El Dr. Holmes Trujillo quien recién falleció y cuya “gran labor” exalta un sector muy grande del país político y de los medios, no pasó a representar a quienes lo eligieron, sino que durante los más de cuarenta años de burocracia solo vivió para eso y de eso.
Si bien se dice que el Dr. Holmes se distinguió como hijo, padre, esposo, amigo de sus amigos y persona, siempre estuvo moviéndose dentro del gobierno de turno. Arrancó en el Partido Liberal y terminó su extensa carrera en el Centro Democrático, donde se radicalizó como representante de lo más rancio de la extrema derecha, posición muy diferente a la de sus comienzos.
En su afán de arañar el único cargo que le hacía falta, desde su posición como ministro no de Defensa sino de Guerra, se dedicó a hacerse notar para ser el próximo designado por su compañero de luchas en el Partido Liberal y su jefe político de hoy, el Dr. Uribe Vélez.
Para ello se radicalizó tanto en la extrema derecha que muchos de sus comentarios y retóricos discursos y acciones encantaron al establecimiento, así se salieran de la realidad de los hechos; pero no a la mayoría de los que por orden presidencial guardamos luto por su inesperada partida.
Ahora bien, me gustaría saber cuál es “el legado” del que tanto se habla y se hablará por los próximos días; la única enseñanza que nos deja es cómo vivir del erario público por más de cuarenta años, al igual que otros tantos fallecidos recientemente como Serpa, Iragorri, entre otros, quienes también arrancaron en el glorioso Partido Liberal.
No confundir este escrito con algún irrespeto hacia su familia o copartidarios, mucho menos a las fuerzas armadas, donde llegó de la Cancillería. Simplemente trato de hacer un recuento sin lambonería de lo que los ciudadanos de a pie podemos comentar.
Paz en su tumba y esperemos que esta pandemia no nos siga trayendo tristes sorpresas.