El gran derrotado del pasado domingo fue el uribismo y el continuismo. Sin duda al menos el 75% de los colombianos considera de manera tajante que tiene que haber un cambio. En relación al fenómeno de Rodolfo Hernández tengo que decir bastante.
En primer lugar, tengo que aclarar que yo he seguido a RH desde que fue alcalde de Bucaramanga, y tengo que decir que me gustó mucho de lo que hizo en términos generales en la alcaldía.
En segundo lugar, RH no es uribista. Así algunos sectores de izquierda quieran hacerlo parecer, la realidad es que RH ha sido enfático en rechazar sus políticas e incluso insultarlos, muy fiel a su estilo. ¿Por qué el uribismo corre entonces a aliarze con el? Muy fácil, o facilísimo (como diría RH).
El uribismo radical es fundamentalmente antipetrista; nunca estaría en la misma orilla de Petro, ni siquiera sería indiferente a él. Es, en ese sentido, irracional, y si la contienda fuera Hitler vs Petro, se irían con el líder del nazismo.
Por último, RH es más cercano a Petro en términos de políticas que cualquier otro candidato. Tanto así que ellos han estado en varios encuentros en años pasados; en uno de esos encuentros surgió la famosa frase de “unidos somos invencibles”, que ambos confirmaron en ese tiempo. Obviamente la política es dinámica, y tendrán que atacarse mutuamente si quieren ganar.
¿Cuál es el problema entonces de RH? El principal problema a mi modo de ver es que algunas de sus propuestas son populistas y peligrosas. ¿Donde he escuchado eso antes? Claro, en cualquier otra candidatura de Petro.
Esto es algo que él sabe y ha aprendido. En 2010 muchas de las propuestas de Petro eran sin duda irrealizables y peligrosas; por ejemplo, recuerdo que proponía una constituyente. Petro ha ido cambiando su discurso por uno más concreto, incluyente y menos controversial, lo que le ha convertido en un candidato más viable.
En términos de ejecución, RH sabe que no es lo mismo tratar con el concejo de Bucaramanga que con el congreso de la república. Por eso propone crear un estado de excepción, o conmoción interior, apenas llegue para el mismo legislar por decreto: “mientras la corte me tumba la conmoción interior, los decretos que yo apruebe se tienen que cumplir”, decía sin sonrojarse en entrevista con Vicky Dávila hace algunos días. ¿No era eso pues lo que nos asustaba de Petro?
Pero hay más. RH propone vender camionetas y quitar el desayuno y el tinto de la casa de Nariño. Suena chevere, pero ¿eso va a tapar el hueco fiscal? ¿Es eso una medida seria para ayudar a los más necesitados? Claro que no, es simplemente algo que suena bonito pero que no cumple ningún objetivo: el mal llamado “populismo”. En ese mismo orden de ideas, RH propone reducir el IVA 9 puntos porcentuales. ¿De dónde va a salir la plata para cubrir lo que el estado deja de recibir? ¿Es eso responsable con las finanzas públicas? ¿No ha sido esta la principal crítica a Petro?
Como cereza en el pastel, RH no tiene pena en decir que el lugar de las mujeres es la casa. Dado que soy lejano a la causa de las luchas feministas y de reivindicación de la mujer (no quiere decir que no este de acuerdo, ojo) no quiero apropiarme de este argumento, y creo sin duda que muchas personas podrán expresarlo de manera más elocuente. Me parece sorprendente que según la última encuesta (que posee sin dudas serios sesgos) las mujeres elegirían a Rodolfo por una diferencia de casi 9 puntos porcentuales (!!!).
La coyuntura nacional es clara. A partir del 7 de agosto va a haber cambios. Hay un proyecto de cambio estructurado, con millones de veedores, por el simple hecho de ser un proyecto que tiene el nombre de Petro. Otro proyecto que suena bien, comparte mucho del proyecto de Petro, pero carece de claridad a la hora de la ejecución y contiene serias amenazas al estado de derecho. Dicho en otras palabras, ¿queremos elegir al Petro de 2010 o al de 2022?