El pulso terminó: César Gaviria lo volvió a hacer y le entregó el aval del Partido Liberal a la Gobernación de Antioquia a uno de los principales aliados de Federico Gutiérrez. Con esta movida -que saca de la carrera por la Gobernación a Julián Bedoya- Gaviria lo vuelve a hacer, porque tal como lo hizo en las pasadas elecciones presidenciales, no dudó en entregarle el “trapo rojo” a una ficha del uribismo.
El ungido es Eugenio Prieto, un viejo conocido en la política antioqueña que va ajustando una década por fuera de las lides electorales, pues su última aspiración a título personal fue en 2014 cuando llegó al Senado con 55.407 votos empuñando los ideales de un sector conocido como el “liberalismo socialdemócrata”; sin embargo, a las pocas semanas y motivado por ciertos “lideres”, renunció para aspirar a la alcaldía de Medellín.
Pero esa campaña nunca despegó o si acaso superó el margen de error en las encuestas, de ahí que convencido de su inminente derrota, a última hora adhirió a Federico Gutiérrez y le ajustó “el centavo para llegar al peso” (Fico ganó esa elección por menos de 10 mil votos).
Ese apoyo fue premiado con una de las “joyas de la corona” en la administración de Medellín: la dirección del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Desde esa dirección Eugenio forjó una intensa amistad personal y política con Federico; fue el momento en el cual se derechizó y dejó de lado su ideario socialdemócrata.
Algo que se ratificó en las elecciones presidenciales, en las cuales, como era de esperarse, se la jugó por la aspiración de Fico desde la primera vuelta, pero en segunda, sin considerar el sentir de las auténticas bases liberales -más cercanas a Petro- , terminó apoyando a Rodolfo Hernández.
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Aunque su reencauche en la política electoral viene de la mano de ese aval del Partido Liberal, es claro que Prieto responde más a los intereses políticos de Fico que del mismísimo liberalismo; al punto, que recientemente lideró la creación de un “bloque anti-Petro”, por eso, no sorprende que César Gaviria le haya entregado el aval por encima del exsenador Julián Bedoya, un aliado del Pacto Histórico que se movió a favor de Petro desde la primera vuelta.
Paradójicamente, Bedoya pintaba como un candidato más cercano al sentir de las bases liberales, pues su apoyo a Petro y su respaldo a las reformas sociales del gobierno -por intermedio de sus dos fichas en el Congreso-, dan cuenta de cierta afinidad con un ideario socialdemócrata -como el que sostuvo Prieto en algún momento de su carrera-, así sea un clásico representante de la política tradicional.
Pero en el actual estado de cosas es claro que el gavirismo sigue siendo el vector principal del Partido Liberal, lo que se evidencia en ese poder supremo que implica otorgar avales. Y mientras Gaviria siga siendo ese el “rey” y el gobierno -a través del ministro Luis Fernando Velasco- no logre implosionar ese liderazgo monárquico, sus ungidos serán del corte de Eugenio Prieto: liberales desdibujados, anclados en la derecha y uribistas poco agazapados.
