A 12 años de la consagración de Carlos Támara en Filipinas

A 12 años de la consagración de Carlos Támara en Filipinas

El Olímpico pasó los primeros años de vida vendiendo frutas en su natal Sincelejo. Luego viajó a Barranquilla, conoció el boxeo y su vida cambió para siempre

Por: Miguel Ángel Castañeda Jiménez
enero 20, 2022
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A 12 años de la consagración de Carlos Támara en Filipinas
Foto: Marco Pérez- Mpsportimages.com

Desde pequeño aprendió a trabajar en su natal Sincelejo. Fue su padre el que le inculcó una cultura del trabajo, hasta él mismo cuando se le pregunta por su infancia se remite al pasaje bíblico que afirma que “el hombre debe trabajar para su sustento diario”. De esta manera fue que Carlos “el Olímpico” Támara pasó los primeros años de su vida, ayudando a vender en la frutera que tenía su progenitor en el centro de esa ciudad. Posteriormente, a los 13 años su familia decidió mudarse a la ciudad de Barranquilla en busca de mejorar su calidad de vida, en esta ciudad es en la que conoció el boxeo.

Al principio nunca pensó en convertirse en boxeador profesional ni mucho menos se le pasó por la cabeza la idea de llegar a ser campeón mundial, fue la defensa personal el motivo por el que Támara se inclinó por el mundo del boxeo. Con 15 años de edad el Olímpico decidió iniciar a practicar este deporte y aunque en sus primeros entrenamientos salió bastante golpeado, con el paso del tiempo mejoró bastante sus habilidades boxísticas.

En el ámbito del boxeo amateur Támara tuvo una carrera muy destacada, representó a la Selección Atlántico en numerosas competencias nacionales, quedando campeón en varias de ellas. Tampoco decepcionó cuando tuvo que representar al país en el ámbito internacional, ya que obtuvo una medalla de plata en la categoría de los 48 kilogramos en los Juegos Panamericanos realizados en Santo Domingo, República Dominicana, en 2003. Esta destacada actuación le aseguró su cupo en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, en donde se ganó su característico apodo del Olímpico.

Luego, gracias a su palmarés como boxeador amateur, a una oferta de un promotor en los Estados Unidos y al considerar que podía tener éxito de manera rápida en el ámbito profesional, sumado a la incertidumbre con respecto al apoyo económico de cara a un próximo ciclo olímpico, Támara decidió realizar el salto al profesionalismo en el año 2005.

Ya en los Estados Unidos, después realizar varias peleas como profesional, Támara tuvo un altercado con su primer promotor, por lo que tuvo que irse de la ciudad de Miami a probar suerte en New Jersey, en la que tuvo que vender pasteles en las calles y otras labores para poder sobrevivir. Es en aquel momento que aparece el entrenador puertorriqueño Butch Sánchez y el manejador Nelson Fernández, que al ver el potencial de Támara y la condición en la que se encontraba decidieron ayudarlo, brindarle comida, techo y un lugar para entrenar.

A pesar de pasar un largo tiempo sin encontrar una pelea, Támara seguía ubicado en los primeros lugares en el ranking de su división, por lo que gracias a esto surgió la oportunidad de pelear en Filipinas el día 23 de enero de 2010 por el campeonato mundial minimosca (108 libras) de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), ante el campeón reinante Brian “Hawaiian Punch” Viloria. El equipo de Viloria estaba haciendo una práctica común en el boxeo conocida como cherry-picking, en la que el lado A de una pelea elige enfrentar a un boxeador que sobre el papel no representa un gran riesgo.

Por su parte, Támara estaba atravesando un mal momento tanto en lo deportivo como en lo personal, ya que llevaba más de un año sin pelear y los dos últimos rivales que había enfrentado eran de muy bajo nivel. Además, el Olímpico estaba pasando por un proceso de divorcio y estaba en una mala situación económica, por lo que de esa pelea dependía el resto de su vida y no había otra alternativa diferente a ganar.

Ya en Filipinas en el día del pesaje, Támara estuvo por encima del peso límite de la categoría por tan solo 0.2 libras y al darse cuenta de que estaba llevando su cuerpo al máximo debido al corte de peso y aun así no poder marcar 108 libras inclusive desnudándose en la báscula, se derrumbó y empezó a llorar en la habitación del hotel.

Fue por esto que su entrenador Butch Sánchez lo consoló y llenó de motivación con la promesa de convertirse en campeón del mundo, con el propósito de recortar ese exceso de peso durante la hora extra que tiene el boxeador para volver a la báscula y así dar el peso en el tercer intento. Además, Támara nunca tuvo reparo en afirmar que durante esa ceremonia de pesaje su rival se veía mucho más fuerte, ni tampoco negó que Viloria era mucho mejor boxeador que él. Sin embargo, la determinación y el hambre de victoria que fue creciendo cada round marcó la diferencia.

En este combate que se llevó a cabo en el Cuneta Astrodome, en Pasay City, las apuestas estaban 5 a 1 a favor del campeón en lo que sobre el papel iba a ser una pelea sencilla para Viloria debido a la inactividad de Támara y a las dificultades a la hora del pesaje.

Los primeros rounds de la pelea se desenvolvieron de manera bastante táctica, Támara iba con el jab por delante con el propósito de manejar la distancia. Sin embargo, el campeón lograba esquivar estos golpes con gran habilidad y lanzar certeros contragolpes. Cuando el Olímpico decidió recurrir a intercambiar golpes en la corta distancia, Viloria fue mucho más efectivo y conectó varios puñetazos al cuerpo que afectaron notoriamente al retador.

