A ojo de buen macaco
Opinión

A ojo de buen macaco

Por:
agosto 14, 2014
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El macaco del cuento está en Colombia. Saltando por entre las ramas: de la ejecutiva a la legislativa y de esta a la judicial, con el fin de registrar para la posteridad imágenes de los primates que se pasean por los pasadizos gubernamentales, como simios por las selvas documentales. A sus anchas. Y no está sola —es una hembra—, la acompaña una cámara con la que hace de las suyas: pilla al presidente repitente estregándose los ojos para que no se le cierren, mientras el nuevo alfa del Congreso suelta su rollo; pilla al travieso Armandito —alfa derrotado— legislando a su manera: una partida de Tetris no se le niega a ninguna sesión; pilla a la exsenadora Claudia Wilches echándose al hombro el lavamanos que acaba de arrancar del baño de su exoficina de madre de la patria; pilla al ahora senador, Uribe Vélez, corriendo —seguido de su bancada— para anunciarle al mundo que con el CD no cuenten en la ceremonia… Pilla que te pilla.

Sí, me refiero a la intrépida macaco: pelo negro, corte a lo Miley Cirus, ojos color miel, amplia sonrisa, 60 centímetros de estatura y artista de profesión, que tiene enredados al fotógrafo David Slater y a Wikimedia Commons (Wikipedia) en una disputa surrealista —por no decir ridícula— sobre los derechos de autor de cientos de fotografías tomadas por ella, con el equipo del norteamericano. Sucedió hace tres años cuando Slater viajó a la isla indonesia de Célebes, en busca de retratar en su hábitat a los macacos negros crestados que, por cuenta de la deforestación, están en vías de extinción. La mona se coló en el campamento y, entre otros objetos que desbarató, encontró una cámara y la manipuló. El resultado: montones de tomas inservibles y, de pronto, unas selfies que hacen palidecer de envidia a los narcisos aficionados, no solo por su calidad, sino porque el rostro de la modelo no se deformó con el poncherazo. (Corre la voz de que la reconocidísima Anne Leibovitz, la anda buscando y de que en Bogotá se alistan para hacer frente a su estudio —en caso de que decida abrirlo— la misma cola que hicieron frente a Starbucks).

El día de la reposesión de Santos sí que hizo su agosto la joven. En un santiamén dejó plasmado el evento, desde todos los ángulos posibles. Gracias a la rapidez que tiene para moverse y oprimir el obturador, quienes vimos desde el sofá y entre bostezos el evento, pudimos apreciar: la panorámica de la Plaza de Núñez, tan disfrazada y kitsch, que más parecía una sucursal de Andrés Carne de Res; el primer plano del trabalenguas que se apoderó de los botines de los generales al momento de marchar; el escondrijo del vicepresidente Vargas Lleras, detrás del atril y de los expresidentes, en la banca de los músicos de la tarima principal —la tortícolis que debe tener la señora Dalita de tanto estirar nuca debe ser de ortopedista—; el zoom a la bella Margarita Rosa que dejó en evidencia las capas de pintura que lleva encima y lo lejanos que están los días de la entrañable Niña Mencha; los posados de tantos santistas con Doña Mechas, restándole la espontaneidad inicial y convirtiéndola en un remedo de sí misma; el motoso de Don Juan Carlos, mi rey, interrumpido por los aplausos que despertó en el respetable alguna frase efectista del recién posesionado… (El discurso en el que las cinco locomotoras del pasado cuatrienio salieron para chatarrización, en favor de los tres pilares del próximo, ese sí no quedó capturado por la lente de la Miley salvaje, lo suyo no son las palabras).

Un paréntesis de reputación macacosiana: los macacos (Macaca) son un género de primates catarrinos de la familia Cercopithecidae, identificados en veintidós especies, muchas de las cuales son cazadas para experimentos o infames prácticas de vivisección. Y como si semejante persecución fuera poco, también han tenido que padecer la maledicencia de algunos científicos, desde que a finales de la década del setenta fueron señalados como responsables de la propagación del sida en África Central; ahora los acusan de ser portadores del Ébola. Pobres desgraciados, declarados culpables sin tener la culpa. Fin del paréntesis.

Pero volviendo a la primate no humana que nos ocupa, y que ocupa a David Slater y a Wikimedia —aunque la ley en USA no contempla la autoría legal de imágenes realizadas por animales—, la nueva reportera gráfica se deleitó con el blower recién hecho del jefe de Estado, con la entronización de la paloma como mascota 2014-2018 y con verificar que Manolo Cardona no se arrimara a la vajilla y que a Name no le pasara lo de Dilian Francisca, cuando le terció al expresidente Uribe la banda al revés.

COPETE DE CREMA: Mientras llega el 2025 y podamos dedicarnos al nudismo y a comer manzanas en el paraíso prometido por Juan Manuel Segunda Parte, ojo con el click del macaco. Tiene puntería.

 

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