En ese espacio gris donde la comedia se convierte en drama borda su talento narrativo el director Noah Baumbach. Su conocimiento de las relaciones humanas vuelve a quedar patente en la película 'Mientras seamos jóvenes'. Una historia sobre una pareja que, cumplidos los cuarenta, es incapaz de asimilar el paso el tiempo.
Los protagonistas, Ben Stiller y Naomi Watts, dan vida a un matrimonio de creativos neoyorquinos, sin hijos, que descubren tener poco en común con sus amigos. Poco después conocerán a un par de veinteañeros, Adam Driver y Amanda Seyfried, amantes de lo retro, espontáneos e intensos, quealteran su rutina burguesa y, en consecuencia, los hacen cuestionar su realidad y recuperar el valor por el instinto de la juventud. Simultáneamente, se abre una historia paralela sobre el proceso de hacer películas.
En Nueva York, en el hotel Crosby, tuvimos oportunidad de hablar con Ben Stiller sobre un filme donde repite experiencia con Baumbach y donde interpreta a un adulto joven atrapado en una crisis de identidad. «Noah escribe momentos muy humanos», elogia el comediante.
«Como actor, lees su trabajo y piensas —sí, lo mismo me ha pasado a mi—. Siempre hay algo más de aquello que vemos en la superficie, son cosas muy sutiles que me fascinan de su escritura. A él le interesan los pormenores que tienen gran impacto en nuestras vidas. Encuentra humor en los momentos incómodos y nunca busca el chiste fácil. Explora la comedia de una forma diferente.
GONZOO: Este es el tipo de película con el que muchas generaciones pueden identificarse. ¿En qué momento de tu vida te sentiste desconectado de la gente joven?
BEN STILLER: Cuando descubrí que nadie escuchaba mi música. Mis hijos me ayudan a conectar con los jóvenes, pero también me obligan a ser responsable y a comportarme como un adulto. Ellos escuchan una emisora de radio distinta a la mía y, en el coche, se ha convertido en un problema, porque peleamos por lo que vamos a oír. Pero cuando les dejo en el colegio vuelvo a mi emisora, que es de música de los noventa. Me preocupa que la juventud de hoy en día no hable por teléfono, no se relacione y pasen el tiempo texteando, les falta interacción humana.
G: La película bucea en lo que significa rodar un documental, entre la verdad que existe en ese tipo de trabajo y el cine. ¿El arte de contar una historia con imágenes debería tener siempre un guion?
B.S.: Esa es una pregunta profunda. Para mi, todo el arte está basado en otro arte, hasta cierto punto. Lo que explica Noah en este filme es algo muy real, que lleva ocurriendo desde hace tiempo. Los realities de la televisión han creado una línea borrosa en cuanto a lo que es real y lo que no lo es, lo que tiene guion y lo que no. El público quiere entretenerse, pero los documentales cuentan la realidad desde otra perspectiva. Todos los grandes documentales saben cómo narrar una historia de forma verídica y, al mismo tiempo, dramática. Hay decisiones que son siempre artísticas, estéticas, creativas y que tienen que ver con el realizador y que no se dan en un reality.
G: ¿Te identificas con tu personaje?
B.S.: Claro, no creo que mi personaje tenga una agenda determinada, porque la realidad le sitúa en un área muy gris. Por lo general, cuando alguien viene a mi con una idea, siempre intento ser positivo y darle el beneficio de la duda. Confío en que su propuesta no sea una idiotez jajaja. Sí me identifico con el personaje y muchos de los problemas a los que se enfrenta, porque Noah tiene una forma muy interesante de iluminar las situaciones de la vida. Son los detalles y la interacción entre la gente lo que realmente es importante.
G: Como actor te divierte rodar tragicomedia
B.S.: Por supuesto. Las grandes comedias deben tener siempre momentos dramáticos, porque el cine es un evento dramático. Como actor me divierte haber disfrutado de la experiencia de trabajar con Noah, un hombre que entiende los pormenores de la vida. Y, por cierto, una buena pieza para acompañar este filme podría ser la película Real Life de Albert Brooks. El personaje de Brooks en ese filme es de alguna manera el precursor de Jamie.
G: Esta es la segunda vez que trabajas con Noah, la primera en Los Ángeles y ahora en Nueva York. Las ciudades se convierten en personajes...
B.S.: Sí. Aunque Nueva York es muy distinto a Los Ángeles y la experiencia de rodar en un lugar y en otro es muy diferente. Siento que había un sentimiento lacónico mientras rodábamos Greenberg en Los Ángeles y, en este caso, la energía fue más intensa porque toda la historia gira en torno a Nueva York.
Tomada de: Gonzoo