Luego, Támara regresó al plan de los primeros rounds y volvió a tratar de controlar la distancia, pero el “Hawaiian Punch” seguía con los contragolpes que dejaron sus primeras marcas en la cara de Támara al final quinto round.

La primera mitad de la pelea estuvo marcada por el dominio del campeón. No obstante, con el paso de los asaltos e impulsado por su determinación y ganas de victoria, Támara iba creciendo en la pelea, empezó a presionar al campeón y a intercambiar y conectar cada vez más golpes en la corta distancia. A pesar de esta mejoría por parte del sincelejano, el campeón volvió a poner al retador a navegar en aguas profundas a mediados del octavo asalto con dos poderosos cruzados de izquierda que acorralaron a Támara contra las cuerdas.

Del noveno round en adelante, el Olímpico se recuperó de gran manera y continuó con su estrategia de no rehuir a los intercambios y poner presión sobre su rival, la cual le dio buenos resultados debido a que lograba conectar combinaciones de golpes en la humanidad del campeón que ya mostraba signos de cansancio. Fue en los rounds de campeonato que Támara hizo un despliegue de su gran fondo físico, debido a que desde que sonó la campana que daba inicio al onceavo asalto se abalanzó para conectar a Viloria a tal punto de dejarlo lastimado.

El último round de esta inolvidable pelea se llevó a cabo de manera bastante emotiva, ya que el campeón estaba visiblemente afectado y salió a sobrevivir los últimos 3 minutos del combate, su cansancio era tan evidente que buscaba cualquier manera posible para hacer pasar el tiempo. Sin embargo, el Olímpico, convencido de que ese era el combate de su vida y no concebía otro resultado diferente a llevarse la victoria, hizo gala de su tenacidad y siguió presionando a Viloria, que de forma desesperada conectó dos tremendos puñetazos que ni inmutaron a Támara, por lo que siguió determinado a conectar golpes a tal punto de que el referee Bruce McTaviah detuvo el combate a los 1:45 minutos del doceavo round, lo cual desató un gran júbilo en la esquina de Carlos “el Olímpico” Támara.

El sincelejano iba arriba en una y abajo en las otras dos tarjetas de puntuación de los jueces (105-104, 104-105 y 103-106) en el momento que el referee detuvo la pelea en el último asalto, para de esta manera decretar la victoria de Támara por nocaut técnico y coronar un nuevo campeón minimosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Por su parte, Viloria tuvo que ser trasladado al hospital y recibió la visita de Carlos Támara, el boxeador que acababa de arrebatarle el campeonato mundial.

Curiosamente, en el año 2016 con motivo de la velada entre Manny Pacquiao vs. Jessie Vargas en Las Vegas y gracias a la intermediación del periodista Marco Pérez del portal Boxeo De Colombia, hubo un amable reencuentro a través de una videollamada entre estos dos peleadores. Lejos de la agresividad de los golpes que intercambiaron años atrás, esta vez la cordialidad reinó en el ambiente, el “Hawaiian Punch” saludó a la fanaticada de Colombia, elogió a Támara y le deseó bendiciones y muchos éxitos en sus proyectos personales.

Después de dar la sorpresa ante Viloria, el Olímpico retó al puertorriqueño Iván Calderón para hacer una pelea de unificación, pero este combate nunca se llevó a cabo. Luego, Támara perdió el título en una defensa voluntaria en Argentina por decisión dividida ante Luis Alberto Lazarte. Posteriormente, realizó varias peleas contra rivales de la talla de Milan Melindo, hasta su último combate en 2013 contra Adrian Dimas en Perú, por ese entonces decidió colgar los guantes debido a que sabía que ya era hora del retiro.

Carlos Támara se retiró del boxeo profesional con un récord de 24 victorias, 17 por la vía del nocaut, 8 derrotas y 1 empate, con respecto a sus ocho derrotas como profesional, el sincelejano afirma no tener arrepentimientos ya que según él únicamente perdió con boxeadores de primer nivel.

Luego de su retiro, el Olímpico, en búsqueda de nuevos aires y un cambio en su vida, decidió mudarse a la ciudad de Bucaramanga para estudiar la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Educación Física en la Universidad de Pamplona, de la cual se graduó con honores en 2018, gracias a la disciplina que siempre tuvo en los estudios y a su deseo de ser entrenador y transmitir a sus pupilos las experiencias y enseñanzas que vivió adentro y afuera del cuadrilátero.

Carlos Támara, con la tranquilidad que lo caracteriza afirma que no ha perdido su esencia ni su humildad, ni que tampoco cambiaría algo si tuviese la oportunidad de hacerlo, además manifiesta constantemente estar agradecido con Dios por todo lo que le sucedió en su vida y en su carrera deportiva.

Hoy en día, Támara vive tranquilo y lleva una vida normal, está radicado en esta nueva ciudad, se volvió a casar y tiene su propio gimnasio de boxeo el cual lleva su nombre, Club Deportivo el Olímpico, que está ubicado en el sector de Cabecera. El Olímpico ahora trabaja con la filosofía de incentivar la práctica del boxeo, formar buenas personas que contribuyan a la sociedad y ayudar a desarrollar un deporte que sobrevive con las uñas en este país.

 

@MiguelKastaneda

Créditos y agradecimientos a Alfredo Pulgarín Castaño y al portal Boxeo De Colombia.

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