran enemigo de las Fuerzas Militares, es más, que el jefe máximo del Centro Democrático se haya reunido con el presidente electo no garantiza nada, entre los dos la desconfianza es absoluta, y lo que es más grave, Álvaro Uribe en el estado político y judicial que se encuentra puede recibir fácilmente fuego amigo, e inclusive “golpe de estado” al interior de su partido. Todo ello permite deducir que las enemistades entre las Fuerzas Militares hacia Gustavo Petro no son cosa del pasado.
En honor a la verdad, la dimisión de Zapateiro es una señal de cambio de filosofía en la cúpula militar, sin embargo, esta sospecha puede estar errada, en la medida que el mismo Zapateiro ha hablado de “dejar decenas de Zapateiros al interior del Ejército Nacional”, es decir, militares de alto rango que no reconozcan a Gustavo Petro como el máximo jefe de las Fuerzas Militares, entre otras cosas cuando se ha odiado por tanto tiempo a Petro y se ha construido una historia longeva de retaliaciones mutuas, es muy difícil construir relaciones de afecto y confianza.
Dicho todo lo anterior, es hora de “pararse en pedales” en la parte más empinada de la carrera, crear lazos comunicantes y construir buenas relaciones entre el gobierno electo y las Fuerzas Militares, esto puede generar escenarios donde se disminuya la tensión y las posibilidades de un golpe de Estado (que este servidor no descarta). De conseguir lo anterior, el presidente electo Gustavo Petro tendrá la gran mayoría de elementos para la transformación de Colombia, es decir, tendrá de su lado a los factores reales de poder, pues tendría al congreso para pasar las reformas constitucionales, al gobierno central para ejecutarlas, una oposición menguada y a las Fuerzas Militares de su parte, obviamente no se debe olvidar al sector terrateniente que todavía no lo veo alineado con el gobierno entrante.