Nada me tiene más contenta desde ayer que la seguridad de que Daneidy Barrera Rojas, la tristemente célebre Epa Colombia, pague por lo que hizo contra Transmilenio y nuestros impuestos.
La desazón que produjo la decisión inicial de la primera juez que dejó en la impunidad semejante descaro, y el cinismo de la acusada con su video posterior agradeciéndole y mandándole un beso de la manera más ordinaria, está tomando hoy el curso correcto: condenar a este personaje por perturbación del transporte público, daño en bien ajeno e instigación para delinquir con fines terroristas. Ella, Daneidy, cambió de posición y aceptó los cargos por recomendación de su nuevo abogado.
Todavía recuerdo cómo Epa Colombia recorría los medios de comunicación como toda una luminaria y en cuestión de horas pasó a tener un manager de su mismo estilo, cobrando por entrevistas y con agenda cual estrella de Hollywood. Ellos se comieron el cuento y los medios también ayudaron, hay que reconocerlo.
Ante la burla general, hice una columna exponiendo su realidad, contextualizándola en lo que es su vida y la de muchos; esa que no vemos -o no se quiere ver- pero que existe, y más de lo que nos imaginamos. Con el tiempo se fueron destapando videos de sus actuaciones “heroicas” colándose en Transmilenio y finalizando noviembre pasado, hizo lo que le faltaba: atentar nuevamente contra el sistema, pero de manera afrentosa.
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Con los miles de seguidores que había acumulado en sus redes, las réplicas de sus malas actuaciones estaban a la orden del día
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Nadie, nadie midió el peligro en el que se fue convirtiendo Daneidy y que representa su perfil, porque por su ignorancia efectivamente lo es. Sobre todo, porque con los miles de seguidores que había acumulado en sus redes, las réplicas de sus malas actuaciones estaban a la orden del día.
Epa Colombia pagará con trabajo social y no sé cómo, ni haciendo qué, reparará el sistema en mil doscientos millones de pesos que representan sus daños. Su pena la tendrá en detención domiciliaria o intramural. Dicen los medios hoy que el abogado de Barrera aseguró a la salida de los juzgados “que su defendida les manifestó que tan pronto pueda activar sus redes sociales y dirigirse a los medios de comunicación ‘ofrecerá unas disculpas sinceras de arrepentimiento al señor presidente Iván Duque, al señor fiscal de la Nación, Fabio Espitía y a toda la ciudadanía en general’, que porque realmente ella está arrepentida de estos hechos por los que asumirá las consecuencias. Ay no, gracias. Ojalá que ni se les ocurra levantarle la medida restrictiva para seguir operando en redes sociales; ni siquiera para que pida perdón. Entre otras cosas, siguió violando la ley haciendo una publicación por estos días… no pareciera aprender. Ese es su peligro, insisto.
Que algunos abogados digan que no debió aceptar y debió dejar que el proceso se dilatara, pues menos mal que no; mal o bien aconsejada por su actual abogado, finalmente pagará. Eso a muchos nos tiene muy satisfechos.
¡Hasta el próximo miércoles!
