Por mucho que nos duela hay que aceptarlo: James e Isco se van al final de la temporada. Si bien el colombiano ha tenido un bajón notable, que se ha evidenciado en la hostilidad que el público le ha brindado en los últimos partidos en el Bernabeu, la decisión de Florentino no obedece a razones estrictamente futbolísticas. El Real, como suele suceder, sobre todo en las figuras jóvenes, está sacando a flote lo peor de James.
Rafa Benítez se quejaba que el goleador del último mundial saboteaba sus charlas transformándose en un “Payaso de salón” como queda evidenciado en este video.
Las salidas a discotecas, los enojos repentinos que le causan las decisiones de sus técnicos, el acoso de sus fans que, al ser joven, millonario, guapo y famoso, le es inevitable tener, terminaron derrotando a James.
Hace un año era un ejemplo de profesionalismo. En la biografía que escribió el periodista Nelson Freddy Padilla vemos como Doña Pilar, su mamá, lo obligaba a tomar con seriedad hasta los picaditos de barrio cuando apenas era un niño. En Banfield y Porto se destacó por lo ordenado que era en su vida personal, a pesar de ser un muchachito de 18 años. En Mónaco se empezaron a ver las primeras fisuras: su enfrentamiento con el entrenador Claudio Ranieri porque este le pedía sacrificio, le valió estar sentado buena parte de su primera temporada. Con Ancelotti, el alcahuete, su nivel futbolístico tocó techo. Lamentablemente una pésima pretemporada, la lesión en el amistoso contra Perú, y el salir, junto con Isco, a bailar una discoteca después de haber sido humillados por su archirrival, el Atlético de Madrid, terminaron su relación con el cuadro merengue.
Ojalá me equivoque per vendrán meses oscuros para nuestro símbolo. Con la decisión ya tomada Zidane tendrá vía libre, desde la presidencia del club, de poner a Jessé en los cuartos de final de la Champions League. James, preocupado por saber si su multimillonario salario va a tener alguna modificación en el próximo club donde caiga, estará viendo los partidos desde la banca. Otra vez un deportista colombiano ha vuelto a fallar en el momento decisivo por culpa de su mentalidad: le pasó a Lucho cuando iba a ganar el Tour del 87, le pasó a Freddy Rincón con el Madrid en el 95, a Montoya con Mclaren en el 2006, a la selección olímpica del 92, a Pambelé cuando decidió pelear con las vendas de sus manos flojas fracturándoselas. Que le vamos a hacer… tendremos que convivir con esos casos de gran talento desperdiciado por la falta de educación.
Desde la banca James tendrá que aguantarse la bronca de ver como echo por la borda la posibilidad de convertirse en un ídolo histórico del club más ganador de todos los tiempos.
