Tras dos meses del año 2020, los ecos de la enorme ola de movilización social que se tomó a Bogotá por diversos motivos en 2019, aún retumban. Las calles de la capital vieron a cientos de miles manifestarse contra el paquetazo neoliberal de reformas impulsadas por el presidente Iván Duque, por la vida de las y los líderes sociales, por la paz, contra el Plan de Ordenamiento Territorial de Peñalosa, por el derecho a la educación, contra la depredación del medio ambiente, por la dignidad de la labor docente, por condiciones dignas para el agro, por justicia tributaria, contra la construcción de proyectos de movilidad antitécnicos y antidemocráticos como Transmilenio por la Carrera Séptima y la Avenida 68, contra los feminicidios y las violencias basadas en género, entre otros. Acabamos de vivir un periodo en el que las justas causas vistieron de dignidad nuestras calles y prueba de ello es que sin lugar a dudas la cacerola fue el personaje del año anterior.
El despertar ciudadano hoy se traduce en enormes expectativas frente a la esperanza de cambio que representa la administración de Claudia López en temas que fueron puestos en la agenda pública por la protesta y hoy han de ser objeto de construcción colectiva. Un buen ejemplo de que se respiran nuevos aires es que en la Reserva Thomas van der Hammen se ha empezado a sembrar confianza, y que la protesta social es vista como un asunto de derechos ciudadanos y no de orden público.
En Teusaquillo, que fue epicentro de la consigna “Bogotá no se vende”, la construcción de #NuestroPOT empezó desde la semana siguiente a la caída del proyecto de la administración Peñalosa y se ha nutrido de academia, diálogo comunitario y el acumulado técnico de muchas y muchos habitantes del corazón verde de Bogotá. Nos alistamos para emprender la formulación de una nueva norma de ordenamiento del territorio que fortalezca la estructura ecológica de la ciudad, respete la historia y vocación de los sectores consolidados y patrimoniales, propenda por la protección a moradores y actividades económicas tradicionales, pero sobre todo, buscamos que el nuevo POT de Bogotá sea producto de un auténtico proceso de concertación, estructuralmente distinto al proyecto que ya la ciudadanía derrotó.
#SíSePudo frenar el terrible POT de @EnriquePenalosa, ahora nos reunimos para empezar un proceso de construcción ciudadano.
Vamos a hacer #NuestroPOT
Planeamos hacer aporte en democracia y atendiendo a la técnica y la ciencia. pic.twitter.com/tse1IRmn1N— 🌳Liliana Castañeda Morales✊🏼🍳 (@LiliCastanedaM) November 6, 2019
Colombia y Bogotá han despertado, y la defensa de nuestro derecho a vivir con dignidad es una tarea que apenas comienza. La definición del destino de la ciudad necesita una ciudadanía activa, deliberante y organizada que asuma la tarea de transformar su entorno desde los espacios de participación, mucho más en el año clave de definición de directrices de Plan de Desarrollo y Plan de Ordenamiento Territorial. Al tiempo Colombia entera se prepara para responder al gobierno de Iván Duque con la dignidad que solo proviene de la movilización masiva, democrática y pacífica con la que debemos inundar las calles los días 8 y 25 de marzo.
*Liliana Castañeda Morales – Edilesa de Teusaquillo-Consejera Territorial de Planeación Distrital