Señora Cabal;
Su desafortunado comentario a través de un medio masivo de difusión solo expresa su gran frustración contra un ciudadano que alcanzó los honores jamás vistos por colombiano alguno. ¿Porqué tuvo que esperar hasta su muerte para expresarse del premio nobel? ¿Por qué no tuvo las suficientes agallas para decírselo en vida y de frente? Tuvo que esperar su muerte para tampoco tener consideración ni siquiera con su familia.
Más que un ataque traicionero es una expresión de cobardía. Cómo se le puede llamar a esto? Sus explicaciones dan un buen sentido de lo que usted representa. Sencillamente señora, usted es de las que concibe un mundo que solo admite dos colores, dos caras; donde lo que no está alineado a su pensamiento, concepción personal y de partido, de paso, es tildado de enemigo, ateo, rojo, comunista, subversivo.
Concepción corta que solo admite condenar al paredón o a la hoguera lo que considera no es de su agrado, como en la época medieval, una visión que se enmarca en el semifeudalismo político y económico representado allá en su natal Valle del Cauca, donde todavía quedan rezagos de esclavismo, racismo y discriminación.
Generalmente la gente del arte, de la cultura, no importa el sistema político de donde provengan, siempre han sido una amenaza para el poder y los políticos. Sus armas representadas en la expresión artística cobran fuerza y se configuran en un gran peligro que han hechos temblar a los poderosos.
Por ello siempre han tenido que refugiarse en otros lares, lejos de su patria a fin de cobijar cierta seguridad.
Y a Gabo tal vez esto le sucedió en algún momento de su vida. Fue considerado un subversivo, hasta terrorista en la época del Estatuto de Seguridad, cuando las únicas espadas que había alzado eran sus poderosas letras.
Todavía hay quienes le reclaman por qué no hizo la escuelita en su pueblo y demás. No le correspondía, cuando era un deber del Estado.
Así que hoy, la ultraderecha colombiana no le perdona el que hubiera sido comunista, amigo de Fidel y de todos los movimientos de la izquierda. Como ser humano cometió errores, y muchos, pero su genio hizo transformar la literatura universal. Amigo del poder, tal vez, pero el poder siempre lo buscó.
Amigos por doquier y de todos los tonos políticos, donde la discreción y la cordura fueron su carta de presentación al asumir responsabilidades que nunca pretendió.
Se fue de Colombia con lo que le cabía en los bolsillos para hacerse universal, tal vez somos nosotros los culpables de que lo hubiéramos abandonado hasta su muerte.
Y tal vez no lo merezcamos en su inmensidad, nadie es profeta en su tierra.
Pero hoy más que nunca estoy siendo testigo de los coletazos de una ultraderecha en Colombia que ha declarado su sed de venganza atacando al gran escritor, y usted es el ejemplo, donde el pensamiento fanático y visceral no admite controversia, no hay tibios, no hay relativos.
Doctrina que justifica la continuación de la guerra por todos los medios para obtener el poder.
Repito señora, el Valle del Cauca es la mejor representación de esa expresión. Desde hace más de 40 años las poblaciones del Valle y norte del Cauca quedaron atrapadas en medio de los grandes cañaduzales, asfixiadas desde entonces y detenidas en el tiempo viendo truncados su crecimiento y desarrollo. Pero este será tema a tratar en otra ocasión.
Señora Cabal, me pregunto qué le ha aportado usted al país, a esta nación, desafortunadamente en Colombia la política se hace para defender los intereses personales y de casta y usted es una de ellas.
Nadie lo hace por la patria; y patria es una palabra que a ella se acude cuando solo los pusilánimes no encuentran otro camino para aferrarse al poder.
Se me olvidaba, y no soy comunista.
D. USTINOV